Farmacia Betz lleva tres años de atención personalizada
Ellas son parte de los tantos trabajadores esenciales. Mañana celebran tres años de trabajo constante y un vínculo con los clientes atravesado por la confianza y la buena atención.
Celeste Fernández Sáez y Juliana Betz celebran hoy un nuevo Día del Farmacéutico, pero esta vez en un contexto particular atravesado por la pandemia. Forman parte de los tantos trabajadores esenciales que no frenaron el ritmo en medio de una cuarentena estricta donde muy pocas actividades siguieron su marcha. Consultas telefónicas, compras a distancia, el motomandados que adquirió un rol especial en estos tiempos, plataformas digitales y una atención personalizada que se mantuvo en nuevas circunstancias.
Desde la farmacia Betz que funciona en Pringles 2035, las dos socias celebrarán además los tres años de vida comercial que será mañana, también en un contexto especial aunque "con algo más de normalidad".
Celeste es quien toma la palabra para contar a EL POPULAR cómo atravesaron este 2020. "Nunca dejamos de trabajar y la verdad es que tuvimos que adaptarnos a la situación general. Hubo muchos cambios, tuvimos que empezar a trabajar utilizando la tecnología como herramienta fundamental", define la farmacéutica. Whatsapp, llamadas telefónicas y el uso de plataformas digitales marcaron un ritmo de trabajo distinto aunque mantuvo esa esencia de la Farmacia vinculada a la confianza y a una atención personal en donde lo más importante "es dar respuesta a la gente".
Así, durante los primeros meses de pandemia, con muy pocas actividades funcionando y una circulación de gente que disminuyó considerablemente "intentábamos que los clientes vinieran lo menos posible", asegura mientras destaca que permanecieron a disposición del teléfono para resolver una importante demanda.
"Trabajamos mucho con envíos a domicilio. Y quienes para no manejaban la tecnología de whatsapp, enviábamos un motomandados que, incluso, nos traía la receta. Le buscamos la vuelta a cada situación particular para dar una solución".
La forma de atención y de trabajo se vio modificada en un contexto que era desconocido y que generaba temores e incertidumbre. Y en ese cambio también se visibilizó un consumo diferente. La farmacia pasó a ser también la perfumería del barrio, aquel comercio de cercanía donde encontrar otros productos esenciales que no eran solamente medicamentos. "Se vio mucho eso. Desde shampoo, jabón, muchos otros artículos que por ahí antes no se compraban tanto en la farmacia".
En cuanto a medicamentos estrictamente, casi no hubo demanda en aquellos destinados a combatir enfermedades respiratorias, tan características en épocas de invierno. También hubo poca salida de antibióticos pediátricos donde los jarabes antigripales son altamente demandables.
Por contrapartida, aquellos productos destinados a mejorar el sueño crecieron en venta. Y esto "fue muy notorio". Otra demanda se relacionó con cuestiones odontológicas, "tuvimos consultas por dolores de muela y mucha gente tenía temor de ir a un consultorio odontológico o de acercarse a una clínica. Recibíamos consultas de todo tipo, algunas las podíamos atender y otras no porque ya se iba de lo que es nuestro terreno".
Con otro ritmo y la misma confianza
Hoy la circulación ya es otra, el ritmo de la ciudad es mayor y muchas actividades retomaron sus tareas. "Esto también se nota mucho. La gente sale más, se acerca a la farmacia siempre muy respetuosa porque mantienen el distanciamiento, si hay dos personas adentro esperan afuera para ser atendidos, y el uso del barbijo se ve en todos. Se ha normalizado bastante", analiza Celeste.
La Farmacia Betz abrió sus puertas el 2 de diciembre de 2017 en lo que fue la tradicional Farmacia Pícoli, en Pringles 2035, con un local que se presentó completamente renovado.
Allí, las socias Celeste Fernández Sáez y Juliana Betz ofrecen un importante asesoramiento, además de terapias alternativas tales como homeopatía y flores de Bach. ¿El balance de estos primeros tres años? "Muy positivo", aseguran.
Y cuentan que "la gente del barrio nos aprecia mucho y estamos muy conformes porque se ha generado un vínculo de confianza que es fundamental. Es la confianza entre cliente y farmacéutico que posibilita también poder ofrecer un buen servicio y dar respuestas siempre".
Nacida en Coronel Suárez, vivió su infancia en Saavedra y estudió en Bahía Blanca. Llegó a nuestra ciudad en 2007 y para Celeste, esta es una característica de los olavarrienses, siempre recuerda que cuando llegó "la gente me miraba y me decía: ''¿no sos de acá no?'' Y enseguida se ofrecían si necesitaba. Eso es algo que me pasó acá, en Olavarría".
Aunque la farmacia es de las más nuevas que hay en la ciudad, Celeste lleva 14 años de trayectoria en el rubro. Sus primeros pasos los dio como empleada de la farmacia del Centro de Empleados de Comercio (CECO). Juliana lleva unos 6 años en esta profesión de la salud y también pasó por la farmacia de Coronel Suárez entre Vicente López y Rivadavia, aunque no compartieron la misma época.
Lo cierto es que el fondo de comercio se había puesto a la venta y allí se encontraron ambas farmacéuticas con el mismo impulso: abrir su propia farmacia. Se asociaron y encararon juntas este camino. Juntas como desde hace tres años, hoy celebran su día junto con muchos otros colegas que -a la distancia- tendrán un festejo especial en el marco de una actividad que nunca frenó, aun en las más delicadas circunstancias.
La fecha
La historia de la farmacia y el farmacéutico en el país se remonta a la época colonial. Se llamaban boticas, donde los primeros médicos que vinieron a esta parte de América preparaban los remedios que aconsejaban. Así figura en el acta del 24 de enero de 1605 del Cabildo de Buenos Aires, donde se consigna que el vecindario debía pagar al primer cirujano que solicitó se le recibiese como tal, don Manuel Alvarez, la suma de cuatrocientos pesos al año, más el importe de las medicinas y ungüentos que suministraba a los enfermos de la población.
Si bien Buenos Aires debió aguardar 25 años desde su segunda fundación para que el Cabildo considerara la primera presentación de un profesional titulado ofreciendo prestar sus servicios médicos; la espera de una gestión análoga proveniente de un boticario se hizo esperar casi dos siglos: recién se encuentra en los acuerdos del año 1770. Fue iniciada por Don Agustín Pica, a quien se lo considera como el primer boticario laico que solicitó del Cabildo autorización para ejercer su profesión en Buenos Aires.
En 1782, en el virreinato de las Provincias del Río de la Plata, no había menos de 31 boticas establecidas y 4 botiquines. De ellos 16 y 3 botiquines se hallaban en tierra argentina, 11 boticas y un botiquín en Bolivia, y 4 boticas en el Uruguay.
Para afianzar la tarea profesional, en 1935 se consolidó la creación de la COFA (Confederación Farmacéutica Argentina), luego de varios años de trabajo. Los delegados de las entidades representativas de los profesionales venían desde el primer cuarto de siglo proponiendo la constitución de la Confederación y se declara al 12 de octubre Día de los Farmacéuticos y de la Farmacia Argentina.
Sin embargo, se celebra el 1 de diciembre porque en el primer Congreso Panamericano de Farmacia realizado en La Habana, Cuba, en el año 1948, se firmó la resolución que consagra esa fecha como Día Panamericano de la Farmacia, en conmemoración de aquel Congreso y en homenaje a los farmacéuticos de las tres Américas.
Homenaje
Desde el Colegio de Farmacéuticos de Olavarría homenajean a quienes son parte de esta actividad tan esencial. Así, en el marco de la pandemia decidieron compartir la letra de la canción "Cruz Verde de Vida", interpretada por India Martínez y cuya composición que pone en valor a los farmacéuticos frente al Covid 19.
"Hoy te veo luchando una vez más, eres el que no se rendirá
La llamada que me ayuda ante un problema
En primera línea de batalla, sé que tú me entiendes sin hablar
Esa voz tan familiar que me consuela
A quien busco primero, mi mejor consejero
Un escudo ante el frío y el sol
Sos la eterna sonrisa, sos la luz que no duerme
Quien me calla la herida aunque haya un río de gente
Sabes bien quién soy yo, me ayudaste a ser fuerte
A conocerme mejor, a recobrar el valor
Sos la voz que me guía cuando el miedo me puede
La cruz verde de vida, una razón de Alegría".