La fecha establecida para las audiencias fue entre el 4 y el 7 de octubre del año próximo, y el juicio tendrá como sede el Tribunal Oral en lo Criminal Nº 2 del Departamento Judicial de Azul, que preside la jueza María Alejandra Raverta. En el debate estarán sentados en el banquillo de los acusados Claudio Daniel Ibarra, alias "Chaco", de 41 años, y Anabella María José Landalde, de 23 años. Las imputaciones en su contra fueron calificadas como "homicidio doblemente agravado por el uso de arma de fuego y por su comisión con alevosía".

Carlos Roberto Cordero, un militar retirado de 60 años, desapareció en la mañana del 26 de junio de 2019, luego de que se retirara del comercio de un amigo. Sus restos fueron hallados el sábado 6 de julio de 2019 en el santuario del Gauchito Gil, en Ruta 226 e Ituzaingó. Estaba descuartizado y carbonizado, y fue tal el estado de desfiguración del cuerpo que recién dos meses más tarde se logró confirmar su identidad a través de un estudio de ADN.

A pesar de que pasaron 10 días entre la desaparición de la víctima y el hallazgo de su cuerpo por un vecino que se acercó a ese lugar para alimentar a los perros que viven allí, para los investigadores Cordero fue asesinado en horas del mediodía del miércoles 26 en la vivienda de Pourtalé al 2200 donde convivían los asesinos. "Una vez en el interior del inmueble, maniataron a la víctima, quien quedó así en total estado de indefensión y actuando sobre seguro, Ibarra mediante la utilización de un arma de fuego tipo escopeta le efectuó al menos un disparo a muy corta distancia en la zona del maxilar izquierdo, produciéndole de ese modo la muerte", se refirió desde la Unidad Funcional de Instrucción Nº 4 en la requisitoria de elevación a juicio.

La fiscal María Paula Serrano enumeró una serie de elementos que ubicaban también a Ibarra Arrieta en momentos en que circulaba en el automóvil de la víctima el día de su desaparición. El vehículo fue encontrado incendiado la madrugada siguiente en calle 5 y avenida Colón. Además expuso que el homicida "descuartizó el cuerpo de la víctima en fecha aún indeterminada y se descartó de sus restos en la madrugada del día 6 de julio de 2019 en las cercanías del santuario al Gauchito Gil".

Acerca de las circunstancias que cruzaron a Cordero con los asesinos, la fiscalía reconstruyó a través de testimonios y de pericias telefónicas que la víctima arribó a la vivienda de Pourtalé al 2200 luego de que acordara una cita sexual con Landalde. La joven e Ibarra Arrieta tenían una modalidad delictiva que consistían en "citar a sus víctimas simulando un encuentro sexual y aprovechar la ocasión parea despojarlos de sus pertenencias, agrediéndolos si fuera necesario para consumar su plan". Se presume así que Cordero se habría resistido a este ataque, lo que derivó en su homicidio.

Fotografías y pericias

En la requisitoria de elevación a juicio desde la fiscalía se expuso que en el teléfono celular de los acusados por el crimen, a través del cual se contactaron con Cordero y lo citaron a la vivienda de calle Pourtalé, recuperaron dos fotografías que se habían sido eliminadas.

En las imágenes se "observa en particular a Ibarra sosteniendo un arma de fuego del tipo escopeta posando junto a la víctima -quien se vé ensangrentado, en posición decúbito lateral recostado en el suelo y con las manos atadas en su espalda, ( lo que denota el total estado de indefensión de Cordero y la imposibilidad de resistirse a su agresor) vistiendo las ropas que llevaba al retirarse de su domicilio esa mañana-".

Las fotografías se tomaron "la misma mañana de su desaparición, pero ya aparentemente sin vida, siendo las 13.42 horas el momento en que la fotografía es tomada por otra persona, muy probablemente por Anabella María Jose Landalde, atento a que del análisis de dicho aparato han surgido otras fotografías que los ubican juntos en distintos horarios, ese día 26 de junio a Landalde, Ibarra y la hija de en ese entonces dos años que poseen en común, tanto en uno como en otro de los dos domicilios que alternaban sobre calle Pourtalé". La otra vivienda, en la que fue detenido en la tarde del 6 de julio el "Chaco" Ibarra, se ubicaba en Pourtalé al 2300.

Dos días después de la desaparición de Cordero se realizó un allanamiento en el domicilio donde fue asesinado, y fueron los perros rastreadores que focalizaron la búsqueda en el fondo del terreno de la vivienda. Allí "hallaron rastros de Carlos Cordero o de alguna prenda contaminada por transferencia de partículas de su olor, sobre un montículo de elementos varios como prendas de vestir y el elástico de un colchón que se hallaban (…) quemados evidentemente en momentos antes de realizarse la diligencia de allanamiento".

"Es decir, a 48 horas de denunciada la desaparición de Carlos Cordero, los perros especializados en búsqueda de personas fallecidas detectaron su presencia en el que después se determinaría fue la escena del crimen", agrega la fiscalía. En la requisitoria no existen precisiones sobre dónde estuvo el cuerpo entre el día del homicidio y cuando fue hallado en el santuario del Gauchito Gil.