La localidad de Sierras Bayas volvió a ser sede de un importante encuentro de la comunidad de descendientes de inmigrantes checos y eslovacos de la localidad. El motivo de la reunión fue recibir una nueva visita de funcionarios del gobierno eslovaco, en esta oportunidad representantes de la Oficina de Residentes Eslovacos en el Extranjero, su presidente Milan Jan Pilip y Pavel Meleg, quienes se encuentran recorriendo colectividades de eslovacos de América Latina, y que llegaron acompañados del embajador eslovaco en la Argentina, Ratislav Hindicky.

En esta serie de encuentros, el objetivo de los funcionarios llegados desde Eslovaquia es estrechar -en forma personal- lazos con las diferentes grupos de emigrantes y sus descendientes y difundir el rol que cumple la Oficina de Residentes Eslovacos en el Exterior, en especial el estatus y los derechos que tienen los eslovacos y sus descendientes radicados fuera de las fronteras del país centroeuropeo.

Este encuentro tuvo una significado especial porque significó la primera reunión pospandemia de integrantes de diferentes generaciones de la colectividad (residentes en Sierras Bayas, Villa Alfredo Fortabat y Olavarría) y allí los concurrentes compartieron un almuerzo criollo integrado por chorizo y asado con ensaladas. Tanto en la comida como en el resto de la tarde, en este reencuentro tuvieron lugar amenas charlas de recuerdos familiares de las primeras generaciones llegadas, anécdotas de padres y abuelos y evocaciones de una Sierras Bayas de hace varias décadas, y también de las vivencias de sierrabayenses que viajaron a Eslovaquia a conocer dicho país y encontrarse con familiares que residen allí.

En ese sentido debe tenerse en cuenta que la Argentina es el país latinoamericano con mayor cantidad de emigrantes eslovacos, y Sierras Bayas es una de las localidades con mayor número de familias descendientes de ese país y de Chequia (República Checa); en los últimos años fallecieron los dos últimos inmigrantes eslovacos (Juan Trnavsky y Esteban Simkovic) y ahora la primera generación de descendientes nacidos en el país ha tomado la posta de la colectividad en este recambio generacional.

El encuentro del martes último se concretó en La Calera 1888, en cuyo frente las banderas de Eslovaquia y de Sierras Bayas recibían a los concurrentes. En tanto, el salón de La Calera -revestido en su interior y exterior con piedra de la zona- estuvo elegantemente decorado con las banderas de Eslovaquia y Chequia en sus paredes y las mesa lucieron souvenires realizados con hojas de eucalipto y una tarjeta que incluía con las banderas eslovaca y argentina y la palabra "Vitaj" ("bienvenido" en eslovaco).

En su discurso en español, el embajador Ratislav Hindicky señaló que "desde mi última visita pasaron algo más de dos años. Esta vez yo acompaño al presidente de la Oficina de Residentes Eslovacos en el Extranjero y a uno de sus colaboradores, que están recorriendo las colectividades eslovacas y que han visitado Buenos Aires, Berisso y Montevideo, hoy estamos aquí, y luego iremos a Córdoba y a la provincia de Chaco, en Roque Sáenz Peña y Resistencia. Me alegra mucho de verlos a todos aquí presentes, que han venido a compartir estos momentos de la visita. Estamos abiertos a charlar con todos ustedes sobre su inquietudes o consultas que tienen. Y también que nos cuenten sobre ustedes y sus actividades, que hasta hace poco la Oficina no sabía sobre ustedes; queremos que nos cuenten cómo llegaron, sobre sus historias de vida y familiares que son muy importantes que conozcamos".

Por su parte, Milan Jan Pilip -en eslovaco y con traducción realizada por el embajador- expresó "me da mucho gusto estar con todos ustedes. Yo siempre digo que Eslovaquia no se limita a sus fronteras dentro de los mapas, sino que se extiende a todos los lugares del mundo donde viven descendientes de eslovacos y que tienen a Eslovaquia en su corazón. Nuestras colectividades que viven en el continente americano viven en estados que prácticamente son formados en gran parte por inmigrantes. En estos países, cada uno tiene también su identidad de dónde provienen, también como todos ustedes que sienten que llegaron de alguna parte, a través de sus antepasados, y que son prácticamente parte de esa colectividad. Siento que pasamos la mitad del globo de la Tierra y encontramos aquí personas con las que nos sentimos como en casa. La función de nuestra Oficina es apoyar a los eslovacos que viven en el extranjero y esperamos de este encuentro establecer algunos vínculos y contactos de trabajo, y recibir mucha información de ustedes sobre su vida, sus historias y sus planes".

Luego Pavel Meleg, también integrante de la Oficina de Residentes Eslovacos en el Extranjero, brindó una charla explicativa señalando que "según la declaración de nuestro Consejo Nacional ustedes representan parte de nuestra nación y de esta manera tienen ciertos derechos. Con base en esa declaración se creó una ley, dedicada sólo a los eslovacos que viven en el exterior. La Oficina trabaja en la política estatal para los eslovacos que residen en el exterior y estamos por presentar al gobierno en una nueva propuesta en ese sentido. Nuestra Oficina decide sobre la emisión de certificados de eslovacos que viven en el extranjero; este certificado se otorga a los descendientes de emigrantes y da casi los mismos derechos que tienen los ciudadanos que viven en Eslovaquia, con excepción de votar. Con dicho certificado pueden viajar a Eslovaquia, residir, trabajar y concurrir a la escuela, y después de tres años de residir en Eslovaquia pueden pedir la ciudadanía". También dio detalles sobre sistemas de becas estudiantiles con los que cuenta Eslovaquia para extranjeros.

Uno de los momentos más emotivos de la tarde se produjo en ese momento, cuando al brindar distintos datos e informaciones sobre Eslovaquia, Meleg se refirió al himno del país; allí, Nelly Ñuñuk de Mazza -una de las descendientes de mayor edad presentes (84 años), que fue profesora del idioma eslovaco en Sierras Bayas y muy querida por la colectividad- comenzó a cantar a capella el himno eslovaco en su idioma original, provocando la sorpresa de los visitantes y la emoción a flor de piel de todos los presentes.

Finalmente, como actividad final, los visitantes concurrieron al Monumento de los Checoslovacos, ubicado en el Parque de la Bicisenda y que homenajea a la colectividad sierrabayense.

El grupo sierrabayense de organizador del encuentro del martes -que estuvo encabezado por el referente de los descendientes eslovacos Raúl Cernak y su hija Noely- expresó su agradecimiento por la colaboración brindada para la realización del mismo "a las empresas Zito y Priola, Transportes MJM, Calera Polcecal, Minera Tandil, Artesanías de Alan Cernak y al hermoso grupo humano de La Calera 1888 encabezado por Cecilia Alves".