Otra cuestión que valora es que "perdí el miedo a lo que significa un torneo Future: juegan flacos como yo y que les puedo ganar".

"Lo positivo es ver el nivel y cómo me manejaba yo en esas situaciones; ganar y perder partidos, y cómo reaccionaba a eso; cómo estaba físicamente para mejorar. Pero sobre todo para sumar experiencia y en la próxima achicar márgenes, porque era mi primera experiencia en muchas cuestiones", sintetiza el joven, que tiene 19 años, y durante ocho semanas participó de torneos en Túnez y Egipto.

A nivel deportivo, la primera contra fue la superficie. "Nosotros estamos acostumbrados al polvo de ladrillo y ahí eran todas canchas de cemento donde los puntos son cortos y son rápidos, y hay que sacar muy bien, que nosotros no hacemos tanto. Es muy diferente", apunta.

"Lo que nos falta para jugar en este tipo de superficies lo suplimos con la garra que le ponemos a cada punto: metemos en cada punto y la luchamos en cada pelota, y eso nos sirve para acortar distancia. Ellos son jugadores grandes que le pegan muy fuerte", compara, y dice que igualmente "nos adaptamos bastante bien".

"Se nota que ellos tienen mucho más ritmo que nosotros. Ellos juegan como si fuera un partido más, porque para los europeos es fácil ir a Túnez, están a dos horas, y si pierden se vuelven a sus casas. "Nosotros estamos en el otro lado del mundo y nos cuesta llegar mucho allá que a ellos. Cada vez que perdés, pensás en qué pasó, es todo un sacrificio", devela. "Ellos pierden y saben que a la semana tienen otra posibilidad. Nosotros fuimos sabiendo que sólo teníamos 8 torneos", compara.

Gino Romano decidió emprender la aventura para sumar experiencia y con la posibilidad de obtener puntos para el ranking internacional.

Otra vez en la charla aparece la palabra "sacrificio" y vaya si lo tuvo que hacer este juvenil surgido en la Escuela de Tenis de Ingeniero Jorge Newbery. "No me costó, porque el objetivo lo tengo claro. Si quiero ser profesional tengo que viajar al otro lado del mundo, y sé que en algún momento voy a tener que estar más tiempo lejos de todo", cuenta.

"Se ponía duro cuando perdía porque estás solo en la nada misma, no entendés el idioma, hay cosas completamente distintas a las nuestras y te preguntás ‘qué hago acá’. Pero es un rato y se pasa, pero es duro porque estás toda la semana entrenando", devela. El apoyo de su mamá, su hermana y su novia, al menos vía telefónica, le dio el ánimo para seguir con su propósito.

Pero más allá del tenis, Gino pudo disfrutar de otras cosas y sorprenderse con la diferencia cultural. "En Túnez las mujeres están tapadas todo el tiempo, incluso cuando juegan o entran al mar; comen a las 6 de la tarde y hay un millón de costumbres diferentes a las nuestras. Eso fue lo que no me gustó. En Egipto tuve la posibilidad de conocer las Pirámides y me acordaba cuando estaba en la secundaria que lo estudiábamos y no me imaginé nunca estar cerca", repasa sobre lo lindo y lo feo que vivió.

Valora además la posibilidad de haber compartido tiempo con jugadores de distintos puntos del mundo, poder intercambiar historias de vida y pareceres. "Lo lindo del tenis es que estamos todos luchándola y son buenas personas. Como todos estamos en la misma te entienden y si te ven mal te dan una mano para tranquilizarte o darte experiencia", comenta.

En los dos meses de gira, Gino Romano vivió distintos momentos. Desde medirse con un tenista con ranking ATP, tener que abandonar un partido por una intoxicación gástrica o no poder estar al máximo de su potencial por problemas físico. Todo le suma experiencia y la valora. "Te ayuda mucho a la cabeza", resume.

Gino está nuevamente en la Argentina y tuvo algunos días para volver a La Madrid. Pero ya pone proa nuevamente a sus metas, viajó a la Ciudad Autónoma de Buenos Aires para entrenarse y comenzar a jugar torneos nacionales e internacionales. También para estudiar.

"La idea es seguir jugando Futures y planificar para el año que viene alguna otra gira. En el tenis tenés que planificar según tu nivel y la confianza que te da jugar", menciona.

"La cabeza es todo en este deporte. Puedo entrenar de igual a igual con alguien, pero después entrás a la cancha y ahí son los momentos clave. Hay que jugar mucho, sacarse los miedos y entrar en confianza para entender que lo que tengo que hacer es jugar lo que vos hacés y animarme", cierra Romano.