Hábitos perjudiciales para la piel
Fumar: Las razones para dejar de fumar son múltiples y existen numerosas investigaciones que demuestran que fumar acelera el envejecimiento prematuro de la piel. Con el paso del tiempo, los fumadores son más propensos a tener sequedad en la piel, pigmentación irregular, ojos hundidos, mandíbula flácida, y arrugas y surcos faciales profundos. "Se ha observado que la piel de los fumadores de 40 años se asemeja a la de los adultos no fumadores de 70 años", escribieron los autores de una investigación de amplio alcance mundial.
Fumar también retrasa la capacidad del organismo para curarse a sí mismo y aumenta la posibilidad de contraer una infección en la piel y una inflamación generalizada en el cuerpo, advierte la Dra. Heather Holahan, dermatóloga en UNC Health.
Al mismo tiempo, los carcinógenos del humo del cigarrillo aumentan notablemente el riesgo de contraer diversos tipos de cáncer, incluido el cáncer de piel.
Exfoliar en exceso: La exfoliación moderada puede ser algo favorable para la piel, ya que elimina las células secas y muertas para revelar una piel radiante y juvenil. Sin embargo, los dermatólogos sostienen que muchas personas se frotan demasiado fuerte o se exfolian con demasiada frecuencia, lo que puede deteriorar la barrera protectora del cuerpo.
La exfoliación excesiva produce inflamación, sequedad, irritación y pequeñas fisuras en la piel. También puede contribuir a la aparición de brotes. Además, dado que la piel se torna más gruesa frente a los traumatismos, un exceso de exfoliación puede opacar y descamar la piel con el paso del tiempo.
Si te exfolias con regularidad y tu piel no mejora, limitá la frecuencia de estos tratamientos a una vez por semana y disminuye la intensidad de la exfoliación. También se puede probar un exfoliante químico que contenga ingredientes como alfa y beta hidroxiácidos, que disuelven suavemente las células muertas de la piel.
Comprar productos con fragancias y colorantes: Muchas personas prefieren los jabones y las lociones con aromas intensos, pero los productos que utilizaban cuando eran más jóvenes pueden comenzar a producir sarpullidos e irritaciones con la edad, ya que la piel se vuelve más delgada y sensible. Las fragancias, los colorantes y otras sustancias químicas artificiales también acentúan la sequedad.
Si se suele tener la piel seca, hay que optar por jabones o limpiadores sin fragancias indicados para la piel sensible, y utiliza también detergentes y lavavajillas sin aditivos ni irritantes. Para retener la humedad, aplica una loción o una crema hidratante sin fragancias cada vez que te laves las manos o la cara.
Beber alcohol: El alcohol deshidrata la piel, lo cual hace que las arrugas sean más visibles. Además, se ha vinculado con la formación de bolsas debajo de los ojos, la pérdida de volumen en la zona central del rostro y el aumento del rubor o enrojecimiento. El consumo de alcohol también aumenta el riesgo de que aparezcan acné y rosácea, y las investigaciones demuestran que incluso puede aumentar la susceptibilidad al cáncer de piel.
Pellizcar y rascar la piel: Rascarse y pellizcar las picaduras de insectos, las costras, los granos y otras protuberancias de la piel es algo natural, pero puede producir una infección o dejar una cicatriz permanente, afirman los dermatólogos.
Este hábito también dificulta el diagnóstico médico cuando surgen problemas. Si pellizcas algo y queda una costra de sangre gruesa, tendré que tomar una muestra mucho más profunda para enviarla al patólogo, y acabarás con una cicatriz más grande.
Las duchas y baños calientes: Muchos adultos mayores tienen la piel seca y agrietada en el invierno. Tomar una ducha o un baño de vapor caliente puede parecer terapéutico, pero también puede agravar el problema. Te sentís bien en el momento, pero a la larga, el calor reseca la piel y acentúa la comezón.
Lo mejor es tomar una ducha tibia rápida y asegurarse de usar un jabón o un limpiador corporal suave y sin fragancias. Si la piel está demasiado seca, se puede considerar usar jabón solo en los pliegues de la piel y otras áreas que tienden a desprender olor y no en todo el cuerpo.