Es que septiembre terminó con más de un millón de muertes por coronavirus en el mundo y eso obliga a nuevos esfuerzos para contener la pandemia, lo que significa desalentar las grandes reuniones, el compartir comida y los viajes tan típicos de este tiempo.

Ahora bien, ¿cuál es el origen de esta "noche de brujas"?

Se trata de una fiesta de origen pagano que se celebra la noche del 31 de octubre, víspera del Día de Todos los Santos (su versión cristiana), y que tiene sus raíces en el antiguo festival celta conocido como Samhain (pronunciado "sow-in"), que significa "fin del verano" y se celebraba al finalizar la temporada de cosechas en Irlanda para dar comienzo al "año nuevo celta", coincidiendo con el solsticio de otoño.

Durante esa noche se creía que los espíritus de los difuntos caminaban entre los vivos, y se realizaban fiestas y ritos sagrados que incluían la comunicación con los muertos. Además, era habitual colocar una vela encendida en las ventanas para que los muertos "encontrasen su camino".

Esta es una tradición primordialmente celta, por lo que se celebra en países anglosajones como Irlanda, Canadá, Australia, Inglaterra y Estados Unidos, teniendo éste último la mayor difusión mediática y cultural de la fiesta, debido a la transmisión de usos y costumbres de los inmigrantes irlandeses. Su celebración se ha extendido a otros países como México y Colombia.

En la Argentina, aun cuando hay muchos detractores de incorporar esta fiesta norteamericana a nuestras costumbres, lo cierto es que cada vez son más los que celebran la tradición. Así, por ejemplo, muchos establecimientos educativos de nivel inicial y primario utilizarán el Zoom para convertir a los niños en protagonistas con disfraces de brujas, vampiros, telarañas, monstruos, hadas, superhéroes y toda clase de disfraces que la imaginación o la economía permitan.