El pasado martes 13 y el miércoles 21 último ocurrieron dos peleas entre presos en la cárcel de máxima seguridad de Sierra Chica que provocaron la muerte de dos reclusos, de entre 20 y 30 años. En ambos casos se iniciaron investigaciones por los homicidios, por parte de la Unidad Funcional de Instrucción Nº 19 de Olavarría.

Ante estos casos, integrantes del Proyecto Interdisciplinario Orientado (PIO) "Vida cotidiana y acceso a derechos en la cárcel", que depende de la Secretaría de Ciencia, Arte y Tecnología de la Unicén refirieron que "este tipo de acontecimientos nos interpelan, nos duelen. Por eso mismo nos parece necesario no llamarnos a silencio y poder presentar algunas reflexiones colectivas sobre este tipo de situaciones que, a diferencia de lo que deseamos, no son excepcionales".

"Como docentes, investigadorxs y extensionistas de la Unicén, trabajamos de forma sostenida para contribuir al acceso a sus derechos por parte de la población que se encuentra en contextos de privación de la libertad; para colaborar desde nuestro lugar a mejorar las condiciones de su vida cotidiana", agregaron en el comunicado.

"Como sociedad no podemos naturalizar estos hechos de violencia y de vulneración del derecho a la vida. El aumento de la conflictividad en los lugares de detención es una realidad, y como tal debe ser debidamente abordada desde los organismos competentes", agregaron en la publicación titulada "El encierro en el encierro: la violencia como respuesta".

La pandemia

Además, expusieron que producto de la emergencia sanitaria por el Covid-19 se tomaron medidas de confinamiento y restricciones en las unidades penitenciarias que tornó al encierro aún más restringido. Se preguntaron así "¿Cómo sobrellevar este aislamiento en un contexto de sobrepoblación, hacinamiento y vulnerabilidad de derechos? ¿Pueden escindirse estas condiciones de habitabilidad y la falta de respuestas por parte de la justicia del aumento sostenido de la violencia intramuros?"

Detallaron luego una serie de situaciones que se dan intramuros, como lo son el hacinamiento, una sobrepoblación de más del 110 por ciento, "la falta de asistencia en salud y atención psíquica, las malas condiciones de alimentación, la falta de acceso a la educación, el trabajo y el esparcimiento de modo regular, en conjunción con la falta de elementos de higiene y sanitización".

A este contexto sumaron "al miedo de posibles contagios –miedo exacerbado en un ámbito caracterizado por la sobrepoblación y el hacinamiento, lo que amplifica la circulación del virus-, y la falta de contacto con sus seres queridos, (lo que) ha logrado que en la prolongación del encierro en el encierro hayan crecido las situaciones de violencia intramuros."

Finalmente, refirieron que "de nada sirve responder a la violencia institucional con más violencia. Por eso mismo, es necesario visibilizar la realidad en las cárceles; y poner en debate la necesidad de dar respuestas, reconfigurar los escenarios de violencia, ofreciendo a les detenides nuevas oportunidades y otros horizontes en este marco de encierro y aislamiento. Es urgente, hoy como ayer, repensar las condiciones de vida de las personas privadas de su libertad. Estamos convencides que estas muertes podrían haberse evitado".

Días atrás desde la Comisión Provincial de la Memoria solicitaron la vacunación de las personas que se encuentran detenidas. "Al día de hoy, la situación de contagio en las cárceles bonaerenses es bastante difícil de calcular porque la información no ha sido ni rigurosa ni completa: hasta el 12 de marzo de este año, se habían realizado sólo 345 hisopados en las unidades penales", lo que significaría, en una población de más de 44 mil detenidos, que ese número de testeo representa una tasa de 9 hisopados cada 1.000 personas. Agregaron además que el complejo de Sierra Chica, con más de 3 mil detenidos, cuenta "apenas con un médico de guardia, dos o tres días por semana".