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"Hacer memoria" es pasar por el corazón los acontecimientos de nuestra vida y la vida compartida con nuestros familiares, amigos y conocidos. En este día de la Fiesta de Nuestra Señora de Luján "hacemos memoria" del milagro: ella quiso quedarse entre nosotros, en nuestro pueblo, es " nuestra patroncita".

Su imagen original es pequeña y sencilla, de unos 38 cm de altura, realizada en arcilla cocida y representativa de la Inmaculada Concepción. Ella convoca las mayores manifestaciones de fe de la Argentina. Es considerada como uno de los símbolos de la cultura de nuestro país.

Hacemos memoria también de la peregrinación virtual al Santuario del año pasado donde "se sumó" como peregrino nuestro papa Francisco: "Los acompaño, desde aquí peregrino con ustedes a Luján como lo hacía cuando estaba allá. Estamos haciendo de manera virtual esta Peregrinación Juvenil a Luján tristes y apesadumbrados por todos los problemas que se están generando continuamente. La gente que sufre, enferma, tantos muertos y tantos problemas que pesan en el corazón nuestro. Sin embargo, tengamos esperanza, miremos a la Virgen y digamos juntos: Madre, queremos seguir adelante. Madre, abrázanos. Le pido a Ella que nos cuide a todos y nos dé su ternura de Madre para seguir caminando".

Hacemos memoria del negrito Manuel, el fiel custodio que dijo de sí mismo: "Soy de la Virgen nomás" con la ternura de un hombre que libremente eligió ser de ella 56 años. Pasó amándola, limpiándole los pies cuando dice que ella salía a cuidar de sus hijos por la noche, sirvió a su "Ama" y "Señora" hasta su muerte, en 1686. Qué él interceda por nuestro pueblo argentino por el fin de la pandemia, que nos ayude a ser siempre más de la Virgen Gaucha a cuidarla en nuestro corazón y en nuestros hogares.

Hacemos memoria de tantos hombres y mujeres que han llegado y llegan hasta el Santuario a confiarle a la Madre sus dificultades y sus anhelos; sus deseos de perdonar y de ser perdonados; sus crisis y frustraciones pero también su confianza en que, entre las manos pequeñitas de la Virgen Gaucha quedó el ruego y, desde su corazón al nuestro llegó la calma, el remanso de un llanto de paz, de consuelo y de esperanza porque experimentamos el calor de su manto que una vez más nos cobija.

(*) Misionera de la Inmaculada Padre Kolbe, Olavarría.