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La Inmaculada Concepción de la Santísima Virgen María, conocida también como la Purísima Concepción, es un dogma de la Iglesia católica decretado en 1854 que sostiene que la Virgen María estuvo libre del pecado original desde el primer momento de su concepción por los méritos de su hijo Jesucristo; se celebra el 8 de diciembre.

El amor a María, en la expresión popular, «inventó» numerosas formas de tratarla y honrarla. Será el obsequio de una flor; una jaculatoria: "Causa de nuestra alegría", el rezo del Ave María… El pueblo cristiano, por inspiración del Espíritu Santo, sabe llegar a Dios a través de su Madre y expresar una fe viva, que lleva al amor y se traduce en filial devoción.

Esta solemnidad acaece: "…en medio del Adviento, nuestra mirada es atraída por la belleza de la Madre de Jesús y Madre nuestra celebrándola en el misterio de su Inmaculada Concepción. Con gran alegría la Iglesia la contempla «llena de gracia» (Lc 1, 28), y nosotros la saludamos todos juntos: «llena de gracia». Digamos tres veces: «Llena de gracia». ¡Llena de gracia! ¡Llena de gracia! ¡Llena de gracia! (Papa Francisco). Esta explosión de alegría se vivió en la Plaza de San Pedro, el II Domingo de Adviento, el 8 de diciembre de 2013 durante el rezo del Ángelus.

Con san Maximiliano Kolbe nos dirigimos a Ella: "¡Dime quién eres, Inmaculada!" Y la fe nos responde: es una criatura preciosa elegida por Dios. "En esta fiesta, contemplando a nuestra Madre Inmaculada, reconozcamos también nuestro destino verdadero, nuestra vocación más profunda: ser amados, ser transformados por el amor. Mirémosla y dejémonos mirar por ella, porque es nuestra Madre y nos quiere mucho; dejémonos mirar por ella para aprender a ser más humildes, y también más valientes en el seguimiento de la Palabra de Dios; para acoger el tierno abrazo de su Hijo Jesús, un abrazo que nos da vida, esperanza y paz". (Papa Francisco).

¿Cómo viviremos su Fiesta y la continuidad para prepararnos a la Navidad? "Honra a María con la oración. Invocala sin cansarte con actos de amor, de ofrecimiento, pedidos de ayuda, en el dolor, en los tiempos favorables, o adversos, con el agradecimiento en la alegría, ¿Cuánto? Mil y mil veces al día. "Te necesito. Ayúdame, todo por amor a Ti. Te amo Salva a los que amo, a quienes tienen necesidad de Ti, a los que piden mi oración". (Padre Luis Faccenda, "Y la recibió en su casa").

(*) Misionera de la Inmaculada Padre Kolbe, Olavarría.