"La idea es instruirse y poder hacer un intercambio de educación no formal y así enriquecer la enseñanza. Los jóvenes invierten parte de sus vidas trabajando en sus propias comunidades y en otras creando espacios de recreación, haciendo escuelas de higiene y techo. Este encuentro sirve para que ellos conozcan y sean facilitadores de estas experiencias", contó Richard Agüero, uno de los coordinadores.

En total fueron 26 jóvenes que llegaron desde distintas comunidades de Paraná, Rosario, La Plata, Capital Federal y San Luis; representantes de comunidades nativas de Misiones, Formosa, Mendoza, Jujuy y Santa Fe.

"Wichi La Pak" nació hace casi dos décadas. Toma contacto con las distintas comunidades nativas distribuidas en la Argentina y otros países de Sudamérica, y realizan trabajos en salud, educación y techo. Concurren con distintos equipos a la zona de intervención y toman contacto con los locales a lo largo de un tiempo en el que conviven con ellos.

El sábado, en el Complejo Cultural compartieron un espacio donde presentaron parte de su labor y de la cultura de los diversos grupos.

"El trabajo sigue como lo hemos hecho siempre. Estamos en diversas comunidades trabajando en educación intercultural para que la gente se forme y pueda salir adelante. En el área de techo vamos a viajar a Perú para, en la comunidad de Alto Chichirene, vamos a construir el primer baño; todo lo que recaudamos es destinado a esta obra. En el área de Salud comenzamos con el proyecto "Ayelén" para trabajar con profesionales de distintas áreas para contactarse con personas con discapacidad", describió Agüero.

¿Cómo es el encuentro cultural?

Los integrantes de la ONG "Wichi La Pak" llevan su trabajo a distintas comunidades nativas de Argentina, Perú y Brasil. Cuando llegan a un lugar se adaptan a las costumbres y luego sí empiezan a concretar sus proyectos.

Richar Agüero detalló que "en misionología el llegar a un sitio se denomina el barnizaje de la cultura, la escala de valores y la cosmovisión".

"Cuando llegamos a un lugar debemos aggiornarnos a ese entorno y si por ejemplo viven en ranchos, nosotros también, comemos lo que ellos comen y copiamos sus costumbres hasta que somos aceptados. Allí vemos y compartimos la escala de valores que tiene la comunidad que es distinta a la de las ciudades; cada cultura tiene su propia escala de valores. Finalmente vemos su manera de ver del mundo", describió.

Cuando llegan a esa etapa comienza sí la etapa de cambios. "Si nos construyen una cama o una casa es porque quieren que estemos y eso nos da la posibilidad de sumar nuestras costumbres y cambiar algunas cuestiones para mejorar su vida", sumó.

"No irrumpimos en su cultura sino que nos aggiornamos, la entendemos, y a partir de ahí empiezan los cambios que van a redundar en el beneficio de sus vidas", concluyó Agüero.