Ahora bien, si la segunda se usa como contenedor de basura, por ejemplo, la de papel sale perdiendo. Por no hablar de lo complicado que resulta reutilizar esa mole rígida y de fácil rotura que, a veces, nos dan en el súper como alternativa eco, idea que nos creemos... solo porque es marrón.

"La bolsa de papel no es una alternativa sostenible al plástico. Ni el tetrabrik a la lata o la botella. El asunto es otro: hay que acabar con la cultura del usar y tirar. Y dejar de utilizar materias primas nuevas cuando ya hay otras que, para el mismo fin, pueden durar años", resuelve Alba García, responsable de la campaña de plásticos de Greenpeace. Una bolsa de algodón, cuya fabricación es muy costosa para el medioambiente, tiene que ser utilizada 131 veces para que compense.