El expresidente de Honduras, Juan Orlando Hernández, quien gobernó entre 2014 y 2022, ha sido declarado culpable de tres cargos de narcotráfico y armas en un juicio celebrado en Nueva York. Esta condena lo coloca como el mandatario latinoamericano de mayor rango condenado por narcotráfico desde el caso de Manuel Antonio Noriega en 1992.

La fiscalía acusó a Hernández de liderar un "narcoestado" durante su presidencia, facilitando el tráfico de drogas hacia Estados Unidos. Se estima que durante su mandato, una red enviaba más de 500 toneladas de cocaína a Estados Unidos, recibiendo millones de dólares de cárteles como el liderado por el Chapo Guzmán.

Aunque Hernández ha mantenido su inocencia, el jurado fue convencido por testimonios de narcotraficantes que colaboraron con la justicia estadounidense. El expresidente enfrenta ahora una condena que podría incluir cadena perpetua.

Este veredicto ha desencadenado celebraciones entre los hondureños que exigen justicia por los presuntos crímenes cometidos por Hernández. Se espera que la sentencia final sea anunciada en las próximas semanas o meses.

El caso de Hernández arroja luz sobre la compleja relación entre política y narcotráfico en Honduras, donde la corrupción y la impunidad han permitido la operación de redes criminales durante años, según activistas y expertos en la región.