Nicolás Maduro, presidente de Venezuela, fue proclamado ganador de las elecciones presidenciales en una noche cargada de tensión y controversia. El Consejo Nacional Electoral (CNE), controlado por el gobierno, anunció la victoria de Maduro poco después de la medianoche sin ofrecer un recuento detallado de los votos. Este anuncio se produjo tras una interrupción repentina en la transmisión de resultados, generando sospechas sobre la transparencia del proceso.

El gobierno, liderado por Francisco Torrealba, parecía tener confianza en su victoria. Las encuestas internas y la alta participación en bastiones tradicionales del chavismo sugerían un triunfo asegurado. Sin embargo, los resultados sorprendieron cuando los recuentos de votos mostraron un descontento masivo entre los votantes de base del partido, quienes en su mayoría optaron por el candidato opositor Edmundo González.

La oposición, liderada por María Corina Machado, se movilizó con entusiasmo y logró obtener y analizar un número significativo de actas de votación. Los resultados preliminares publicados por la oposición mostraron una ventaja considerable para González, en contraste con los datos oficiales divulgados por el CNE.

Durante el proceso electoral, se reportaron irregularidades, como la negativa a entregar los recuentos impresos a los representantes de la oposición y una pérdida abrupta de conexión con las máquinas de votación. El gobierno atribuyó el fallo técnico a un supuesto ciberataque, mientras que los analistas y líderes opositores sugirieron que fue una maniobra para manipular los resultados.

El resultado final, proclamado por Elvis Amoroso, presidente del CNE, fue recibido con escepticismo. Maduro fue declarado ganador con una diferencia de siete puntos porcentuales sobre González, pero los resultados no coincidían con los datos disponibles de la oposición.

Las protestas estallaron en todo el país, resultando en la muerte de al menos 22 personas y la detención de más de 2000. Maduro enfrentará una de las decisiones más difíciles de su mandato: mantener su control absoluto del poder o buscar una solución política que podría debilitar su dominio.

A pesar de las crecientes demandas de transparencia y rendición de cuentas, el gobierno se ha mantenido firme en su postura, rechazando las acusaciones de fraude y continuando con la represión contra la oposición.