Muere en París la abogada Gisele Halimi, figura del feminismo en Francia
Nacida en 1927 en Túnez, la activista se crió en una familia judía y conservadora que, como ella recordaba en sus memorias, escondió durante semanas su nacimiento porque su padre no quería reconocer que había tenido una hija.
Su carácter luchador se hizo patente desde su infancia, al iniciar a los diez años una huelga de hambre en su casa para defender su derecho a la lectura, o cuando se negaba a seguir las prácticas religiosas de la familia.
Tras rechazar a los 16 años una propuesta de matrimonio concertado por sus padres, la joven se fue a vivir a París, donde estudió derecho y se instaló definitivamente en 1956 al casarse con un administrador civil, Paul Halimi.
De su primer esposo conservó el apellido, pese a divorciarse y casarse de nuevo con Claude Faux, secretario del filósofo y escritor Jean-Paul Sartre, pareja de Simone de Beauvoir.
Junto a Sartre se alineó en favor de la independencia de Argelia en 1960 y defendió la causa de la militante del Frente de Liberación Nacional (FLN) Djamila Boupacha, torturada y violada por soldados franceses, a quien las autoridades acusaban de haber puesto una bomba.
Halimi y De Beauvoir mediatizaron el caso en el periódico Le Monde y, aunque Boupacha fue primero condenada a muerte, un año más tarde fue amnistiada.
El impacto del caso hizo de Halimi una letrada vinculada a las causas difíciles pero también a favor de la igualdad de derechos de las mujeres, reportó la agencia de noticias EFE.
De hecho, en 1971 fue una de las firmantes del denominado Manifiesto de 343, impulsor del movimiento feminista en Francia y base de la ley que en 1975 despenalizó el aborto, en el que junto a otras celebridades como De Beauvoir o la actriz Catherine Deneuve declaraban haber abortado al margen de la ley y reclamaban un marco legal que amparara a las ujeres.
Halimi se hizo eco de estas reivindicaciones al defender y lograr la absolución de una joven de 16 años, Marie-Claire, quien en 1972 había sido juzgada por haber interrumpido con la ayuda de su madre su embarazo, fruto de una violación.
La abogada se involucró también en otras batallas, como la penalización de la violación en Francia, la igualdad entre los sexos, la despenalización de la homosexualidad, el rechazo de la tortura y el colonialismo.
A finales de la década de 1980, Halimi, militante socialista y fiel defensora del expresidente Francois Mitterrand, se centró en la escritura con obras intimistas en las que habló de sus orígenes, su familia y las causas políticas que marcaron su vida.