Problemas de calidad en Boeing plantean interrogantes sobre la supervisión de la FAA
Los problemas de producción en Boeing han llevado a cuestionamientos sobre la supervisión de la Administración Federal de Aviación (FAA), lo que plantea dudas sobre la eficacia del sistema actual de autocontrol por parte de los fabricantes.
Los problemas de calidad en los aviones Boeing han reavivado las preocupaciones sobre la supervisión regulatoria en la industria de la aviación. La Administración Federal de Aviación (FAA) de Estados Unidos, criticada por su manejo de los accidentes de los aviones Boeing en 2018 y 2019, se encuentra nuevamente en el centro de la controversia.
Boeing ha estado lidiando con problemas de producción desde principios de 2023, particularmente relacionados con el control de calidad deficiente en sus aviones 737 MAX y 787 Dreamliner. Estos problemas han resultado en cambios en la dirección de la empresa y la reducción de la producción del 737 MAX.
El demócrata Richard Blumenthal, presidente de una comisión del Senado que investiga la seguridad de Boeing, ha sugerido que la FAA también debe rendir cuentas por los problemas que enfrenta la empresa. Tras un incidente en enero, la FAA ordenó a Boeing desarrollar un plan de acción integral para abordar las deficiencias identificadas en sus aviones.
Si bien se han observado mejoras en la supervisión de la FAA desde los accidentes anteriores, algunos críticos argumentan que el regulador no ha logrado detectar los problemas de producción en Boeing. El sistema actual se basa en el autocontrol por parte de los fabricantes, lo que ha generado preocupaciones sobre un posible conflicto de intereses.
Los fondos de la FAA, que dependen del Congreso, han sido objeto de debate en el Senado. Se adoptó una ley de financiación por cinco años que otorga a la FAA una cantidad récord de fondos, destinados a mejorar su capacidad de supervisión y promover la seguridad de la aviación.
La investigación sobre los accidentes anteriores reveló que Boeing había ocultado errores de diseño a la FAA, lo que generó dudas sobre la independencia del regulador respecto al fabricante. La Oficina del Inspector General del Departamento de Transporte está llevando a cabo una auditoría sobre la supervisión de la FAA en la producción de los aviones 737 y 787, cuyos resultados se esperan para el próximo verano.