La directora de los Museos del Vaticano, la italiana Barbara Jatta, calificó como "una ocasión única" la exposición iniciada ayer lunes y que durante una semana volverá a exhibir las piezas de Rafael en la monumental sala decorada por Miguel Ángel.

Las piezas, de cinco metros de largo y tres de ancho, fueron realizadas entre 1515 y 1516, y representan los Hechos de los Apóstoles San Pablo y San Pedro.

Así, la Capilla Sixtina quedará vestida de gala con lo que fue su idea original y que el propio Rafael no llegó a ver nunca ya que murió cuando los últimos tres tapices no habían sido emplazados aún.

La exposición es la primera de las actividades que el Vaticano dedicará a los 500 años de la muerte de Rafael Sanzio (Urbino 1483-Roma 1520), a la que el propio papa Francisco le dedicó un homenaje en su discurso al cuerpo diplomático a inicios de año.

"A Rafael le debemos un inmenso patrimonio de inestimable belleza", planteó entonces el pontífice.

La Capilla Sixtina, por la que pasan entre 27 y 30 mil visitantes a diario, solo había albergado a los tapices de Rafael en su conjunto en 1983, para conmemorar entonces los 500 años del nacimiento del célebre artista.

Historia de una rivalidad. Rafael Sanzio o de Urbino los diseñó entre 1514 y 1515 para el papa León X, Giovanni di Lorenzo de Medici, quien quería dejar su huella en la Capilla Sixtina. Este le encargó un total de dieciséis tapices monumentales, que acabaron siendo diez, para colocarse debajo de los tramos altos de las paredes, decorados con frescos y pintados a finales del siglo anterior por artistas como Boticcelli y Domenico Ghirlandaio. Un par de años antes, Miguel Ángel había culminado el techo de la Capilla Sixtina, un encargo de Julio II, pero no pintaría la pared del Juicio Final hasta treinta años después. Estos trabajos alimentaron la rivalidad entre ambos artistas.

Rafael hizo el diseño sobre papel, pero se pone en entredicho quién los pintó, ya que a pesar de que el diseño es suyo, se cree que sus ayudantes ejecutaron el trabajo. Los cartones se terminaron posiblemente en 1516, cuando se enviaron al taller de Pieter van Aelst de Bruselas. Sorprendentemente, no se devolvieron al Papa, hecho que permitió tejer más ejemplares.

En 2010, coincidiendo con una visita del papa Benedicto XVI a Londres, los Museos Vaticanos prestaron cuatro de los tapices originales en el Victoria & Albert Museum de Londres, donde se encuentran en la actualidad, y pudieron verse junto a los cartones por primera vez en la historia, acontecimiento que nunca pudo llegar a ver Rafael. Télam y National Geographic.