El nombre obviamente remonta a aquel episodio que marcó para siempre a los Suasnabar. Se denomina "La Malvinera".

En 1982 Carlos Suasnabar formó parte de la dotación del ARA Punta Médanos que días antes de terminar el conflicto debió regresar a la Argentina. En Puerto Madryn, donde atracó el Nortland y el Camberra que traía a los prisioneros, a él lo convocaron para hacer de camillero. "Vi cosas que no te las olvidás más", cuenta sin entrar en detalles.

Al finalizar la guerra estuvo otro mes hasta poder volver a La Madrid. Aparecía en la lista de "desaparecido" hasta que por fin se reencontró con su familia.

"Estos días son muy especiales. A Malvinas lo comparo con el fallecimiento de mi viejo porque por una causa u otra me acuerdo, más en estas fechas. Malvinas es algo que no se me va a olvidar pero con ellos lo sobrellevo re bien", apunta el "Vasco" sobre el rol que cumple su esposa (Alejandra) con quien se casó hace 33 años, "y tres de novio", aclara con precisión.

Maximiliano está al lado de su padre, es el mayor de los cuatro hermanos; lo siguen José, Francisco y la más pequeña es Sofía. En la casa de los Suasnabar, Malvinas está muy presente. "Conocer la historia surge a partir de un interés personal. Que papá haya estado es el motor para averiguar. Soy muy curioso y me gusta el tema, además trato de acompañarlo", resume Maxi.

"Lo que no sale de él porque se olvidó o porque no quiere contarlo lo puedo conseguir a través de sus compañeros que están con ganas de hablar y desahogarse", menciona.

"En la Escuela preguntaban si había algún hijo de un veterano yo nunca lo dije porque él no me lo había transmitido", describe sobre cómo fue conociendo la historia de su propio héroe y menciona que fue gracias Carlos Laffitte -otro ex combatiente lamatritense ya fallecido-, Gustavo Santillán y Raúl Torresilla que "empecé a conocer que papá era ex combatiente. Pero no tomaba dimensión de lo que había vivido".

"Como viajaba mucho en el camión no vivíamos el día a día seguramente las masticaba solo y nosotros no lo sabíamos, pero cuando empieza a estar acá empezamos a compartir más cosas y ahí empecé a interiorizarme más", detalla Maxi.

El "Vasco" lo interrumpe. "Antes no se le daba mucho interés. No lo contaba porque era algo mío y sentía que los iba a poner mal ellos y me lo masticaba solo", asiente.

"Con 18 años no me movía nada. Ahora me pongo a pensar con lo que pasamos, y no me quiero comparar con lo que vivieron otros que tienen sus propias historias, y es bravo. Haría lo que fuera para que no le toque vivir una cosa así. Tengo un chico de 22 años y no se me cruza por la cabeza imaginármelo con un fusil en la mano", reflexiona.

"Ahora asimilo más (la fecha) pero hasta hace un tiempo ya moqueaba. No estoy fuerte como cuando tenía 20 años y lo puedo sobrellevar gracias a ellos porque saben si estoy mal, si me tienen que dejar solo. Ellos saben todo y es mucho más fácil", dice sobre cómo convive el día a día, y más en cercanías del 2 de abril.

La Malvinera

"La idea de hacer la cerveza nació hace un par de años. Tenía ganas de hacer cerveza y que me vincule con papá desde un lugar distinto al del día a día. Cuando él andaba en el camión eso nos mantenía juntos pero cuando se jubiló ya no tuvimos ese vínculo y se me ocurrió hacer la cerveza juntos", repasa Maxi Suasnabar sobre el origen de "La Malvinera".

"Cuando comenzó la pandemia, que se cierran los accesos a La Madrid, yo había venido y no me pude volver a ir. Encargamos el kit y teníamos que ponerle un nombre que nos vincule: se me ocurrió "Los Vascos" o "La Malvinera", y me gustó el segundo… pedimos los insumos y nos largamos", reseña.

"Cuando me contó la idea me gustó porque era un entretenimiento y más porque la hacemos entre los dos y la degustamos", agrega el "Vasco".

"Estoy bajo las órdenes de él (Maxi). El me dice qué es lo que hay que hacer y yo le ayudo en lo que puedo. Por ahí tomo alguna y son ricas", suma Carlos Suasnabar. Para suerte de él y de los suyos en casa además está "Nacho", un eximio repostero que suma la parte gastronómica a la causa. "Mamá opina pero es algo nuestro. Es la crítica de calidad y se encarga de la limpieza", comenta ahora Maxi.

"Cuando me dijo que le iba a poner "La Malvinera" me gustó mucho y se apareció con la etiqueta, y cuando me la mostró me emocionó", cierra el "Vasco".

"Por ahora no vendemos aunque muchos me han pedido. No podemos producir mucho. En el macerado es donde trabaja papá. Hay que tener paciencia. El estilo es propio", recalca Maximiliano.

- ¿Qué es lo más lindo que les dejó la experiencia?

Maxi: - Esto. La reunión, el compartir. Es un humilde homenaje, estoy malvinizando y ese es mi objetivo. Mi idea era hacerla con papá que es un veterano y malvinizar que durante tanto tiempo se desmalvinizó.

Carlos: -Tener esta relación con mi familia me ayuda muchísimo. Como hijos son muy cariñosos: siempre hay un abrazo y mimos más allá de que sea estas fechas, y eso me ayuda a sobrellevar un montón.

Nunca se me ocurrió pensar en una cerveza. Hacerla uno tiene otro gusto, otro sabor. Con esto y volver al camión me distrae, se me pasa el día más rápido porque la pandemia y el encierro no es bueno.