@panchoferrari

Una placa de la TV dice, como al pasar, que se murió Palo Pandolfo. Enseguida amplían que iba caminando solo, en la calle. En Caballito, por ahí. Que alguien que pasaba cerca vio que se caía y llamó a la ambulancia. Y que vino la ambulancia y se lo llevó. Pero que no pudieron hacer nada. Debe ser mentira, como muchas de las cosas que a veces dan en la televisión.

¿Cómo se va a morir Palo Pandolfo? La eterna promesa del rock argentino. Un tipo que amó e hizo amar la música. Un músico y cantante que tenía el talento para brillar en las grandes ligas.

Tal vez no le llegaron, no lo sé. Pero desde abajo daba la sensación que las dejó pasar. Que no se quiso subir a ese tren. O que mucho no le interesaban. Que era más feliz tocando y cantando en asado con amigos. Era música en estado puro. Música como juego. Música como creación. Música.

Don Cornelio y la zona. Los Visitantes. El solista. El compositor. El poeta. El guitarrista. El que tocaba con todos. El que experimentaba. Se murió Palo Pandolfo. El tipo generoso. El talento humilde. Justo él, sí, qué tristeza, Palo Pandolfo.

Sus seguidores sentíamos que estaba para más. Esas cosas que a uno se le ponen. No sé, que tocara en los grandes estadios, que tocara para mucha más gente. Que saliera en más medios. Que sonara en todas las radios. Que cómo que los demás no se daban cuenta.

Pero el tipo nada. Parecía feliz en la de él. Tocando para 10, 15 ó 20. En la tele o en una churrasquera. En la terraza de Niceto, en Obras o en la Galponera con Muyinga. Música despojada de todo lo demás. Música a secas. Música.