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Dijo el papa Francisco sobre San José al comenzar su pontificado en el año 2013: "En los Evangelios, San José aparece como un hombre fuerte y valiente, trabajador, pero en su alma se percibe una gran ternura, que no es la virtud de los débiles, sino más bien todo lo contrario".

Hasta el 8 de diciembre de 2021 se celebrará un año dedicado especialmente a San José en el que se conceden indulgencias especiales. Con la carta apostólica Patriscorde ("Con corazón de padre"), el papa Francisco recuerda el 150 aniversario de la declaración de San José como patrono de la Iglesia Universal y este es el motivo de este año dedicado a él.

La vida de José está impregnada de humildad, de discreción, cumple sus deberes de esposo, padre, trabajador, sus obligaciones religiosas como uno más de su pueblo. La discreción y la humildad son fruto de su espiritualidad, reflejo de su experiencia de Dios. José brilló desde ese anonimato, "se hizo uno de tantos" y desde allí fue signo de esperanza. Se destacó por su capacidad de acoger el Plan de Dios sin resistencia, sin poner condiciones, ni demorar la respuesta, supo dejarse llevar por el Espíritu de Dios y confiar en el Señor. Desde el principio recibió la gracia de discernir los mandatos del Señor. Justo, casto, honesto, humilde carpintero... ejemplo para todos nosotros.

Dios le encomendó a José la inmensa responsabilidad y privilegio de ser esposo de la Virgen María y custodio de la Sagrada Familia. Así como protegió al Niño Jesús y a la Virgen, también está llamado a proteger a la Iglesia. Es modelo de padre y esposo, éste es el fundamento de la devoción a San José. ¡Cuántos padres hoy en día se reflejan en José, intentando buscar un lugar, una vida digna para sus familias!

José y María recibieron extraordinarias gracias a las que siempre supieron corresponder. La relación esposal de San José y la Virgen María es ejemplo para todo matrimonio, porque el fundamento de esa unión conyugal es la comunión de corazones en el amor divino. Dios habita siempre en los corazones puros y ellos compartían entre sí los frutos del amor que recibían de Dios.

Cuando miramos la vida de José, nos encontramos con un hombre sencillo, con una asombrosa disponibilidad a la voluntad de Dios, por eso se pone tantas veces en camino, sin pereza, sin perder tiempo. Esta actitud es una invitación a ponernos en camino para salir al encuentro del Señor, de los que sufren, de los más pobres, con una actitud respetuosa, para cumplir con nuestras obligaciones y responsabilidades.

(*) Colaboración - Misioneras de la Inmaculada Padre Kolbe.