Agencia AICA

Fray Mamerto Esquiú fue proclamado beato ayer sábado en una celebración eucarística en San José de Piedra Blanca, Catamarca, presidida por el cardenal Luis Héctor Villalba, arzobispo emérito de Tucumán y enviado papal para la ocasión.

La misa fue concelebrada por el arzobispo de Córdoba, monseñor Carlos José Ñáñez; el obispo de Catamarca, monseñor Luis Urbanc, y el nuncio apostólico, monseñor Miroslaw Adamczyk, y numerosos obispos y sacerdotes presentes, tanto diocesanos como de la Orden Franciscana de Hermanos Menores.

Después de la lectura de la biografía de fray Mamerto Esquiú, comenzó el rito de la beatificación, en la que el cardenal Villalba leyó en latín la carta apostólica en la que el papa Francisco concede la beatificación y establece la fecha de la fiesta litúrgica.

"Acogiendo el deseo de nuestros hermanos, Carlos José Ñáñez, arzobispo de Córdoba, y Luis Urbanc, obispo de Catamarca, así como de muchos otros hermanos en el episcopado, y de muchos fieles; y después de haber recibido el parecer de la Congregación para las Causas de los Santos, con nuestra autoridad apostólica, concedemos que el venerable Siervo de Dios Mamerto Esquiú, de la Orden de Frailes Menores, obispo de Córdoba, promotor del bien común, actor celante y fiel anunciador del evangelio, de ahora en adelante sea llamado beato", leyó en español fray Emilio Luis Andrada.

En tanto, el locutor exclamó: "Fray Mamerto de la Ascensión Medina ha sido incluido en el Libro de los Beatos" y a las 10.39 se desplegó la imagen oficial de Fray Mamerto Esquiú, beato. En la carta apostólica también se indicó que se estableció que la fiesta litúrgica en honor del Beato Fray Mamerto Esquiú sea el 11 de mayo.

Luego un grupo de personas llevó hasta el altar reliquias de Esquiú, una vértebra y una falange, preservadas en el templo de San Pedro de Alcántara.

Alegría, gozo y una nueva esperanza

Antes de la procesión de entrada del celebrante y los demás obispos, hizo la entrada triunfal la imagen de Nuestra Señora del Valle. En la homilía, el cardenal Villalba exclamó: "¡Alegrémonos en el Señor! Hoy es un día de fiesta, hoy es un día de gozo. Grande es la alegría en el Cielo y en la Tierra por la beatificación de Mamerto Esquiú".

"Alegría para la orden de los franciscanos, a la que pertenecía Esquiú, alegría para la Iglesia de Catamarca, en donde nació, vivió y murió, alegría para la Iglesia de Córdoba, de la que fue obispo durante dos años, alegría para la Iglesia de Argentina, alegría para la Iglesia católica entera que celebra en Esquiú una nueva esperanza", puntualizó.

"El gozo proviene del hecho de que un miembro de la Iglesia, un hombre de nuestra patria, un hermano nuestro, es reconocido beato, honrado e invocado como tal", agregó.

El purpurado se refirió luego al significado de la beatificación. "Significa que la Iglesia reconoce en él una figura excepcional, un hombre en el que se dieron cita la gracia de Dios y el alma de Esquiú para alumbrar una vida estupenda hasta alcanzar esa grandeza moral y espiritual que llamamos santidad", explicó.

"Beato quiere decir salvado y glorioso. Quiere decir ciudadano del Cielo. Mamerto Esquiú como religioso, como sacerdote, como obispo es un modelo a imitar y como San Pablo puede decirnos a todos: ‘Sigan mi ejemplo, así como sigo yo, sigo el ejemplo de Cristo’. Y, a la vez, Mamerto Esquiú es un intercesor en favor nuestro. La Iglesia nos dice, al beatificarlo, que lo podemos invocar y a él podemos orar, pues ya participa de la felicidad eterna", precisó.

El cardenal Villalba subrayó que "la beatificación de Mamerto Esquiú es una invitación a todos nosotros para que caminemos en la huella abierta por Jesucristo, una invitación para caminar hacia la santidad".

¿Quién fue fray Mamerto Esquiú?

Vatican News profundizó junto a fray Pablo Reartes (un estudioso de la vida de fray Mamerto Esquiú) sobre la figura del próximo beato argentino y la importancia de su legado, teniendo en cuenta la gran contribución del religioso en temas como la defensa de los derechos, la comunicación y el servicio a la Iglesia, ya que fue periodista, diputado y obispo de la ciudad de Córdoba:

La importancia de su vida espiritual

Asimismo, Fray Pablo destaca que el religioso desempeñó innumerables oficios y tareas, tanto eclesiásticas como civiles: fue periodista, docente, diputado por la provincia de Catamarca, legislador y también escribió cinco sermones patrios en distintos momentos difíciles de la historia de la República Argentina.

Pero lo más importante -continúa explicando Fray Pablo- fue su vida espiritual, que la hereda de San Francisco de Asís, ya que Mamerto perteneció a la provincia Franciscana de la Asunción de la Santísima Virgen del Río de la Plata, en Argentina, erigida en 1612.

Un obispo cercano a su pueblo

El 12 de diciembre de 1880, fue nombrado Obispo de Córdoba y tomó posesión de su sede episcopal el 16 de enero del año siguiente. Cabe destacar que el legado pastoral de este fraile franciscano, aún vive en el corazón de la Iglesia argentina, que lo recuerda como un hombre austero, que se empeñó en reordenar la administración diocesana, poner nuevamente en acción la pastoral eclesiástica y conocer personalmente a los pueblos y fieles de su diócesis.

El milagro: la curación de una niña tucumana

En este sentido, nuestro entrevistado explica que hay innumerables testimonios sobre la santidad de Fray Mamerto, quien trabajó sin descanso y con gran generosidad, poniendo su vida al servicio de la Iglesia hasta el día de su muerte, el 10 de enero de 1883, en la posta catamarqueña de "El Suncho".

Y precisamente la devoción del pueblo fue fundamental en el camino hacia la beatificación de Esquiú. Las oraciones de los fieles a este querido Obispo dieron sus frutos, especialmente con la concesión de un milagro que fue aprobado por la Comisión Teológica de la Congregación para la Causa de los Santos del Vaticano: la curación inexplicable de una niña recién nacida con osteomielitis femoral grave, hecho que ocurrió en la provincia argentina de Tucumán.