Las investigaciones científicas efectuadas en el ámbito de la Musicoterapia, nos permiten comprender la eficacia de la música sobre el organismo de los seres humanos.

La música es percibida con todo el cuerpo, aún más, con todos los tejidos corporales incluyendo los huesos y se ha demostrado que, más allá de las preferencias musicales de la persona que la escucha, la música produce cambios en el psiquismo mejorando las funciones cognitivas e intelectuales y actúa en el organismo en general.

Son muchos los trabajos que prueban la influencia de los ritmos musicales sobre el ritmo del corazón y la presión arterial. Así, ciertas músicas rítmicas con un contenido potente y vital pueden afectar el organismo acelerando el ritmo cardíaco, elevando el pulso y la presión arterial.

Mientras que otras músicas melódicas suaves inducen estados de disminución de las actividades motoras con efectos de relajación muscular.

En las clases de Biodanza la música es utilizada para estimular respuestas de vitalidad, erotismo, creatividad, afectividad y trascendencia. Su elección tiene como prioridad el significado emocional y la capacidad de inducir vivencias; y es seleccionada con un riguroso criterio de semántica musical.

Todos los ejercicios de Biodanza constituyen modelos inductores de vivencia y pueden realizarse sin dificultad, más allá de la capacidad motora de cada persona. Cada una de las danzas implica una música y el movimiento corporal estimulado por ella tiene como finalidad la inducción de una vivencia específica. La Metodología de Biodanza se basa en la integración entre música, movimiento y vivencia.

En síntesis podemos afirmar que Biodanza se propone estimular, mediante esta integración de música, movimiento y vivencia, las potencialidades latentes de salud y bienestar.