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Como lectores siempre buscamos un libro con todas las respuestas que necesitamos. Porque eso no se puede negar: uno lee no sólo para conocer la historia escrita sino también a partir de ésta, entender la propia. La nueva novela de Fernando Aramburu nos permite mirarnos en los ojos de su protagonista y con la misma facilidad podemos comprender que la vida es una comedia trágica con un final bastante incierto. La única constante entonces es la falta absoluta de certezas.

Toni ya ha pasado los 50 y un día decide que está harto del mundo. Todos esos vaivenes en su vida no han hecho mas que dejarlo al borde del suicidio. "No hay mayor fraude ético que la negación de la muerte. Me reafirmo en el convencimiento de que la ilusión de inmortalidad está en la base de las peores tragedias colectivas" piensa y establece que terminará con su vida dentro de un año, cuando los vencejos regresen a la ciudad tras la época de migración.

Durante todo ese tiempo, hasta que abandone el mundo por propia voluntad, pondrá en orden sus papeles, dejará de a poco sus posesiones en las manos de otros e irá liberándose de todas las cargas emocionales que lleva a cuestas. Por no será sólo eso. Sino que también escribirá un diario, que espera que su hijo pueda leer algún día para que entienda quién fue su padre. Cada día anota los recuerdos que se le vienen a la cabeza. A veces es la figura del padre la que aparece, otras su madre o su hermano, episodios de la infancia que hubiera podido olvidar. Su matrimonio, que acabó en divorcio, su rol de padre, su trabajo como profesor, opiniones sobre el amor, la política, las mujeres o la ciudad en la que vive.

"La felicidad genuina consiste en la conciencia de la superacion del infortunio. Sin una dosis de sufrimiento no se produce la felicidad en cualquiera de sus múltiples variantes" escribe en su departamento mientras mira a su perra descansar a sus pies. Ella ha hecho su vida mejor desde que llegó a su casa y fue, junto con los libros, lo que se quedó con el divorcio. Patachula, su único amigo, apenas se entera de los planes de Toni le dice que lo acompañará en su decisión. Un poco se arrepiente de haberle dicho a su amigo porque desde ese día no hace mas complicarle las tardes en el bar con informaciones sobre sus argumentos, a favor y en contra, sobre el suicidio.

No hay mucho mas que decir porque lo mejor de la novela de Fernando Aramburu es poder recorrerla, leerla de a poco, saborear un texto brillante, entretenido que no deja tema por tocar. No importa lo escabroso, lo dificil o grave que sea, Aramburu logra conmover al lector con una escritura intensa y la palabra justa.

"Los vencejos" es una novela total, un relato profundo que explica la desilusión, el desamor o las inseguridades de una persona que puede ser cualquiera. Quizás allí reside el secreto.

"No hay mayor fatuidad que creerse inmortal en la memoria frágil de los hombres. Gloria al olvido, que siempre triunfa".