Gracias a su practicidad y rapidez en la preparación, las sopas envasadas han ganado terreno en las mesas argentinas y moldeado un negocio que mueve unos US$120 millones. Según datos de Alimentos Argentinos, su consumo per cápita en el país es de 200 gramos por año.

Chile es el país que lidera el ranking en la región, ya que tiene un consumo per cápita de 400 gramos por año. En tanto, Brasil alcanza la misma cifra que la Argentina (200 gramos). Muy lejos se ubica Estados Unidos, ya que allí se toman 4,1 litros por habitante por año (el negocio mueve en ese país un total de US$4826 millones).

En la actualidad, tres marcas configuran casi la totalidad de la oferta: Knorr, de la firma Unilever (se estima que capta 89% del mercado); Maggi, de Nestlé, y Alicante, de La Virginia. En tanto, el país exporta un volumen anual de 2000 toneladas (las ventas de sopas y caldos se destinan en mayor medida a los países limítrofes, con la excepción de Brasil).

El escenario internacional muestra un comercio creciente de este producto. En términos de volumen, la tasa anual promedio de incremento alcanza el 5,7% mientras que en valor esta tasa llega al 10%.

La tendencia hacia los alimentos de preparación rápida se inició hace unos pocos años en las áreas urbanas y se está extendiendo rápidamente en todo el país. La categoría de sopas instantáneas tiene una mayor demanda en los meses más fríos, cuando el 36% de las personas las consumen al menos una vez por semana.

Las sopas envasadas pertenecen al grupo de alimentos denominados deshidratados: sus ingredientes son sometidos a un proceso que elimina el agua contenida por cada uno de ellos. Para lograrlo, se los somete a la acción del calor, logrando que el agua, en forma de vapor, sea removida del alimento. (La Nación)