Al bailar liberamos endorfinas en nuestro cerebro que actúan como neurotransmisores generando sensación de bienestar. Estas hormonas, conocidas como "las hormonas de la felicidad", "están relacionadas con respuestas emocionales placenteras" según la propia definición de la RAE. Por lo tanto, no sólo se trata de una actividad lúdica, sino de sustancias químicas que circulan por nuestro cerebro activando los centros de placer.