Dirigida por la realizadora Kay Cannon, conocida por su trabajo como guionista en la trilogía de filmes "Ritmo perfecto" (2012, 2015 y 2017), esta adaptación retorna a la esencia del relato popularizado tanto por el francés Charles Perrault como por los hermanos Grimm, y desde allí avanza varios casilleros en términos de representación, enmarcándose en el diálogo que plantean las audiencias más jóvenes alrededor del mundo.

De esa manera, con una mezcla de elementos ambiguos en términos de época -que juegan con la estética medieval y embellecida con la que se suelen asociar las versiones audiovisuales de estos cuentos-, "Cenicienta" presenta a Ella (Cabello), una chica talentosa y ambiciosa que desea transformarse en una exitosa diseñadora de vestidos, y que vive junto a su desagradable madrastra, Vivian (Idina Menzel), y sus hermanastras, Malvolia (Maddie Baillio) y Narissa (Charlotte Spencer).

Al igual que en la historia que hace décadas es conocida por el público, principalmente a través del filme animado de Disney lanzado en 1950 -y el posterior en acción real estrenado también por la compañía en 2015-, la heroína conoce de manera furtiva al príncipe del reino, estallan los fuegos artificiales entre ellos, y se enfrentan a distintas adversidades para lograr estar juntos para siempre.

En este caso, el heredero de la corona es Robert (Nicholas Galitzine), quien vive en disputa con su padre, el rey Rowan (Pierce Brosnan), por su aparente desdén y falta de compromiso con sus deberes como futuro monarca.

Así, la dupla de enamorados luchará contra las presiones familiares y sociales que recaen sobre ellos y desafiará los preceptos que desde tiempos inmemoriales dominan el sentido común alrededor de las "princesas", los romances y el lugar de la mujer en estos relatos, y que desde hace años están siendo cuestionados en el marco de la expansión de los actuales movimientos feministas a nivel global. Télam