A través de esta carta, Armendano describió cómo ha transitado los últimos años en prisión y por qué cree que es momento de que le otorguen este beneficio. Ya en 2015 el olavarriense se había comunicado con medios de la región para manifestar que había solicitado al Juzgado de Ejecución Penal del Departamento Judicial de Azul la "eutanasia estipulada". Luego de este pedido se determinó que fuera trasladado desde la Unidad Penal Nº 7 de Azul a la Nº 10 de Melchor Romero, que es de régimen abierto.

"Me encuentro aquí desde hace 4 años, lo único que me separa de la libertad definitiva, es un exiguo alambrado derruido. Aun así, escogí quedarme acá para que la justicia hiciese su trabajo, y me otorgara libertad, una vez que pagase la pena que me correspondía, por los delitos cometidos... acepté mi condena", refiere Armendano en la misiva. En el año 2000 él y Luis Alberto Sosa fueron condenados a reclusión perpetua como coautores del crimen del comerciante olavarriense Horacio Luis Dos Santos, quien fue asesinado de un disparo en el marco de un robo en el año 1998. Previamente ya había estado detenido por otros delitos.

"Hoy por hoy, llevo más de 26 años detenido, soy oriundo de la ciudad de Olavarría, me crié en las calles, institutos de menores y cárceles. Apenas sabía leer y escribir cuando fui institucionalizado", refiere en la carta, y luego enumera una gran cantidad de estudios que realizó en estas dos décadas y media, entre las que se encuentran tres años de la carrera de Abogacía y dos de la licenciatura en Comunicación Social (que no pudo continuar porque fue trasladado a unidades de otras ciudades). Además escribió 4 poemarios, dos de los que fueron comprados por una editorial, más de un centenar de cuentos infantiles personalizados, tres novelas y una antología de cuentos infantiles, entre otros.

"No estoy pidiendo que me regalen, ni que tengan contemplación, por todo lo que vengo haciendo, esto lo hago y lo seguiré realizando, porque es lo que me ayuda a mejorar mi calidad de vida", agregó en el documento. Y se preguntó: "¿cuánto más una persona debe padecer, la degradación a que nos expone la pena privativa de libertad, en las cárceles de nuestro SPB? Porque tengo todo el derecho de opinar al respecto (al haber pasado, más de la mitad de mi vida en este contexto). Esto no resocializa a nadie. Es la voluntad de cada uno, la que logra hacer recapacitar al detenido".

Expuso así que tanto desde el Juzgado de Ejecución Penal Nº 1 del Departamento Judicial de Azul, a cargo de la magistrada Silvia Torres, como desde la Cámara de Apelación y Garantías del mismo departamento "hacen oídos sordos a una simple suma aritmética que, como único resultado, arroja la suma de más de 26 años de cautiverio".

En contacto con este Diario, Armendano detalló que fue trasladado a la cárcel de régimen abierto luego de la solicitud de eutanasia realizada en el año 2015, pero también lamentó que las 15 veces que solicitó salidas transitorias en ninguno de esos pedidos tuvo respuestas positivas.

"¿Cuánto más?"

"No deseo hacer un racconto negativo de lo que me llevaré de este contexto, el día que recupere mi libertad, pero la verdad es que los más de cuarenta traslados, las más de veinte heridas de arma blanca y otras cosas más… no deseo que las pase ni uno solo de quienes puedan considerarse enemigos míos. En mi corazón no caben las palabras: odio, resentimiento, envidia o rencor", manifestó en la carta Armendano.

"Pero necesito demostrarme y por decantación, que la sociedad misma lo vea que un hombre con mis características, no es un psicópata que hace daño por el goce de hacer… me equivoqué y pagué, es más… sigo pagando", expuso.

El olavarriense agregó que "si por algo elegí el estar a más de 400 kilómetros de mis seres queridos y conocidos… es porque soy un convencido de que la única forma de comenzar una vida de cero, es hacerlo lejos de todas las tentaciones que me llevaron a hacer lo que hice".

"A mí quizás me costó demasiado tiempo el darme cuenta que estaba siendo un engranaje más de esta trituradora de seres humanos… ¡pero logré darme cuenta!... del hecho de que tenía la capacidad para poder vivir honestamente, de la actividad que me apasiona… ‘la literatura’", agregó.

En las últimas líneas de la carta Armendano expresó: "Pero me pregunto… ¿Cuándo más deberé purgar esta condena? El cuerpo se va degenerando (tengo 46 años). Y si deseo ser esa persona de bien que anhelo con todas mis fuerzas, necesito serlo con todas mis capacidades, lo más intactas posibles".

Finalmente el olavarriense escribió: "Tengo una excelente compañera de vida (escritora ella), que me acompaña y alienta en cada uno de mis logros. Ruego que a quienes tienen el poder de arrogarse ser los que imparten la justicia, en mi caso en particular, se den cuenta que están dejando morir en vida, a un hombre que, en los últimos diez años, no ha demostrado otra cosa más que la de intentar torcer el rumbo de su derrotero personal".