Vivir cerca de las olas del mar puede generar un beneficio tanto en el bienestar físico como mental. Así lo confirmó una investigación llevada a cabo en Nueva Zelanda, que reveló que la cercanía con el océano tiene una correlación directa con la reducción del estrés psicológico.

Según indican otros estudios que se llevaron a cabo en la Universidad de Michigan, una de las principales razones de este fenómeno es que el ambiente incentiva la práctica regular de actividades físicas, que son extremadamente importantes para la salud física y mental.

Por otro lado, el aire salado esparcido por las olas trae mejoras en el sistema respiratorio, ya que, según las investigaciones, aquellas personas que sufren de diferentes enfermedades relacionadas con el asma, bronquitis o incluso diferente tipo de alergias, presentan una disminución de los síntomas cuando se encuentran próximas al océano.

Vivir cerca del mar aumenta además las posibilidades de exposición al sol, que favorece la producción de vitamina D, fortaleciendo el sistema inmunológico. También eleva los niveles de endorfinas, reduce el riesgo de cáncer y mejora la salud de los huesos. El agua salada, además, hidrata la piel y aumenta la circulación.

Quedó comprobado por la ciencia, entonces, que estar cerca del agua del mar trae beneficios para la salud mental y física de las personas, generando un equilibrio en la vida que ayuda a sentirse bien.