Pocas horas después de regresar desde la provincia mediterránea, Lola se calza nuevamente los patines y vuelve a compartir una tarde con sus compañeras en el Polideportivo local. Es una más entre las alumnas de Gisella Colombo.

"Este es un paso más para llegar a la categoría internacional. El camino que vamos a transitar es el que nos va a ayudar a que Lola pueda tener experiencias, aprender y poder crecer", sintetiza la profesora.

"Fue una sorpresa porque la idea era ir para sumar experiencia", dice Lola, aun contenta con el logro.

"Entrenamos para que nos vaya lo mejor posible, pero la meta no era el podio sino cumplir con las pautas que trabajamos. Fue transcurriendo la competencia y veíamos que venía bien así que nos puso muy contentas", dicen casi a dúo la alumna y la técnica.

Si alguien sabe de dificultades es Lola Fernández: el año pasado, en medio de la pandemia, llegó a entrenarse en la calle cuando no se podían utilizar espacios cerrados. Internet fue una aliado -aunque muchas veces se cortara- para poder seguir con su preparación, así que volver a pisar la pista "fue una alegría". "Estaba nerviosa pero a la vez contenta y, como la pista estaba linda, me pude relajar", indica. "Cuando terminé de patinar me relajé y lo pude disfrutar", suma.

"Siempre pensamos en positivo, en cosas reales y que es un proceso. Siempre hay obstáculos, desde pararse en una pista diferente a la que está acostumbrada a patinar es algo que debe superar, pero entrenamos para resolver lo que puede pasar y va sorteando las dificultades que se le presentan", menciona Colombo.

"Todo se puede. Hay que tener ganas, predisposición y gente que acompañe. Lola tiene ganas, le gusta y está predispuesta, y eso tiene su recompensa. No es sorpresa que le vaya bien aunque no lo esperara, pero ella entrena y se lo merece", sostiene la profesora.

"Ahora hay que seguir entrenando", dice con alegría Lola Fernández. La patinadora ya se prepara para los próximos desafíos, está feliz y se nota en su rostro.