Daniel Lovano

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Quizás sin la sombra del coronavirus acechando por ahí, mucho tiempo hubiese pasado para contar en el Hospital Municipal "Dr. Héctor Cura" con instrumentos como el laboratorio de Biología Molecular, que incluye a Olavarría en el selecto grupo de ciudades con capacidad para realizar análisis para diagnóstico de COVID-19.

"Sin crisis no hay desafíos" dijo alguna vez Albert Einsten, y la crisis global de la que Olavarría no es ajena, desatada a partir de la irrupción del virus, significó el impulso clave y la decisión política para dotar al Hospital de este equipamiento de alta complejidad.

Sumado a los análisis para diagnóstico de COVID-19, se reacondicionaron áreas en el laboratorio para extracción de ácidos nucleicos, preparación de máster mix, realización de PCR real time y validación de resultados.

Pero esto no pasaría de un acto protocolar sin la presencia de un capital humano altamente capacitado, y la responsable en el equipo de trabajo a cargo de los análisis para diagnóstico de COVID-19 es la bioquímica especializada en biología molecular Belén Zaffanella.

"Hace un año venía procesando acá muestras para hacer diagnósticos de HIV, hepatitis C y B y seguimiento de estos pacientes, así que algo de biología molecular estaba haciendo. A raíz de tener el equipo pudimos incorporar el diagnóstico del COVID" destacó.

La bioquímica Julieta Spina y la bióloga Natalia Giano componen su equipo de trabajo en el laboratorio de Hospital.

En otra etapa

Si las normas en cuanto a bioseguridad eran estrictas antes de la inauguración del laboratorio de Biología Molecular, las modificaciones las llevaron al extremo: "Lo más importante fue colocar la cabina de seguridad biológica Tipo 2, que permite procesar estos patógenos que tienen cierto riesgo biológico".

"Siempre en biología molecular se dividen los sectores: se trabaja en un ''área sucia'', donde se procesa la muestra, y luego en un ''área limpia'' para poder mezclar el RNA, otros materiales que se llaman master mix, (mix, sondas, primers) para hacer muchas copias de esa muestra que no se veía y evaluar la presencia, ausencia, mutaciones y otras cosas más" explicó.

La indumentaria también ofrece sus particularidades.

"Tenemos que utilizar el famoso EPP, los Elementos de Protección Personal, que consta de un camisolín, un cubre calzado, una cofia, un barbijo N-95, encima un barbijo quirúrgico, luego antiparras y arriba una máscara, y doble par de guantes" describió.

De todo ese material, el camisolín, la cofia, el cubre-calzado, el barbijo quirúrgico y los guantes son de un solo uso (se tiran en bolsas rojas), la máscara, las antiparras y el barbijo N-95 se guardan.

Los resultados de una prueba de COVID-19 demoran unas 48 horas. "Nosotras ya empezamos. ¿Los resultados? Me los guardo para mí, porque no puedo decir nada" cerró con voz distendida.

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