MARADONA: MIL DÍAS SIN EL GENIO DE LAS MIL Y UNA ALEGRÍAS
Diego ya no está, pero la lámpara que supo frotar para cumplir los deseos del hincha nunca perderá el brillo de recuerdos imborrables.
Diego Maradona nos brindó innumerables momentos de alegría y admiración a lo largo de su carrera. Su habilidad sorprendente para regatear, su potente pegada y su entrega en cada partido nos dejaron maravillados una y otra vez.
Maradona nos hizo vibrar en mil ocasiones, dejando su marca en cada batalla que enfrentó, ya sean victorias o derrotas. Siempre se mantuvo en la pelea, demostrando su garra y determinación.
En mil ocasiones, Diego nos erizó la piel al entonar el Himno Nacional con fervor patriótico, o al enfrentarse a los italianos que lo silbaron durante el Mundial del '90. A pesar de las patadas y de tener el tobillo hinchado, su corazón estaba inflamado de orgullo por representar a su país.
Mil veces disfrutamos del gol en el que dejó atrás a mil jugadores ingleses, y desde mil ángulos tuvimos que ver el famoso gol de la "mano de Dios" para comprender que había sido la intervención divina del dios del fútbol.
Mil autógrafos podía firmar y sacarse mil fotos pedidas por esos fanáticos a los que el corazón les latía a mil por el sólo hecho de tenerlo cerca. De mil amores te hubiésemos recibido, cada uno de los hinchas anónimos agradecidos por defendernos, en nuestra mesa dominguera del asado o la pasta, atentos a tus mil anécdotas adentro y afuera de la cancha, esas que escuchamos mil veces y con gusto escucharíamos mil más.
Mil hombros se habrían ofrecido esa tarde en el Azteca aunque sólo uno te haya llevado en andas mientras levantabas la Copa que ganaste de mil amores.
Mil veces nos preguntamos por qué te tuvieron que cortar las piernas en el '94, cuando estabas mil puntos después de mil esfuerzos por volver a ser el todopoderoso que ni mil superhéroes podrían igualar juntando todos sus poderes. Mil veces nos enojamos con la enfermera rubia, con la FIFA, con el mundo entero y, por qué no, también con vos. Y de esto último, mil veces nos arrepentimos.
¿Que Pelé hizo mil goles? Para mí no te llega ni a los talones y me banco lo que digo, que vengan de a mil. Hace mil días que no te vemos pero que te soñamos. Ya derramamos mil lágrimas. No, mil no. Miles, millones. Pero las heridas se curan y no hay mal que dure mil años, porque dentro de otros mil, vos seguirás siendo el DIEZ.