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Todo año que se inicia es "Año del Señor". Solo con Él se construye el puente que nos conduce del tiempo a la eternidad. Nuestra vida espiritual debe crecer cada año que pasa. Por esto hoy le pedimos a María Santísima que nos ayude a lograrlo.

El papa Juan Pablo II a lo largo de su pontificado nos recordó constantemente la grandeza de María, que estamos bajo la protección de María que es Madre de Dios y Madre nuestra. Gracias al "SI" de María, Dios se hizo hombre.

Con su respuesta, María cambió el rumbo de la historia. Dijo "SI" aceptando con alegría la voluntad de Dios, entregándose a sí misma como colaboradora de Dios y de su plan de salvación. Fue la elegida para ser la Madre de Dios y ella respondió al llamado "He aquí la esclava del Señor, hágase en mí según tu palabra".

Esta fiesta es una ocasión para ofrecerle a la Virgen el año que comienza, para pedirle su ayuda de Madre para vencer las dificultades y agradecerle su presencia y cuidado maternal en cada momento de nuestras vidas. Al acudir a la Eucaristía, donde está Dios vivo, pedirle que nos ayude a permanecer cerca de María todo el año, porque fue Él quien nos la dio como madre desde el pie de la cruz.

Y la Madre que es persona de escucha, de diálogo, de caminar juntos, nos puede ayudar a construir la paz de acuerdo con el mensaje del papa Francisco de este año que comienza, como lema de la jornada mundial de la Paz: "Diálogo entre generaciones, educación y trabajo: instrumentos para construir una paz duradera".

En cuanto al trabajo, la familia de Nazaret es un ejemplo para seguir, dice el papa: "El trabajo es un factor indispensable para construir y mantener la paz; es expresión de uno mismo y de los propios dones, pero también es compromiso, esfuerzo, colaboración con otros, porque se trabaja siempre con o por alguien. En esta perspectiva marcadamente social, el trabajo es el lugar donde aprendemos a ofrecer nuestra contribución por un mundo más habitable y hermoso".

Que juntos podamos responder al pedido del papa por intercesión de María: "A los gobernantes y a cuantos tienen responsabilidades políticas y sociales, a los pastores y a los animadores de las comunidades eclesiales, como también a todos los hombres y mujeres de buena voluntad, hago un llamamiento para que sigamos avanzando juntos con valentía y creatividad por estos tres caminos: el diálogo entre las generaciones, la educación y el trabajo. Que sean cada vez más numerosos quienes, sin hacer ruido, con humildad y perseverancia, se conviertan cada día en artesanos de paz. Y que siempre los preceda y acompañe la bendición del Dios de la paz".

(*) Voluntario de la Inmaculada Padre Kolbe, Olavarría.