Más de 45 años que Demoliciones 9 de Julio (desde hace un tiempo se llama Demoliciones Olavarría) hace un trabajo que ya todos conocen en nuestra ciudad, porque todo comienza -precisamente- cuando hay que realizar la demolición de una vivienda y entonces las tiranterías, que son quitadas de allí, comienzan a transformarse en muebles que luego pueden verse en el negocio de la avenida Pellegrini al 2900.

Además, algo más para destacar. Es una empresa familiar en la que cada uno tiene su rol, pero todos también colaboran con el otro, apoyándose y tirando para el mismo lado. Por eso no hay discusiones y sí mucha solidaridad y actitud para que todo vaya en la misma dirección. Quizá Rosa Gisler es la que habló y contó cómo se desarrolla el día a día (que no ha cambiado mucho en las últimas cuatro décadas en cuanto a organización de trabajo), pero es como si cada uno (hermanos, hijos y sobrinos, que se sumaron al negocio) estuviera presente.

"Todo comenzó con el trabajo de mi papá (Héctor Jorge, fallecido) y mi tío Angel (fallecido). Primero en Necochea y Pellegrini, con compra y venta de chatarra inclusive. Estaban unos primos de ellos también, pero luego se largaron solos. Nosotros vivíamos en el campo, salimos de la primaria y enseguida empezamos a trabajar todos en Demoliciones. A los once años mi hermano ya manejaba una máquina. Antes era así", comenzó contando Rosa Gisler, la "vocera" de la empresa familiar, en la que la unidad es la bandera a defender cada día.

Los cinco hermanos estamos trabajando juntos acá. El más grande es Tito y luego siguen Fabián, Daniel, Guillermo y yo. Cada uno hace su tarea, uno en la venta, otro en las máquinas, otro en el diseño de los muebles. Y también están mis hijos y sobrinos, uno es herrero, otro maneja una máquina, otro es carpintero. Esto es maravilloso. Nunca una discusión, jamás, y si hay un problema lo solucionamos enseguida. Trabajar así es realmente hermoso. Mi viejo era un sabio total y nos transmitió todo su saber a todos nosotros" agregó Rosa, quien es la "administradora": "Yo soy la que siempre llevó los papeles, pero una de mis sobrinas –Belén- se recibió de contadora, y junto con Rocío me dan una enorme tranquilidad en la parte administrativa", agregó.

"Hay muchos muebles de pinotea en nuestro negocio que se diseñan acá, se encarga Guillermo de eso. Hicimos muchas demoliciones y creo que es el único lugar de Olavarría donde hay muebles de pinotea, que no es fácil ni económico trabajarla. Tenemos aberturas antiquísimas y hay muebles a medida que se hacen a partir de ideas hermosas de Guille. Hay para elegir, porque son distintos diseños, desde aberturas hasta muebles", siguió diciendo Rosa.

"La gente busca el mueble de pinotea porque le encanta y acá hay, se lo lleva. Viene mucha gente joven inclusive a buscar ese tipo de muebles. También llegan clientes acompañados por sus arquitectos a buscar no sólo muebles sino también aberturas, que se diseñan a medida. A la mayoría las traemos de demoliciones de viviendas o galpones y ahí comienza el trabajo" explicó Gisler, quien recordó que hace quince años se llama, legalmente, Demoliciones Olavarría, que también se encarga –con máquinas propias- de trabajar en el arreglo de los caminos rurales, en otra faceta de la empresa familiar.

Recorrer el negocio es sorprenderse en cada rincón, uno se queda con la boca abierta por los diseños, por esos muebles únicos, que se nota que detrás hay un trabajo enorme, impecable y que se hace con el corazón. Con esas ganas de crecer y trabajar que don Héctor -y mamá, Beatriz Castex (75 años)- les transmitió a sus cinco hijos, y éstos a sus hijos, por lo que va por la tercera generación de "Demoliciones", una empresa familiar que siempre –desde hace más de cuatro décadas- hace de esa forma de trabajar un lazo indestructible.