La Gazzeta dello Sport de Italia escribió, hace una semana, que se trata "del talento más puro y codiciado que puede buscarse hoy en el fútbol argentino".

En Olavarría se sabía de sus extraordinarias condiciones desde hace varios años, cuando arrancó en los encuentros de infantiles con la camiseta de Ferro; a partir del 16 de septiembre pasado el fútbol argentino lo descubrió y empezó a hablar de él.

Hoy su nombre está en la agenda de los principales clubes del mundo.

Pedro De la Vega encandiló desde aquellas gambetas contra Racing, el día de su debut en Primera con la camiseta de Lanús; un par de semanas más tarde el país habló de su llanto rebelde, pero también de sus corridas frente a los campeones de la Copa Libertadores.

Se puso la camiseta argentina y en Chile la rompió contra los venezolanos; dislocó unas cuantas caderas con la pisadita frente a los peruanos y tuvo una aparición decisiva en la victoria impostergable contra los uruguayos.

Fue, en síntesis, una de las grandes figuras albicelestes en la clasificación para el Mundial Sub 20 que empezará el 23 de mayo en Polonia.

Pedro De la Vega es una de las grandes apariciones del fútbol argentino en la última década, es nuestro, y por eso merece este reconocimiento en la gala del deporte olavarriense.