Mensaje del papa Francisco a los periodistas: "Su misión es hacer el mundo menos oscuro"
Francisco recordó el fundamento de la tarea profesional de los comunicadores en la ceremonia de entrega de premios a los vaticanistas Valentina Alazraki y Philip Pullella.
Dirigiéndose a los dos profesionales de prensa, el Pontífice expresó: "Cuántas experiencias compartidas, cuántos viajes, cuántos acontecimientos han vivido en primera persona, contándolos a sus espectadores y lectores". Sus palabras resonaron en la Sala del Consistorio, en presencia de los periodistas acreditados en la Oficina de Prensa de la Santa Sede.
"Me alegro de recibirlos aquí, después de tantas veces que nos hemos encontrado en el pasillo de los aviones, en entrevistas a gran altura, o de paso en las diversas celebraciones y citas de las peregrinaciones apostólicas en el mundo. ¡Somos compañeros de viaje!", manifestó Francisco.
El periodismo es una misión. Las palabras de Francisco, que también recuerda al periodista ruso Aleksej Bukalov, fallecido en 2018, componen un manual de periodismo escrito en particular para los redactores de este tiempo, profundamente marcado por la difusión de los nuevos medios de comunicación. Y se entrelazan, ante todo, con los principios que deben guiar a un profesional de la información: "Al periodismo se llega no tanto eligiendo una profesión como embarcándose en una misión, un poco como el médico, que estudia y trabaja para que el mal se cure en el mundo. Su misión es explicar el mundo, hacerlo menos oscuro, hacer que los que viven en él le tengan menos miedo y miren a los demás con mayor conciencia, y también con más confianza. No es una misión fácil. Es complicado pensar, meditar, profundizar, pararse a recoger ideas y estudiar los contextos y precedentes de una noticia".
"Esta misión -señala el Papa- no está exenta de obstáculos. El buen periodismo, añade, puede combinarse con tres vertientes: el riesgo, lo saben bien, es dejarse aplastar por la noticia en lugar de ser capaz de darle sentido. Por eso los animo a preservar y cultivar ese sentido de misión que está en el origen de su elección. Lo hago con tres verbos que creo que caracterizan al buen periodismo: escuchar, investigar, contar".
Escuchar. Hay un verbo que "les concierne a ustedes como periodistas, pero que nos concierne a todos como Iglesia, en todo momento y especialmente ahora que se ha iniciado el proceso sinodal. Este verbo -dice el Papa- es escuchar: escuchar, para un periodista, significa tener la paciencia de encontrarse cara a cara con las personas a las que se va a entrevistar, los protagonistas de las historias que se cuentan, las fuentes de las que se reciben las noticias. Escuchar siempre va de la mano de ver, de estar allí: ciertos matices, sensaciones, descripciones bien hechas sólo pueden transmitirse a los lectores, oyentes y espectadores si el periodista ha escuchado y visto por sí mismo. Esto significa evadirse -¡y sé lo difícil que es esto en su trabajo! - evadir la tiranía de estar siempre en línea, en las redes sociales, en la web. El buen periodismo de escuchar y ver necesita tiempo.
"Las herramientas de comunicación -señala el Santo Padre- son importantes, pero el encuentro personal es insustituible: no todo puede contarse a través del correo electrónico, el teléfono o una pantalla. Como recordé en mi Mensaje para la Jornada de las Comunicaciones de este año, necesitamos periodistas dispuestos a ‘gastar la suela de los zapatos’, a salir de las redacciones, a recorrer las ciudades, a conocer a la gente, a comprobar las situaciones que vivimos en nuestro tiempo".
Profundizar. "El segundo verbo que caracteriza la profesión del periodista, es consecuencia de escuchar y ver", señala Francisco. Profundizar, nos recuerda el Papa, no es un elemento accesorio en el periodismo: cada noticia, cada hecho del que hablamos, cada realidad que describimos necesita una profundización. En una época en la que hay millones de informaciones disponibles en la red y en la que muchas personas se informan y forman sus opiniones en las redes sociales, donde desgraciadamente a veces se impone la lógica de la simplificación y la contraposición, la contribución más importante que puede hacer el buen periodismo es la de la profundización.
"Pero ¿qué -se pregunta Francisco- se puede ofrecer más a los que leen o escuchan, en comparación con lo que ya encuentran en la web? Pueden ofrecer el contexto, los precedentes, las claves de lectura que ayuden a situar el hecho ocurrido. Saben muy bien que, incluso en lo que respecta a la información sobre la Santa Sede, no todo lo que se dice es siempre ‘nuevo’ o ‘revolucionario’. Traté de documentar esto en mi reciente discurso a los movimientos populares, cuando indiqué las referencias a la Doctrina Social de la Iglesia en las que se basaban mis llamamientos. La Tradición y el Magisterio continúan y se desarrollan, afrontando las exigencias siempre nuevas de los tiempos en que vivimos e iluminándolas con el Evangelio.
Contar. "El tercer verbo que caracteriza al buen periodismo es contar: contar significa no ponerse en primer plano, mucho menos erigirse en juez, sino dejarse golpear y a veces herir por las historias que encontramos, para poder contarlas con humildad a nuestros lectores. La realidad es un gran antídoto para muchas ‘enfermedades’. La realidad, lo que ocurre, la vida y los testimonios de las personas, es lo que merece ser contado", dice el papa Francisco.
"El buen periodismo no debe dejarnos indiferentes: hoy en día tenemos una gran necesidad de periodistas y comunicadores apasionados por la realidad, que sean capaces de encontrar los tesoros que a menudo se esconden en los pliegues de nuestra sociedad y de contarlos, permitiéndonos impresionarnos, aprender, ampliar nuestras mentes, captar aspectos que antes no conocíamos. Les agradezco su esfuerzo por contar la realidad. La diversidad de enfoques, de estilo, de puntos de vista ligados a diferentes culturas o afiliaciones religiosas es también una riqueza de información. También les agradezco lo que nos dicen sobre lo que está mal en la Iglesia, por ayudarnos a no esconderlo bajo la alfombra y por la voz que han dado a las víctimas de los abusos".
"Sólo la verdad nos hace libres". Francisco, dirigiéndose a los dos decanos del periodismo vaticano -Alazraki y Pullella- y a los redactores acreditados en la Oficina de Prensa de la Santa Sede, subrayó finalmente que el faro a seguir por el periodista es la búsqueda de la verdad: Gracias, queridos amigos, por este encuentro. Gracias y felicidades a nuestros dos "decanos", que hoy se convierten en "Dama" y "Caballero" de la Gran Cruz de la Orden Piana. Gracias a todos por el trabajo que hacen. Gracias por su búsqueda de la verdad, porque sólo la verdad nos hace libres.
"La Iglesia nació para reflejar la luz de Jesús". Por último, el Papa recordó que la Iglesia "no es una organización política que tiene izquierdas y derechas en su seno, como ocurre en los Parlamentos". "A veces", señala el Papa improvisando, "por desgracia, se reduce a esto en nuestras consideraciones, con algunas raíces en la realidad". La Iglesia, añade, no es "una gran empresa multinacional dirigida por directivos que estudian en la mesa cómo vender mejor su producto". Y "no se construye sobre la base de su propio proyecto, no saca de sí misma la fuerza para seguir adelante y no vive de estrategias de marketing".
"Cada vez que cae en esta tentación mundana -subrayó el Papa-, la Iglesia, sin darse cuenta, cree tener una luz propia y olvida que es el ‘mysterium lunae’ del que hablaban los Padres de los primeros siglos. La Iglesia -subraya- se autentifica a la luz de otro, como la luna. Pero cuando se olvida de ser ‘mysterium lunae’, su acción "pierde vigor y no sirve para nada". "La Iglesia, compuesta por hombres y mujeres que son pecadores como todos", concluye Francisco, "ha nacido y existe para reflejar la luz de Otro, la luz de Jesús, como la luna lo hace con el sol.
Saludos al Papa de los dos periodistas premiados. Saludando al Papa Francisco, la periodista mexicana Valentina Alazaraki hizo partícipes a sus colegas de la entrega del premio: "Aquí en medio -dijo- hay mucho material para las causas de beatificación": para ser madres, padres y periodistas y también vaticanistas "hay muchas virtudes heroicas".
Y recordó los momentos en los que estuvo alejada de su familia a causa del trabajo. Dice que su marido, cuando sus hijas eran pequeñas, tuvo "una gran idea". Los sentó frente al televisor y les dijo: "Niñas, no se preocupen, porque mamá está con el abuelo. El abuelo era Juan Pablo II".
También Philip Pullella ha destacado que el reconocimiento que ha recibido hoy es también para sus "compañeros de calle". "Entre ellos", añadió, " también los que estaban allí antes que yo y de los que he aprendido tanto. "También quiero dar las gracias a todo el personal de la Oficina de Prensa que trabaja entre bastidores - los ujieres, las secretarias y otros - aunque en todos estos años nunca me han pasado un documento secreto".
Recordando su propia historia como emigrante de Calabria a Estados Unidos y como periodista, Pullela dedicó su premio "a todos los inmigrantes que buscan una vida mejor para sus hijos". Como hicieron sus padres en 1958. Agencia AICA