Los efectos de la pandemia no fueron ajenos a la actividad de la construcción, y si bien en un inicio produjeron importantes limitaciones en la parte laboral, también resultaron pródigos para evaluar algunos cambios en la modalidad de trabajo, según refieren desde Mosaicos David, una fábrica en crecimiento a lo largo de más de 4 décadas. De ese modo, en la actualidad se estableció el horario corrido como un modo de organizar de forma más provechosa la vida cotidiana.

En cuanto a la actividad, lentamente comienza a retomar sus niveles, a medida que se flexibilizan los límites de la cuarentena, aunque se guarda un celoso protocolo para evitar los contagios y los consecuentes retrocesos.

Juan Yedro, titular de la empresa junto a sus dos hijos, recordó que el comienzo no fue sencillo. "Mis inicios fueron a los 12 años. Cuando fui chico, vine de Carlos Casares, trabajé de albañil e iba a hacer cortes a la calle San Martín, donde estaba la fábrica de Laborde. En realidad, llevaba los cortes para que me los hicieran y empecé a conocerlos".

De esa manera, logró una cierta familiaridad con los primitivos propietarios de la fábrica. Por esa razón, se animó y "un día fui a pedir trabajo. Entré el 15 de febrero de 1978 a trabajar con ellos. No sabía nada del tema del tema mosaicos ni sabía cómo se hacían. Ellos me dieron la posibilidad de crecer porque empecé desde peón para alcanzarles el material a los que sabían, a los profesionales; iba mirando e iba aprendiendo", destacó acerca del modo en que se inició en la actividad.

Esa decisión de aprender el oficio aunque sólo fuera con la mirada le posibilitaría progresar. Así "fui ascendiendo, hasta que un día me entregaron la horma, que es una matriz para hacer el mosaico. Empecé con la vereda tradicional, después con la zocalera, después me dieron una horma de 15 por 30, después una de 25 por 25 y después me dieron una de 30 por 30. Así fui escalando y forjando mi trabajo; todo lo que se puede aprender en el rubro de los mosaicos".

Ese idilio inicial tendría una interrupción 4 años después, durante el conflicto bélico con Inglaterra. "En el año 1982 años me llamaron para hacer el servicio militar y estaba bajo bandera cuando fue el conflicto de Malvinas. En ese momento empecé a hacer los trámites para la baja porque era el único sostén de familia. Cuando termina el conflicto me dieron la baja y me reincorporé a la fábrica de mosaicos", refirió Yedro.

Cuando no estaba en sus planes, en poco tiempo se vio al frente de la fábrica. "Empezar a trabajar por cuenta propia fue una casualidad porque los tres patrones míos eran Laborde, Rivera y Escudero. En aquel momento había mucho trabajo y se laburaba para toda la zona: Laprida, La Madrid, Henderson, Bolívar; venía gente de todos lados a comprar mosaicos", recordó con cierta nostalgia.

Ese proceso no fue inmediato, ya que "primero se retira el ''Flaco'' Escudero, después se retira Herrera y después se retira Laborde. Cuando empiezo a ser propietario le quise cambiar el nombre a la fábrica de Mosaicos David porque tengo un hijo que se llama Juan David, el otro se llama Cristian Hernán".

Con el tiempo y enancada en la trayectoria de los propietarios anteriores, la fábrica se volvería un lugar tradicional para los albañiles de la ciudad. "En la calle San Martín estuve 36 años, después estuve en Pellegrini y Mitre y ahora estoy en Colón y Corrientes. En la fábrica me ayudan mis dos hijos", resaltó Yedro.

Si bien las expectativas por expandirse existen, "tratamos de vender en toda la zona pero la realidad es que vendo más acá que en la zona. Igual hay gente que cada tanto viene a comprar de Azul, Laprida, La Madrid y el último vino de Coronel Pringles. También tenemos algún cliente en Chillar o en Bolívar".

Pese al aislamiento, el titular de Mosaicos David se apegó a la cultura del trabajo y con ese criterio "no paré nunca, seguí trabajando solo de 8 a 14 y cuando empezó la pandemia se cortaba bastantes mosaicos. El personal no por todo este tema de la cuarentena pero trabajaba a portón cerrado".

Con más de 40 años en el rubro, la oferta se ha modificado y ampliado al compás de los cambios introducidos en la construcción. Así, en la actualidad "estamos haciendo losetas, piedras para frente, placas atérmicas, mesadas a medida porque desde hace 2 años pusimos una marmolería y ya cortamos a medida. Lo último son las placas antihumedad, que son de elaboración nuestra. También vendemos pastinas, plastificadores, vanitorys, grifería; de a poco vamos anexándole cosas", finalizó Yedro.

"No nos pueden igualar"

Juan Yedro, asegura que "los productos van cambiando continuamente; es impresionante. Pero no sólo los productos sino también la matricería. Y el diseño hoy es ilimitado porque la gente gracias a Dios me acompaña y yo siempre voy mirando y trayendo cosas nuevas".

Con esa mirada recordó como a través de los años fue cambiando la fisonomía de las veredas. "Antes se trabajaba la vereda amarilla tradicional, que es la reglamentaria, pero después se empezaron a colocar mosaicos de granito y ahora ya hay cerámico y todo ese tipo de cosas que los van suplantando".

En ese punto, destacó la calidad de sus productos y la alta competitividad existente con otras marcas. "En lo que es para exterior no nos pueden igualar porque, por ejemplo, en el tema del cerámico, revientan en verano cuando hace mucho calor, pero eso no pasa con los nuestros", diferenció.

Para tratar de adecuarse a las exigencias del mercado, "vamos cambiando continuamente, ahora hacemos piedra para frentes y muchas veces es la gente la que nos va pidiendo cambios de color, por ejemplo, y se los hago sin ningún problema; eso sí me tienen que esperar".