Muchas propuestas le hicieron frente a la lluvia
La 25ª Feria del Libro de Olavarría tuvo su primer día de actividades centradas en el Salón Rivadavia, el Teatro Municipal y el Museo Dámaso Arce, debido al mal clima imperante durante la jornada. El cierre estuvo a cargo del escritor Alejandro Parisi, autor de una trilogía sobre el Holocausto, que compartió la experiencia de novelar el testimonio de tres sobrevivientes.
Los talleres previstos en las carpas temáticas instaladas en la plaza central debieron trasladarse al Teatro Municipal y al salón del Museo Dámaso Arce, aunque aun así tuvieron una buena convocatoria, especialmente el de dibujo de personajes animados.
Por la tarde, en el Teatro se ofrecieron funciones de la obra infantil "Grrrr..." presentado por Alfa y Omega producciones. Asimismo Matías Verna, Edgard Farías, Iris Giaconía, Jesús Iribarne y Jeanette Rico Preciado realizaron una mesa de debate filosófico literario en la sala del segundo piso del Teatro mientras que en el Salón Rivadavia y, como cierre de la jornada, se realizó la conferencia "La trilogía del Holocausto" de Alejandro Parisi, sobre la base de sus tres novelas escritas en base a los testimonios de sobrevivientes del nazismo.
"El desafío fue no hacerme el escritorcito, sino narrar"
Con el periodista Rodrigo Fernández como moderador, Parisi ofreció un diálogo con el público en el que narró la conmovedora experiencia de volcar los recuerdos de sobrevivientes del Holocausto en una trilogía de novelas basadas en hechos reales que comenzó con "El ghetto de las ocho puertas" (la historia de Mira Ostromogilska), siguió con "La niña y su doble" (surgido del relato de Nusia Stier) y culminará en noviembre cuando salga a la luz "Hanka 753" (del testimonio de Hanka Grzmot).
En diálogo con EL POPULAR, el autor explicó que cada una de las historias es muy distinta a la otra, así como sus sensaciones al escribirlas. "Empecé con ‘El ghetto de las ocho puertas’, que es la historia de los abuelos de un amigo. El primer libro fue con miedo, el segundo con más placer y el tercero fue con fascinación".
La crudeza del relato de Hanka hizo que inmediatamente se decidiera a encarar su tercer libro. "Hanka estuvo en Auschwitz, 36 horas desnuda frente a los hornos esperando a que la cremen viva, vio cómo se llevaban a su papá, pasó hambre... Son historias que parecen que fueron hace 500 años, pero fueron hace menos de 100 años, por lo que es muy valioso tener al personaje que te lo cuente donde uno sólo tiene que concentrarse en escribir la historia, transmitir lo que ella me transmitió a mí y ser fiel con la verdad, porque las tres siempre decía lo mismo: ‘No hay que inventar nada’ ", expresó el escritor y guionista.
"El desafío era recrear eso que ya tenían como una foto en la cabeza. Son mujeres de ochenta y pico de años con una memoria tremenda, súper lúcidas a las que ayudé a reconstruir su historia porque necesitaban a alguien que las guiara. Después me senté a escribirlo con mucho placer y responsabilidad, disfrutando como autor, pero al mismo tiempo con el deber de cumplir con ellas transmitiendo lo que vivieron. El mayor desafío en las novelas fue no hacerme el escritorcito, sino narrar".
Cada uno de las vivencias que narraron las protagonistas atravesaron al escritor para poder darle cuerpo a la novela, algo que no es sencillo ni ligero de procesar. "Quedé bastante herido después de cada una -confiesa- es una historia muy pesada y uno se compromete emocionalmente. Te vas con una persona durante un año y tomás cariño, te ponés de su lado, y la verdad es que tampoco queda tanta gente viva que haya pasado por eso. Yo no soy ni periodista ni historiador, entonces yo escribo a partir del relato de un protagonista de la novela. Mi objetivo tampoco era reflexionar sobre el Holocausto, yo sólo quiero transmitir las particularidades dentro de 6 millones de muertos. Ésas pequeñas historias son las que demuestran la humanidad de la gente que murió, no fueron un número. Si no, nos quedamos hablando de cosas abstractas".
A la hora de hilar las tres historias en un sentimiento, Parisi elige la admiración. "Esta gente podría haberse convertido en personas rencorosas y no lo hicieron. Sobrevivieron, montaron su vida y de alguna manera vencieron a los nazis porque se casaron, tuvieron hijos y nietos, y continuaron su legado con ellos y con toda la gente que recibe su testimonio a través de libros".
El peligro de la ignorancia. Hoy a las 10 en la sala del Teatro Alejandro Parisi tendrá un encuentro con alumnos de escuelas primarias bajo el título "La importancia de la memoria de nuestros abuelos", que tendrá los testimonios de Mira, Nusia y Hanka como punto de partida para pensar si el horror del Holocausto puede repetirse.
"Antes de que el antisemitismo tomará cuerpo político partidario como el nacionalsocialismo había chistes sobre los judíos que parecían, por ahí, simpáticos. Pensando en las escuelas con las que vamos a charlar y salvando las distancias, porque sé que los chicos no van a matar a 6 millones de personas, aparece algo nuevo como es el bullying y el ciberbullying, donde empieza una broma para un grupo de gente hasta que llega un loco y dice ‘esto es verdad’. La discriminación y el racismo a veces empieza como un chiste y encierra barbaridades tremendas que los chicos no son conscientes, así como los alemanes qué vivían en la miseria de los años 30 yo no sé si eran conscientes de lo que le proponía Hitler", sostuvo el escritor que arremetió con una analogía: "Occidente, que levanta la bandera del progresismo y la evolución, hoy está viviendo la islamofobia". "Cuando en Europa andaban en taparrabos los árabes escribían poesía, entonces hay que pensarlo mejor porque generalmente estas cosas empiezan desde la ignorancia y la ignorancia es muy peligrosa", concluyó.