Claudia Rafael

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En los mismos días en que el gobierno municipal anunciaba una licitación de casi 60 millones de pesos para cubrir los próximos 11 meses del Servicio Alimentario Escolar (SAE), la directora de una escuela de la periferia lloraba de impotencia tras la descompostura de dos chicos en clase. Era lunes y -a pesar de que hacía tiempo no ocurría de esa manera- venían de un fin de semana de escaseces, con lo que la ingesta no fue bienvenida por el cuerpo de ambos.

Si bien el SAE sigue sostenido por fondos provinciales, el manejo fue municipalizado algunos meses atrás para Olavarría y un manojo más de municipios. La de estos días es la segunda licitación desde que el servicio pasó a manos de la comuna -según explicó Sofía Torres, directora municipal de Educación- e incluye algunos aumentos.

El presupuesto anterior abarcó desde septiembre a febrero y fue por un total de 25 millones de pesos. Es decir, algo más de 4 millones por mes. La licitación anunciada esta semana fue por un total de 59.861.216.88 de pesos y abarcará desde el 1 de abril próximo al 29 de febrero 2020. Esto es: casi 5 millones y medio. Incluye -según Torres- incrementos del 15 % (octubre), 12 % (marzo) y otro 12 (mayo).

En tren de comparaciones, no se puede perder de vista los datos inflacionarios oficiales que, en materia alimentaria, rondaron el 53 por ciento. La más alta desde 1991 a la fecha.

El total de la matrícula al 30 de noviembre pasado -según reveló el consejero escolar Bruno Ferrante- es de 3775 en Inicial; 8000, en Primaria y 5876, en Secundaria. Aún no están cerrados los datos actuales, porque son cifras que recién se completarán al 31 de marzo próximo. Es decir, 17.661 en total dentro del tramo de escolaridad obligatoria.

El cupo de chicos incluidos en el SAE es, según Sofía Torres, de 12.832 en lo que hace a desayuno y merienda. Hay 2531 que son beneficiarios del almuerzo y que -agregó Torres- "también reciben desayuno y merienda".

María Elisa Risé, secretaria adjunta de Suteba, refirió que en las recorridas por las diferentes instituciones educativas se vienen chocando con realidades dolorosas que "hacía mucho tiempo no veíamos de esta manera". Y describió, impactada, cómo hay establecimientos a los que llegan cuatro kilos de carne para preparar el almuerzo a 90 chicos que están incluidos dentro del cupo. Aunque -agregó- "se termina dando de comer, por ejemplo, a 130". Las cuentas son claras y difíciles de soportar. Aunque fueran 90 y no los 130 que se sientan a la mesa, las matemáticas indican que son 44 gramos de carne para cada chico.

Otro de los reclamos que han recogido escuela por escuela es el de la entrega de verdura y fruta en mal estado o al borde de estarlo. "Nosotros no podemos reclamar a los proveedores. El rol de control no es nuestro", planteó. "Hay directoras que cuentan que les entregan frutas y verduras el viernes para que quede para el lunes. El detalle es que no tienen cámara frigorífica para conservar. Con lo cual, al lunes llega hecha un desastre", agregó.

Historia del SAE

Para mayo próximo, el valor del cupo del SAE estará -según informes firmados por Gustavo Quian, director del Servicio en la provincia- en 27,20 frente a los 24,28 pesos actuales. En noviembre de 2017 el valor era de 16,40. Pero la suba más impactante, del 100 por ciento, fue en abril de 2016 en que pasó de 6,30 a 12,60 $. El servicio mismo del SAE fue creado durante el gobierno provincial de Felipe Solá, en 2004. Pero los comedores escolares en sí mismos venían de mucho tiempo atrás. Para tener un valor comparativo, en 2002 se pagaban 0,60 pesos la ración.

Habrá quienes quieran presentar estos incrementos en el valor SAE como un logro a festejar cuando en verdad no se puede perder de vista que siempre las cifras van a quedar por detrás de la cabalgata feroz de la inflación. Sobre todo si esa inflación se mide exclusivamente para el rubro alimentario que es lo que más afecta a las capas sociales más castigadas.

El número de chicos incluidos en el SAE "dependía de los pedidos que el Consejo Escolar hiciera a la provincia. Este año, por primera vez, lo vamos a hacer nosotros", dijo Sofía Torres.

"Estamos muy preocupados porque la cantidad de alumnas y alumnos incluidos en los cupos del SAE no se corresponde con las necesidades reales. Pero, además, no hay equidad en la entrega de las copas de leche", analizó María Elisa Risé. "Se implementó una universalización que hace que reciban la copa de leche también los chicos de las escuelas céntricas. Y no vamos a discutir si está bien o no hacerlo. Lo que cuestionamos es que hay escuelas del centro que reciben leche chocolatada en cajita y magdalenas y otras escuelas, inmersas en situaciones de pobreza, pan oreado. Cuando hicimos reclamos se argumentó que en las escuelas céntricas no había cocina. Pero lo que estamos planteando es que si se argumenta la necesidad de la universalización, que haya equidad", agregó.

Containers

Muchos son, sin embargo, los directivos que reconocen por lo bajo situaciones adversas y complejas desde lo social y la falta de respuesta institucional a las necesidades que los acucian y que tienen miedo de ser sancionados. Más de cuatro centenares de directoras y directores -entre ellos, el olavarriense Ariel Rodríguez- fueron apercibidos por sus reclamos. Con lo cual, prefieren no hacer públicas sus quejas.

La realidad de las escuelas en la provincia es compleja y difícil. Silvia Almazán, secretaria provincial de Educación y Cultura de Suteba, reflejó -en diálogo con El Popular- que mucho más allá de la preocupación por lo salarial, pidieron una mesa de debate sobre aquellos temas que hacen a las condiciones dignas de enseñanza y aprendizaje. "Hoy por hoy hay otras urgencias en las familias a partir de sus necesidades económicas. Comedores, transporte escolar, útiles, guardapolvos, libros, zapatillas. Demandas recurrentes y muy fuertes", expresó.

Las deudas en materia de infraestructura son también enormes. Al punto tal que desde desde 2014 aproximadamente se empezaron a implementar en ciertos territorios las aulas containers. De hecho, en la Secundaria 18 de Olavarría hay dos aulas de ese tipo por la falta de espacio para el dictado de clases. Son cajas metálicas que, en ciertas zonas del conurbano, en los días de intenso calor, no permitieron permanecer adentro porque directamente se torna imposible respirar.

En el territorio provincial, planteó Almazán, "faltan ampliaciones y construcciones. Hay escuelas que no iniciaron las clases o las iniciaron parcialmente. Tienen un sector que no pueden usar, ya sea porque está en obra o porque no tienen ninguna respuesta. Entonces tienen clases rotativas o turnos reducidos".

La provincia de Buenos Aires tiene una de las matrículas más importantes numéricamente del continente. "Los presupuestos tienen que acompañar a todas las áreas. Hay un crecimiento vegetativo al que se suma el crecimiento amplificado de la demanda de asistencia a comedores escolares. No sólo de los niños sino también de los adolescentes que van a secundarias y técnicas. Hay mucho menos cupos de lo que realmente se necesita. Entonces se empiezan a partir las raciones. Y ya no se puede seguir partiendo más. La insuficiencia de cupos, el aumento de familias que piden el acceso de sus hijas e hijos, el monto que se destina, la falta de control sobre empresas grandes", agregó.

Si en Olavarría hay más de 17.000 alumnos, meriendas y desayuno para 12.800, que incluye el almuerzo para 2500; en la provincia la matrícula es de 2.800.000 y son sólo 450.000 los que concurren al comedor escolar. Almazán utiliza para la medición las últimas estadísticas de la UCA (Universidad Católica Argentina) a partir de las cuales se pregunta: "si casi el 50 por ciento de los chicos están bajo la línea de pobreza ¿cómo se explica que sólo 450.000 almuercen en la escuela?".

Sofía Torres adelantó que, este año, elevarán a las autoridades de la provincia el próximo listado de cupos del SAE y que allí se decidirá si el número continúa como hasta ahora o bien se modificará. Desde Suteba, María Elisa Risé, insistió en que la inflación, la falta de trabajo, las dificultades de las familias llevan a que las raciones sean cada vez más chicas por la imprescindible necesidad de compartir.

Sea cual sea la resolución de las autoridades en torno de cupos y presupuestos, es imprescindible el control estricto desde el Estado sobre los insumos, las fechas de vencimiento y las condiciones de frutas y verduras, con los ojos sobre los proveedores. Nadie que no esté bien alimentado puede tener garantizado su derecho a aprender.