Cacho Fernández // cfernandez@elpopular.com.ar

Sergio Massa repite la estrategia de 2013 para romper con el kirchnerismo y emerger como la salida del peronismo. Vaya uno a saber qué tiene hoy en la cabeza, pero en aquel año, la ruptura se venía manifestando en enero, por poner una fecha para confirmarse horas antes del cierre de listas.

En aquel año, el entonces intendente José Eseverri, anticipa el cisma el 7 de enero en una entrevista con este columnista. Ya todos sabían el desenlace de aquella maniobra, pero prefirieron esperar hasta último momento para blanquearla. En tanto Cristina Kirchner suponía que Massa no se animaría y que continuaría con ellos. Sin embargo, el tigrense pateó el tablero y luego le pegó una paliza tremenda al kirchnerismo en las legislativas de ese año. De allí en adelante fue menguando su impacto. Es que la sociedad y la política ya estaba agrietada, solo que lo que hoy una parte importante de Juntos se mezcló con el massismo y dejó que fuera él quien encabezara la oposición a Cristina.

Luego, la porción de sociedad que pretendía ganarle al kirchnerismo comenzó a desconfiar de Massa y optó por seguirlo a Mauricio Macri quien había sido habilitado por su asesor, Jaime Durán Barba a jugar abiertamente en las elecciones de 2015.

Massa se había enredado en un debate ideológico que no está en la gente, esto es, si el liberalismo o el neoliberalismo, y pretendió diferenciarse intentando construir terceras vías que no prosperaron y que rápidamente se convirtieron en meras colectoras.

Massa estuvo a punto de desaparecer en los meandros de su propio espacio, buscó alianzas con Máximo K creyendo que éste era diferente a su madre, pero no pensó que para llegar a diferenciarse de alguien primero se debe tener una identidad propia, y Máximo no parece tenerla.

Rumbo a 2013

Hoy Massa comienza a construir su propia diáspora del Frente de Todos y utiliza una especie de Pacto de la Moncloa a la argentina para hacerlo, pero no alcanza a ver que nadie le va a regalar ese rédito político cuando está invirtiendo en criptomonedas y no precisamente en dólares, es decir, con el menor costo posible. Probablemente Massa continúe en ese limbo político, pero llegará el momento en el que no le va a quedar otra alternativa que romper y buscar su propio rumbo como lo hizo en 2013.

La única alternativa que le quedaría es armar con alguien de la vereda de enfrente y lo está intentando con Gerardo Morales, que parece odiar al PRO, y con Horacio Rodríguez Larreta que busca obsesivamente diferenciarse de Macri. Y no parece tener otra alternativa para acomodar a su gente en alguna lista para no correr el riesgo de ser abandonado por su tropa. Si en 2013, él cobijó a macristas, margaritos, lilitos y otros, esta vez él buscaría implementar un mecanismo inverso. "No podemos seguir soportando que solo cobren los de su entorno inmediato. Nosotros somos los que laburamos todo el año y nunca ligamos nada", reprochó una fuente massista en un café platense.

El jefe de la CABA se ve atosigado por la interna. Creyó que le iba a ser más fácil pero mide menos que Patricia Bullrich, está desencontrado o enemistado con Macri y no dudaría en procurar una alternativa con un peronista moderado y pragmático como Massa, aunque algo desgastado por sus movimientos erráticos.

Entonces, si no deja en claro una posición, Massa será, como aquel personaje de la película, "el hombre que nunca estuvo". El resultado de 2023 daría un ganador que o bien represente claramente la grieta o bien una transversalidad con una fórmula-puente que sorprenda. No en vano se juntó esta semana Massa con Larreta y con Morales. Ante semejante crisis, no es que la gente está irritada con el Gobierno sino que ya no cree en la casta política. Y eso es peligroso.

El titular de la Cámara de Diputados no tiene destino si no se decide a realizar su propia jugada porque la interna entre dos personas al borde del desquicio lo va a terminar fagocitando.

El menú opositor

En Juntos por el Cambio, la interna también tiene su intensidad. De pronto, Jorge Macri, a quien se lo daba como definido en CABA, visitaría Azul en estos días ¿con qué objetivo si él no juega en Provincia? Hay quienes piensan que el primo de Mauricio se quiere desquitar de Ezequiel Galli por haberlo dejado por Rodríguez Larreta e intentaría marcarle la cancha al jefe comunal de Olavarría. Esto parece bastante relativo puesto que no debe olvidarse que Macri tiene en Azul un aliado que es Ramiro Ortiz, quien le ha sido leal en momentos en el que el de Vicente López había quedado gritando su deseo de ser Gobernador en la más completa soledad.

En tanto, Cristian Ritondo también estaría intentando ganar adhesiones entre los intendentes, presionando para negociar luego lugares en las listas y habría elegido a Olavarría para disparar esa estrategia. Como consignamos la semana pasada, el diputado habría tenido una dura controversia telefónica con Galli por algunas declaraciones de Ritondo en cuando a la salud política del PRO en el interior bonaerense lo que involucraba a los mismos dirigentes. De ahí la reacción del Intendente local.

El 8 de abril estaría en la ciudad Facundo Manes quien podría ser uno de los pre-candidatos presidenciales de la UCR, (es quien mejor mide entre los radicales) con Martín Lousteau en la CABA y el economista Martín Tetaz en la Provincia.

En tanto, Rodríguez Larreta llevaría a Diego Santilli como candidato a Gobernador. Con Santilli se dio un caso extraño puesto que pese a haber ganado la interna provincial, por su falta de armado propio no pudo incorporar ninguno de sus nombres en las listas.

Relaciones extrañas

El problema central de "Juntos" en la Séptima lo tendría en Azul, un municipio con conductas algo díscolas pero en casi todas las gestiones. Ahora se manifiesta una relación un tanto extraña con la Provincia y la Nación que le daría la posibilidad de construir 800 viviendas por el Plan Procrear II, con un rédito político incomparable. Esto podría interpretarse como una confirmación del acercamiento manifiesto de la gestión de Hernán Bertellys y Alejandro Vieyra hacia el Frente de Todos, algo que ya se venía rumoreando desde hace unos meses.

Cabe decir que el municipio de Azul tiene en el gasto de personal (el 75% del presupuesto) una espada de Damocles constantemente sobre su cabeza. La necesidad de una "ayuda" provincial es obvia para afrontar semejante gasto, y eso habría acercado las partes. Sin embargo, cuando se los consulta, dicen que "nosotros seguimos con nuestro partido vecinal" y nada más, pero no aclaran si continúan o no con "Juntos". Tampoco lo niegan, pero en la incertidumbre todo puede ser probable. Como en los partidos-homenaje en los que el homenajeado juega un tiempo para cada equipo, ¿la dupla gobernante de Azul podría estar cambiando su camiseta para los 45 minutos restantes? El tiempo lo dirá y no queda mucho para saberlo.

Confusiones

Pocas veces se ha visto tanta confusión política. Alberto F. se reúne con Hugo Moyano y Máximo con el hijo del sindicalista creyendo que con ellos ganan aliados para dirimir la interna del Gobierno y de paso suponen que con los Moyano suman en representatividad política. Algo que para quien conozca un poco nomás de las preferencias de la gente sabrá que ambos dirigentes camioneros no pueden sumar más que a sus propios familiares y obedientes.

Además, y como para completar el cuadro, el ultramontano Gustavo Béliz propone controlar a las redes calificándolas de intoxicadoras de la democracia. La primera avanzada sobre los medios ya la había hecho Miriam Lewin con su Nodio. La diputada Cecilia Moreau confesó su vergüenza por el proyecto fascista, el propuesto y el que ya está en funcionamiento. Entonces, al Gobierno habría que aclararle que lo que tiene que controlar es la inflación, no la libertad.

El escenario es complejo. La Cámpora, representativa del sector más duro del kirchnerismo, ha demostrado su poder interno al quiere cambiar esa imagen y muestra en Olavarría tres variantes para todos los gustos. Y este intento de plasmar una suerte de dialéctica hegeliana (dos posiciones opuestas y una síntesis moderada) comenzó a visibilizarse luego de la inauguración del nuevo Ateneo. A nivel nacional, en la batalla de la UOM, logró correrlo al albertista Antonio Caló después de 18 años de mandato.

Y en este plan de jugar con todos adentro sin permitir filtraciones de ningún tipo, se dice que se le habría "sugerido" a José Eseverri comprometerse abiertamente con el Frente de Todos. La "sugerencia" habría venido del lado del ministro de Transporte Gabriel Katopodis, demostrando que no les basta que gente de su palo, como Einar Iguerategui, Gerardo Ripoll, Ricardo Nasello y otros, ya lo estén haciendo. "Quieren la cara de José y bien visible", simplificó la fuente de esta versión, sin tener en cuenta que tanto La Cámpora como el santellanismo, un subgrupo del camporismo, no lo quiere al ex intendente en el espacio. Tampoco José, quien también ha manifestado este rechazo que hoy, entonces, es recíproco.

¿Una nueva convertibilidad?

Y Patricia Bullrich, quien también anda en busca de intendentes, elogió encendidamente a Galli, pero podría armar junto con el pichettismo. Ha manifestado su preferencia por el líder del Peronismo Republicano para compañero de fórmula, quien ha logrado reunir un conjunto de dirigentes destacados del menemismo y del peronismo ortodoxo.

Dicho sea de paso, la gestión del riojano, hoy, y a la luz de los fracasos reiterados de los gobiernos que le sucedieron, se va erigiendo progresivamente en una suerte de emblema de lo que habría que hacer para salir de la crisis en paz.

Se vuelve a reivindicar a la convertibilidad y en algunas variantes parecidas como la dolarización ecuatoriana o la bimonetarización uruguaya. Pero para que todo eso funcione se requiere una conducción política consolidada. La actual es un doble comando que se termina neutralizando. Entonces, el menemismo vuelve a la agenda política después de haber sido demonizado durante treinta años, fiel reflejo de la historia nacional y de un peronismo que al no encontrar rumbo en el kirchnerismo vuelve a sistemas más cercanos a sus fuentes doctrinarias, esto es, un capitalismo con justicia social.

Envalentonado con otros encuentros, el Peronismo republicano se vuelve a reunir el 21 de abril en el local del sindicato gastronómico en Capital Federal y posiblemente de allí surja la intención de participar de una Paso con una candidatura que sea el canal de peronismo no K.

Malvinas

A cuatro décadas de aquella aventura trágica de Malvinas, solo se salvan quienes fueron soldados. El resto, oficiales y suboficiales venían sucios del terrorismo de Estado.

Precisamente, eso es lo que llamó la atención, que a seis años del golpe militar y luego de una sangrienta represión utilizando el Estado para el terror, tanta gente se juntara para aplaudir a un nazi bananero como Galtieri. Dos días antes, el régimen había reprimido duramente una marcha cegetista.

¿Qué se esperaba de este general y sus adláteres? ¿que tuviesen un gesto de dignidad nacional luego de haber vendido el país al mejor postor y de haber llevado a cabo el genocidio más sangriento de América Latina?.

El entonces capitán de navío, Alfredo Astiz, se había rendido sin disparar un solo tiro cuando le tocó defender a las Islas Georgias del Sur. Ya se tenía una muestra del rol que cumplirían quienes venían de la represión.

El general Mario B. Menéndez, a cargo del operativo en Puerto Argentino, no escuchó el silbido de una bala, como como graficó alguna vez Jorge L. Borges.

Por poco no se vistió con su uniforme de gala. Mientras, los jóvenes soldados se debatían como espartanos frente a un poder infinitamente superior. En tanto, y para completar el cinismo, los militares argentinos trasladaban el robo a Buenos Aires en donde desaparecían joyas, alimentos, dinero y todo tipo de colaboraciones que acercaba la gente para los soldados. Con este ejército, San Martín no hubiese llegado siquiera a Uspallata y eso forma parte de la decadencia argentina.

Los chicos de las Malvinas combatían heroicamente por una causa que estaba perdida desde su gestación. El pueblo argentino se dejó llevar por la épica del momento y se dejó momentáneamente de lado el horror del terrorismo de Estado para ir a aplaudir en la Plaza a un militar bananero que les hablaba con voz aguardentosa de la decisión. Pero eso siempre ha pasado en la historia universal, que lo épico sustituya la paz y la vigencia de los derechos humanos.

Después de cuatro décadas, solo queda en el tamiz la actitud heroica de los chicos de una guerra insensata, destinada al fracaso, el dolor de los familiares por los que quedaron eternamente allí como testimonio de un pueblo mancillado por el robo inglés y la decisión de un grupo de malandras uniformados que habían dado un manotazo de ahogado para preservar el poder y la impunidad. Queda como consuelo de los caídos y la certeza de que la memoria es sabia y solo reivindicará a los inocentes y a las verdaderas víctimas de una dictadura que llevó a los argentinos a pasar una cruel temporada en el Infierno.