El significado del encuentro de Mariotto y Eseverri dentro de una política de gestos
Cacho Fernández
Seguramente, por la falta de relaciones institucionales, la foto del vicegobernador, Gabriel Mariotto, con el intendente, José Eseverri, tuvo una sobredosis de interpretación. La más llamativa fue la de Perfil que la entendió como un acercamiento del Vice al massismo.
El análisis sería tan legítimo como cualquier otro si no se tuviese en cuenta que el mismo día de la foto, la gente de Mariotto pugnaba con cierta preocupación que el encuentro había sido disparado por "una invitación que le hizo Eseverri por teléfono". Así dijeron.
Desde el eseverrismo no omitieron una comunicación telefónica. Sin embargo el resultado, que coincide con la versión mariottista, es que el Vice quedó en pasar por la Casa del Deporte. Lo cierto es que desde el eseverrismo, supuestamente por encargo del senador provincial, Héctor Vitale, lo llamaron a César Valicenti y le plantearon su deseo de saludarlo al vicegobernador. El diputado respondió que ellos se acercarían a la Casa del Deporte, cosa que hicieron más o menos a las tres de la tarde. Cuando llegaron, Vitale les advirtió que allí se estaba llevando a cabo un acto con las mujeres massistas y le ofreció un lugar privado para que Intendente y Vicegobernador se saludaran. "La idea era encontrarnos porque no olvidemos que además de ser el vicegobernador, es también el presidente del Senado. Y de una buena vez hay que terminar con esta lógica amigo-enemigo", señaló el senador provincial.
Mariotto descartó la alternativa de hacerlo en privado y le planteó que no tenía problemas en saludarlo en el mismo evento. Y así se hizo, encuadrando el suceso en un marco puramente institucional.
De todos modos, la foto, más allá de su valor institucional, apuntaría mucho más a la interna kirchnerista que massista, -aunque no podría desestimarse algún mensaje del Intendente dirigido a Sergio Massa-, lo posiciona a Gabriel Mariotto como precandidato a gobernador en las Primarias K y lo deja mejor parado a César Valicenti para traccionarle votos.
En esta Argentina sorprendente, la única que sigue demonizando a la oposición es la Presidenta. En su última cadena, también batalló una vez más con la clase media y, a través de una extraña concepción de la distribución del ingreso, hasta le hace pagar a los trabajadores con la retención de Ganancias una porción importante del resarcimiento que tuvieron los beneficiarios de la Asignación por Hijo.
El riesgo de los opuestos
Se sabe que la política hoy es un lenguaje de gestos y las fotos suelen ser más elocuentes que miles de discursos. Es decir, ¿buscó la foto el Vicegobernador? ¿con qué objetivo? Lo mismo para la vereda de enfrente: ¿a Eseverri también le interesaba una imagen con Valicenti y Mariotto? ¿para dirigirla a quien?
¿Buscó Mariotto dejar una imagen distinta a la del Gobernador que hace un par de días eludió sacarse una foto con Massa? Ayer dijimos que muchas veces en política las identidades se definen con conductas contrarias a las de su oponente.
En la década del ''70, el Partido Comunista Revolucionario (pro-chino), que surgió de una escisión del Partido Comunista por disentir con la invasión rusa a Checoslovaquia, se definía a partir de una valoración contraria de los actores políticos a la que hacía el PC. De ese modo, durante la dictadura, para el PC, Videla y Viola eran "los militares democráticos" y Menéndez, Camps, Bussi y compañía, eran "los fascistas".
En virtud de ello, el PCR sostenía que "Videla y Viola eran pro-soviéticos" y que "los fascistas", eran para los pro-chinos los "nacionalistas" simplemente porque estos últimos no apoyaban a la URSS y mantenían su alianza -o devoción- con los Estados Unidos al que consideraban un imperio capitalista y por lo tanto condenado a desaparecer antes que la Unión Soviética. Precisamente, sucedió lo contrario.
Toda esta locura atravesó la disputa entre ambos bandos durante los años de la dictadura y las conductas también rayaban en lo demencial. Por ejemplo, algunos militantes del PC explicaban que su detención había sido ordenada por el sector "fascista" de la dictadura y no los que calificaban de "democráticos", y a la inversa, para los encarcelados del PCR sus victimarios eran los Videla, Viola y cía.
El recuerdo parece inatinente, sin embargo grafica palmariamente los riesgos de definirse por lo opuesto y no por sus propias convicciones. Es decir, se puede caer fácilmente en el grotesco.
La otra cosa es la intransigencia. No tratarse con el diferente es un rasgo de inseguridad. En ese error incurrió y viene incurriendo la militancia advenediza fundamentalmente del oficialismo que sienten terror de dialogar con alguien que no sea de los propios. Por eso se fijan más en quien lo dice que en lo que dice, y no ven que esa es una conducta que define a las sectas.
Para la interna
El encuentro, más allá de por qué se hizo, es una movida que tiene mucho más que ver con la interna kirchnerista que con el massismo. El más beneficiado, si es que se puede hablar en esos términos, sería el diputado César Valicenti, quien ha logrado despegar un poco y salir del ostracismo en el que se encontraba antes de las elecciones legislativas. Su sector, vinculado al kirchnerismo nacional, estaba completamente desdibujado al lado del protagonismo que tenía en ese momento el pejotismo hoy enrolado en el sciolismo. El sectarismo le había jugado en contra al valicentismo, pero sus políticas posteriores más su habilidad de hacer pesar localmente sus relaciones con el cristinismo le procuró al legislador camporista ganar dos bancas (las de Saúl Bajamón y Federico Aguilera) en el Concejo Deliberante y prácticamente sin poder interno.
Por lo tanto, la cita en la Casa del Deporte, aún con la foto de Massa detrás, lo puede haber favorecido para las primarias K, fundamentalmente para traccionarle votos a Mariotto, quien se quiere instalar como precandidato a gobernador. Además, Valicenti sabe que el voto ultra K ya lo tiene, y lo que debe buscar es un mayor conocimiento que le amplíe su caudal electoral.
Mariotto pudo haberse llegado hasta el acto massista para su propia imagen pero también para la de su referente, pero también no debe olvidarse que allí estaban tres senadores de un bloque que tiene paridad con el oficialista.
No está nada mal que el Vice protagonice este tipo de encuentros con sus adversarios políticos. El Gobernador ya lo viene haciendo desde hace tiempo y con toda naturalidad. Por lo tanto, no sería nada extraño que luego de la foto entre Jorge Macri y Sergio Massa, el propio Scioli lo invite a su primo Mauricio a un asado a Villa La Ñata. Las fotos tienen siempre un efecto particular y muchas veces pueden más que las palabras.
Sin embargo, todavía es prematuro inferir algo de la foto entre Mariotto y Eseverri, tampoco se puede saber si la buscaron. Existe sí una cierta aspiración de objetividad en las interpretaciones, y esto es el fruto de la soberbia intelectual del exégeta que aspira a suplir de alguna manera la falta de información.
De todos modos, para la democracia es auspicioso que lo hagan. Por la democracia y por la república. Y más allá de las elucubraciones que se hagan, que por otra parte son todas legítimas, lo importante es que la dirigencia hable, se junte y, más allá de pertenecer a grupos políticos diferentes, busquen juntos soluciones para la gente.