Espionaje desde la SIDE
Ya en marzo el fiscal bonaerense Claudio Scapolán había allanado la central de Telecom en Garín a partir de una causa por amenazas al secretario de Ingresos Públicos de la Provincia, Santiago Montoya. Lo que encontraron, definieron los expertos, fue "una verdadera estación de intercepción clandestina" pero con una sofisticación "que sólo posee la SIDE". Entre los teléfonos intervenidos se enumeraban nada menos que el del propio gobernador Solá y el del ministro de Seguridad Carlos Arslanian, además de diputados macristas y el del ex canciller Rafael Bielsa.
Ahora se descubre un nuevo caso de espionaje que incluye pinchaduras a los teléfonos de sesenta legisladores de la Ciudad, todo el gabinete bonaerense y la central de conmutación de la Cámara de Diputados, entre otros. Todos, dicen los peritos, fueron pinchados por la SIDE sin autorización judicial.
El escándalo es cada vez mayor porque ahora se utilizaba un equipo más potente y sofisticado que aquel descubierto en Garín que, por no haber colocado custodia en su momento, desapareció del lugar.
Medios de comunicación que frecuentemente presentan posturas opositoras también descubrieron sus teléfonos intervenidos y ésta es una situación de suma gravedad, ya que se extiende en el tiempo y nadie parece quedar afuera de una red de espías desplegada desde un organismo que pertenece al Estado. La SIDE, cuyo rol ha sido cuestionado desde hace años a partir de su persistente labor de espionaje político en lugar de cumplir la función de defensa para la que fue creada, parece no tener control. Nunca ha podido ser dominada y transparentada durante la democracia y periódicamente se suceden escándalos como éste, que exhiben una tremenda debilidad de la sociedad civil ante estructuras donde el autoritarismo y los procedimientos antidemocráticos están visiblemente enquistados.
Es de esperar que esta vez la Justicia profundice su labor y no acepte ningún tipo de presión ni amenaza como las que han sufrido funcionarios como Santiago Montoya. Y que, además, los organismos que tienen las atribuciones necesarias pongan de una vez la lupa sobre la Secretaría de Informaciones del Estado para depurar sus estructuras y lograr que comience a cumplir la función intrínseca que le confiere la Constitución en el marco de un sistema democrático.