Cacho Fernández

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En Argentina, cada dos años se suelen tener espectáculos dificiles de imitar: los debates políticos televisivos y algunos juramentos de los legisladores. Son tan desopilantes que terminan banalizando algo tan importante como lo es la representación política.

En cuanto a los debates electorales ¿quien no recuerda el enfrentamiento entre Victoria Tolosa Paz y Diego Santilli, cuando la esposa de Pepe Albistur pretendió apagar a su contrincante diciendo incansable e insoportablemente "y entonces, por que´perdieron", y así hasta el infinito de la tolerancia.

O, cuando Nicolás del Caño, en vez de discutirle a José Luis Espert sus propuestas liberales lo acusaba de todo, hasta de la mala campaña de Boca. Patético.

Para rematar este disparate llegaron las juras, "por el no pago de la deuda externa", por "la libertad de Milagro Sala", por "la patria grande" o por lo que fuere. Parafraseando a Dostoievsky, si la seriedad no existe, todo está permitido.

Pero ese es el nivel de los diputados, personas llenas de panfletos y vacíos de ideas que van a ocupar sus bancas por cuatro años cobrando 350 mil o más pesos por mes, simplemente por no hacer nada que le sirva a la gente.

Pero vale la pena no perderse los juramentos. Son tan largos y complicados que no se sabe por qué los demandaría Dios o la Patria el día de mañana cuando no cumplan sus compromisos.

Pero el problema mayor que cargan estos juramentos tan guionados como patéticos es, como decíamos más arriba, por banalizar la representación política. Quien jura por Maradona, por un presidente fallecido por la marihuana, se está riendo de la confianza que le despositó aquel votante cuando decidió elegirlo para que lo represente.

Sin desperdicio

Los juramentos son tan variados como desopilantes y solo les faltó jurar por la vuelta del "Muñeco" Gallardo o por las empanadas salteñas. Si hasta hubo una apología a la marihuana.

Es posible que los nuevos diputados se agotan en pensar en un juramento original y se quedan sin energía por ello durante los próximos cuatro años pensando en esa porción de texto con los cuales sacan patente de revolucionarios.

Después se pelearán por cualquier cosa, se separarán por ello y harán hincapié en menudencias. Mientras tanto presentarán proyectos tan locos como banales como podría ser el "día de" algo o de alguien que se hará viral seguramente porque por la estupidez de la propuesta.

Los liberales como Milei y Espert no quieren convivir en una bancada y se ve que el liberalismo les pegó duro porque su individualismo les impide ponerse de acuerdo. Defienden tanto la individualidad y el sálvese quien pueda que para ellos ya dos son una multitud, la masa o un colectivismo.

Como decía, los juramentos no tienen desperdicio. Algunos pidieron echar al FMI del país que es uno de los socios lo que demuestra al menos una total falta de hospitalidad y de afecto societatis. Otros juraron por Kirchner quien devolvió como un exagerado pagador, unos 9.000 millones de dólares cuya tasa era de un 4 por ciento y tomó a los pocos días unos 6.000 millones a Venezuela con una tasa del 15 por ciento. ¿qué hubo a cambio de este formidable negocio a la república bolivariana?

Una delirante absolutamente fuera de eje juró ¡¡por Maradona!!! y cualquiera se podría preguntar ¿por qué no por Gallardo? Eso sí que es un juramente sesgado. Y para completar, una pelea absurda y desproporcionada por una presidencia de bloque legislativo.

La dura realidad

Pero a no desesperar, todo esto es parte de la endogamia en la que vive la casta política o esa nueva nobleza feudal parasitaria que debemos sostener.

Afuera de la política, la realidad sacude con todo. Según un informe de la UCA, el 43,8 por ciento de los argentinos se encuentra por debajo de la línea de pobreza, es decir, un poquito menos que la mitad de la población. Además, el 65 por ciento de los menores de 18 años son pobres, el 65 por ciento de las mujeres y el 55 por ciento de los varones no tienen trabajo.

Después de la pesificación asimétrica, la dirigencia argentina fue construyendo esa miseria nacional y después de vender soja a 600 dólares la tonelada y de "fumarse" los fondos previsionales de los argentinos.

El país tomó deuda en dólares al 15 por ciento anual, le pagó al Club de París casi el doble de lo que se le debía y estatizó YPF al doble de su valor real. Luego, el gobierno que le sucedió a esto endeudó al país con dólares que nunca vimos o que deambularon por las cuevas para irse luego al exterior. Hurgar en estas cosas nos conduce al escepticismo, que es una buena manera de adentrarse en el objetivismo y comenzar a ver la realidad tal como es y no como suponemos o nos "sugieren" como verla.

Ezequiel y los radicales

En el marco de una pelea radical por la presidencia del bloque de la UCR o del Interbloque, y que estuvo a punto de una ruptura impensada e inesperada después de la victoria del 14N, Ezequiel Galli decidió estrechar filas con el radicalismo local, y más ligado a Evolución aunque sin excluir a otra línea, al propiciar el ingreso de Belén Vergel al Concejo Deliberante en reemplazo de María José González quien trabajará desde ahora en el área del Ejecutivo. A todo esto sorprendió José Eseverri metiéndose en la interna radical y poniéndose al lado de Martín Lousteau.

La jugada de Ezequiel favorece el acercamiento de ambos actores de Juntos por el Cambio y posiblemente impida la conformación de un bloque radical con la integración de Sebastián Matrella para volver a funcionar juntos, radicales y macristas en un mismo bloque.

La maniobra aperturista del Intendente contribuye a limar asperezas entre ambas facciones, y es una manera de contradecir el faccionalismo tan característico de la política nacional.

Y cobra aún más valor cuando en la Nación el espacio se estaba prendiendo fuego por el dominio de una colina menor.

No son malas las internas pero todo tiene su dosis y oportunidades. La discusión entre Yacovitti-Lousteau contra la línea de Gerardo Morales fue desproporcionada para el objetivo que se disputaba. El internismo o faccionalismo, propio también del peronismo y de todos los espacios políticos distraen del verdadero objetivo que debiera tener la política que es el de solucionar los problemas de la gente y ayudar mejorarles la vida. Quizás, el conflicto nacional contribuyó a ir en otro sentido y a que ambas fuerzas se preocuparan por buscar coincidencias y no divergencias.

Camporistas y moderados

En lo local todo continúa en movimiento manteniendo la inercia de las elecciones. Podría decirse que lo mucho o poco que logró juntar Eduardo Bucca van a realizar un plenario el lunes o martes en el Club Mariano Moreno. El bolivarense parece haberse dado cuenta de que debe armar algo político para comenzar a disputarle la hegemonía seccional del Frente de Todos a César Valicenti.

De todos modos, el diputado de Hinojo terminó capitalizando la remontada que le permitió a Bucca acceder a una banca en el Senado provincial.

Es por ello que el premio fue el de designarlo presidente de su bloque en la Cámara Baja, y, como no es tonto, ya comenzó a acercarse con lo que podría ser ese peronismo moderado entre el que está el buquismo, al que por ahora no llega, no llegó, y si pudo alguna vez, se le fue cansado de la falta de protagonismo.

El desafío de Bucca es lograr liderar a ese peronismo, incuido el eseverrismo, y seducir a figuras como la de Adriana Capuano, por ejemplo, y a un massismo que tiene algunos tironeos con el kirchnerismo duro.

Quizás ese era el lugar de Liliana Schwindt, pero la ex diputada nacional ya habría conseguido un conchabo con la Ministra de Gobierno, Alvarez Rodríguez, en el área de asuntos municipales. Eso si que es rapidez política. Liliana llegó más tarde que Capuano a La Corriente, la línea de la sobrina nieta de Eva Perón, pero fue ganando terreno hasta ser hoy su representante en la Séptima y logró una banca para Thelma Cazot e integrarla al bloque del FDT.

Divisible por dos

Liliana quien se negó, por lealtad a Valicenti, a plantear un cisma o alguna independencia de entrada y menos aún cuando la presidenta del bloque es su propia esposa Mercedes Landívar. Dicen que Juan Sánchez esperaba cumplir esa función pero nuevamente se le habría frustrado ese anhelo.

En tanto, Sergio Massa cosecha acuerdos con La Cámpora al defender su ley contra la reelección indefinida que le abre las puertas al camporismo, también al massismo a los municipios del Conurbano, que es uno de los lugares por donde pasa el poder en Argentina.

Tanto el tigrense como Máximo Kirchner coinciden en no voltear la ley por una cuestión de supervivencia, pero se han disparado algunos roces en su propia tropa. Es que Facundo Moyano se fue del espacio luego de algunos entredichos de altísimo tono con el encargado de Aubasa, Ricardo Lissalde.

El hijo de Hugo se habría ido con el jefe de la Caba, Horacio Rodríguez Larreta, y desde allí, el titular del gremio del peaje terminó apoyando a Dante Camaño (aliado de Larreta) en Mar del Plata en las elecciones dentro del gremio gastronómico, lo que evidenciaría su actual posicionamiento político.

Licenciados

Mientras casi la mitad de la población debe resignarse a padecer en la ´pobreza mientras otro porcentaje escucha como la miseria le está tocando el timbre, la clase política solo se preocupa por ver como perpetuarse en el poder.

Desde hace un año ya tenían preparado el amparo contra la ley 14386 que prohibe la reelección indefinidad de los intendentes y de los cargos políticos.

Los barones del Conurbano encontraron una concejal del municipio de Islas Malvinas para que ponga la cara y la firma y la Justicia le otorgó la cautelar abriéndoles a los intendentes las puertas a la eternidad, pero del poder.

De todas maneras, algunos alcaldes ya habían pedido licencia para no completar el mandato y tener la posibilidad de presentarse nuevamente en 2023. Entre tantos licenciados se encuentra además Jorge Macri quien se fue a la CABA como ministro de Gobierno, el intendente de Merlo, Gustavo Menéndez también se licenció dejando su gestión al cuidado de su hermana, tal como si fuese un familiar más a quien se debe cuidar a causa de alguna enfermedad.

La edil de Islas Malvinas se llama Andrea Pavón y desde ahora los intendentes le deben la eternidad. En tanto, y como un avance más sobre la Corte Suprema, el ministro de Justicia presonó diciendo "no creo que la Corte se anime a declarar inconstiucional la ley del colegio de la Magistratura" lo que en buen romance sería una apretada.

Una plaza seca

La Plaza de Cristina, aunque cursi, diría Sabina, fue una plaza seca, sin árboles ni flores. Se la organizó dentro de la disputa interna con el Presidente y se le dio ese contenido.

El motivo fue el de conmemorar los 38 años de democracia, pero el contenido fue otro. Efectivamente, no fue el de poner en valor el sistema sino que fue transformada en un acto del partido gobernante, con mucho relato partidario, con panfletos de campaña y escaso contenido general para propios y extraños.

La Plaza de Cristina fue el marco de discursos pletóricos de relatos y consignas desarticuladas, con omisiones graves de quien posiblemente fue el principal actor político de la democracia y los derechos humanos. Pongamos que hablo de Raúl Alfonsín, diría Joaquín Sabina,

Fue el Presidente que se animó a juzgar a las tres juntas militares, con la Justicia de la democracia y cuando los "milicos" todavía mantenían un pleno poder de fuego. Pero también, y justo cuando se necesitaba eso, fue quien mantuvo un criterio universal y no partidario de la política de los derechos humanos.

Es sabido como razona Byung Han, que en esta era de la información concebida como mercancía, el relato (también las fake news), por su alto contenido emocional, suele ser más eficaz que la verdad.

Es que estamos viviendo en una especie de infomanía y en ésta se valora mucho más la eficacia por su valor de consumo que la verdad como parte de la ética de la comunicación. Y la política abusa de este poder emocional y mercantil del relato.

Por ello, y sin hacer un análisis de contenido, lo cierto es que los discursos, salvo el de José "Pepe" Mujica, el resto de fue un compendio de autodefensas o panfletos contra enemigos particulares o de turno.

En cambio, el del ex presidente uruguayo fue el único que destacó a la democracia como el mejor sistema, perfectible, sí, pero el mejor, subrayó y tal vez fue así porque de los que estaban allí, fue el único que padeció el no haberla tenido.

Sí, y siguiendo con la misma metáfora, a la Plaza de Cristina le faltaron flores y esa humildad generosa que tiene la vida. Y sobreabundó el resentimiento, la soberbia y las excusas narcisistas justo en un momento en el que se debe construir.