Cacho Fernández - cfernandez@elpopular.com.ar

El Gobierno intuye que pierde el poder y ya se lanzó a la calle a embarrar el escenario. Primero salió Grabois a hablar de sangre y de saqueos, luego la CGT, a través de Pablo Moyano a (¿?) "defender la democracia". ¿De quien o de quienes?. ¿A quienes les habla Moyano?, a ellos mismos, a los movimientos sociales, al kirchnerismo duro? ¿és un reproche o una acusación a Cristina por su hostilidad contra Alberto. Las advertencias se parecen demasiado a profecía o anticipaciones.

No es la primera vez que sectores de la antidemocracia llaman a defender la democracia. Es la escenificación del engaño, de la farsa. Están intuyendo que pierden y quieren patear el tablero para finalizar la partida. 

Ya pasó en otros momentos. Durante los últimos tramos del gobierno de Raúl Alfonsín o aquel fin de año de Fernando de la Rúa, cuando los barones del Conurbano con Duhalde a la cabeza pretendieron ponerle fin ominoso a un gobierno que no era el suyo.

"Chacho" Alvarez le había dado el primer cachetazo, luego los saqueos que ahora amenaza veladamente Grabois en modo de advertencia, y posteriormente la ineficiencia de De la Rúa completó el cuadro, pero la estrategia había generado el golpe institucional, el mismo que se querría dar ahora y que vienen perpetrando desde la misma entraña del Gobierno. Y todo se va deslizando sobre el terreno resbaladizo de la crisis y precipitandose todo hacia el abismo.

Pero Pablo Moyano, que de democracia no parece saber mucho que digamos, convoca a una marcha con la consigna de defender el régimen cuando debería llamar a defender el salario y su poder adquisitivo. Moyano dibuja una preocupación que no parece tener. Los gremios cegetistas, al menos gran parte de ellos tampoco son portadores del drama popular. Nunca lo fueron, y siempre fueron los primeros en salvarse junto al resto de la dirigencia.

Son estos momentos extraños y paradójicos en los que los autoritarios y fascistoides convocan paradójicamente a defender la democracia cuando son los primeros que la presionan desde todos los ángulos. El mismo Gobierno incurre en otra paradoja. Hace una semana, la Vicepresidenta convocó a un acuerdo cuando ella no lo puede lograr con su dirigido, elegido y obediente presidente.

¿Es el momento del cinismo que completa el drama nacional?. La estrategia parece demasiado clara y es la de forzar la renuncia de Alberto, pero también, tanto Cristina como los sectores duros del kirchnerismo le temen a esta eventualidad porque deberían tener que gobernar y encabezar el ajuste que no quieren hacer ellos. 

Que lo haga Alberto u otro, pero no ella ni ellos. Y es el ajuste el famoso fantasma que están intentando eludir hacer pero la tienen a una Batakis huérfana de poder para poner la cara y aplicarlo. Si no fuera por ello, ya lo hubiesen mandado a Alberto con Fabiola y el poder estaría en manos de su compañera de fórmula y a la vez jefa.

Lo único que la detiene es la perspectiva del ajuste ineludible que debe hacer. Pero su ADN la conduce a presionar incansablemente y rozar la fábula del escorpión y la rana. Pero va hasta el río y se vuelve porque no quiere transitar ese viaje tan problemático y suicida a la vez. 

Cristina quiere el poder como a nada en el mundo, pero también hoy le teme como a nada y le quemaría en las manos. Juega con él en el marco de una patológica histeria, en tanto su hijo, Máximo, quiere ir por más o por todo con absoluta impunidad, así se lleve puesta la cabeza del Presidente.

Roles invertidos

El mecanismo de deseo y represión se habría invertido. Ahora es el hijo quien desea acabar con el suplicio de tener que cargar a Alberto, y parece ser Cristina, su madre, la que lo vive frenando. Simplemente porque la manija la debe agarrar ella y no su hijo, pero Máximo aplica aquello de Jauretche y parece decirle a su madre: "animémonos, andá y hacete cargo". 

La situación parece estar dentro de un grotesco puesto que sería Cristina quien desea ponerle un freno a su hijo en su afán casi adolescente de poder.

Dicen que la voracidad de Máximo ya asusta a propios y extraños. Tanto sería así que no solo Cristina lo quiere moderar sino que además, el diputado provincial, César Valicenti, habría pretendido también encauzar toda esa energía de Máximo hacia la moderación.

César Valicenti se desenvuelve en un escenario más demandante de posturas centristas y por ello que no le queda otra alternativa que alimentar ese modelo para poder prosperar en su afán de manejar el peronismo/kirchnerismo seccional.

Ya tiene de por sí un panorama algo complicado en Olavarría puesto que debe dirimir entre dos candidatos camporistas y un espacio con una interna inesperada en la que de pronto, además, se entremezclaron sus aliados de siempre, Miguel y Guillermo Santellán, ya que ambos apoyan al otro postulante, Federico Aguilera y no al que promueve César, el titular de la Ansés Maxi Wesner, quien hoy está en plena campaña con regional previsional incluida, la que se perdió durante el gobierno de Vidal cuando la trasladó a Tandil. 

Ahora, el mismo Wesner confirmó el deseo de constituir una Ansés regional para la Séptima Sección Electoral con un claro fin proselitista. La idea es vindicativa pero el problema sería utilizar esta instancia para generar mayor cantidad de empleo político cuando la gente ya no da más y cuando la misma ministra de Economía de la Nación promete congelar el empleo público, sea por capacidad o por la sola captación económica de la militancia.

Otra regional ¿y más empleos?

Algunos sectores que aprueban una regional de Ansés en Olavarría como cabeza de Sección, no están muy de acuerdo que se lo mencione al camporista alvearense Bernabé Leinenn para coordinar esa flamante regional. Al menos es la versión que viene circulando. "hay gente más capaz para poner allí y son de Olavarría", dijo un especialista previsional.

En realidad, el haber trasladado el Centro de Cómputos a Tandil durante la gestión de Cambiemos fue una decisión que generó algunas controversias. En aquella oportunidad de lo vio como un privilegio para un municipio radical, esto es, del palo de la coalición gobernante. Y bueno, ahora vendría la revancha y así indefinidamente. Total, esas marchas y contramarchas las paga Juan Pueblo.

Aquella vez fue una mala decisión, y hoy tiene su contrapartida. 

"Es un proceso de reorganización para optimizar y ganar eficiencia. Nos sustrajeron la mesa de cómputos, hay que dividir las regionales y en ese proceso se está trabajando. La ministra de Economía dio un mensaje y estipuló que no van a haber más altas y se va a hacer un reordenamiento interno", explicó Maxi Wesner, "y para ello no hay altas nuevas", prometió.

Enfatizó además que "Olavarría debe ser sede regional de la Ansés y también del Pami. Creo que debemos ser cabeza de región y que deberíamos contar con una regional de la Séptima", subrayó el titular de la Udai local.

Con el traslado del Centro de Cómputos durante la gestión de Cambiemos se benefició a Tandil y se perjudicó a Olavarría. Ahora se recorre un camino a la inversa. El problema es que no se engrose el gasto estatal porque se sabe bien que esos recursos de algún lado deben salir, o de nuevos o aumentos de impuestos, o endeudamiento o de la maquinita de hacer billetes. Y todo eso lo paga la gente con la inflación. Así de simple pero también de trágico.

Un dato más para tener en cuenta. La regional de Tandil acabó empleando unos 35 fnncionarios, así que se podría hacer un cálculo similar para la olavarriense, aunque algunas estimaciones hablan de entre 20 y 25 empleados nuevos . Es decir, una "banda" como se suele decir vulgarmente.

Interna y gremios

Pero si La Cámpora iría con dos precandidatos a intendente, el PRO también presentaría dos caras para la lista seccional. Ya se lo menciona a Diego Robbiani, representando a Diego Santilli, mientras Dalton Jáuregui sería apadrinado por Cristian Ritondo para una banca en la Cámara Baja provincial.

En tanto, más de una veintena de gremios se reunieron anteanoche en el salón de los Gráficos para buscar la unidad sindical con los sindicatos que le responden a Miguel Santellán. Los gremios que lidera José Stuppia designaron a cuatro referentes con el fin de lograr la tan ansiada unidad gremial olavarriense, pero tan dificil de lograr.

¿Quien se devalúa?

¿Es el dólar o el Gobierno lo que se devalúa diariamente?. Salvo en la dictadura, pocas veces se ha visto a una Argentina tan perdida, tan carente de rumbo y de calidad institucional. La situación económica es deplorable y la capacidad del gobierno para sacar el país a flote es practicamente nula. Ahora ¿es la condición política del Gobierno la que causa este descalabro económico, o es al revés?.

El desconcierto general se refleja, por ejemplo, en la situación institucional del Club Independiente, hoy copado por el fascismo moyanista que asombrosamente convocan a una marcha para defender la democracia en un club en el cual están negando las elecciones libres que reclaman los mismos afiliados. ¿Qué pueden saber de democracia los Moyano cuando el modus operandi de esta gente es y ha sido siempre la imposición y el patoterismo y el bloqueo de las empresas y de la expresión libre?.

Como en Independiente, el problema nacional es político. No es que el peso se devalúe todos los días, sino que es el mismo Gobierno el que se está devaluado.

El club de Avellaneda es una metáfora del país. No hay rumbo porque la conducción es también lamentable. La Vicepresidenta cree, como supondría la pseudoizquierda, que es la macro estructura económica la que determina los problemas políticos, cuando, como lo pensaría Perón, la relación es inversa: es la política la que ocasiona los males o los bienes económicos. 

Basta con mirar hacia atrás para darse cuenta de esto. Efectivamente, Raúl Alfonsín no pudo con la hiperinflación por la inestabilidad política de su gobierno, y algo similar le sucedió a Fernando de la Rúa. En tanto que Menem pudo generar una pax económica a partir de la reconstrucción del liderazgo presidencial y aplicar una sola directriz económica. 

Entonces, es la política la que determina la situación económica y no a la inversa por lo que es posible, entonces, que el dogmatismo marxista haya sostenido una hipótesis causal errónea durante muchos años, aunque discutida acertadamente por otros autores y otras prácticas políticas.

Hoy por hoy, el Gobierno no posee un liderazgo claro -o peor aún, tiene dos con sentidos contrarios- no tiene plan, ni rumbo, ni nada, y solo posee una energía negativa y egoista para atacar a la Corte Suprema de Justicia pero solo en defensa propia. 

El país presenta cada vez más un modelo conservador y neoliberal, los trabajadores pierden todos los días una porción de poder adquisitivo de sus salarios y los jubilados cobran apenas 100 dólares al mes. En ese marco, el resto vive entre la carencia y la indignidad.

Megafiestas

"Hecha la ley, hecha la trampa", se dice comunmente. Desde hace mucho tiempo, varias entidades sociales y deportivas son utilizadas por sociedades inescrupulosas para llevar a cabo negocios muy rentables como las megafiestas en clubes deportivos u otras entidades sociales. 

Las sociedades organizadoras del espectáculo contratan a nombre de las entidades sin fines de lucro y sacan jugosas ganancias al transferirles a los clubes y entidades sociales toda la responsabilidad civil y penal del evento.

Hagamos una simple cuenta para calcular la rentabilidad de este formidable negocio al que se le calcula cierta evasión al fisco. Se calcula que entran unas 7 mil personas por cada fiesta que abonan unos 1.500 pesos mínimos en concepto de entrada más el gasto de bebida. ¿Es un negocio controlado por el Estado o va todo en negro?. ¿La duda ya está sembrada y tanto es así que, según dicen, la Provincia estaría advertida de estas maniobras que podrían ser muy dañosas para las entidades sociales y deportivas si el día de mañana le cargan lo que revelen los controladores fiscales. Ya tienen muy en claro que son megafiestas, con megarentabilidades y posiblemente con megaevasiones. Ahora solo resta que alguien le ponga fin a estos negocios para pocos que se estarían llevando la parte del león mientras les dejan a las entidades sociales todos los perjuicios a cambio de prestar inocentemente sus nombres.