Silvana Melo

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Las disputas por el poder se dirimen en cada espacio. Baldosa por baldosa. Desde el sindicato hasta la sociedad de fomento. Desde la seguridad hasta la educación. Es este último territorio el que, desde hace veinte días, se volvió campo de una batalla partidaria interna (o casi) donde las fichas son los delegados de cada jefe.

El regreso de Nora Ambrosis a la política educacional y sus mudanzas partidarias (hoy de la mano del PJ Santellán), el desplazamiento de Anahí Carbone (Flor de Randazzo) y la historia que las cruza a ambas desde 2007 (fecha de asunción de José Eseverri en sociedad con Alicia Tabarés y de Daniel Scioli) son bocados de cardenal en la crónica de los últimos siete años del peroeseverrismo y del perokirchnerismo en la ciudad.

Pero, además, son puntas de un iceberg que irá asomando en el segundo semestre del año y que desnudará la pelea por la hegemonía en el peronismo, a partir de las referencias en Daniel Scioli y Florencio Randazzo, decididos precandidatos presidenciales. Por ahora, los representantes más lanzados son Guillermo Santellán y Gonzalo Bagú, preparados ya para las primarias.

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