Cacho Fernández - cfernandez@elpopular.com.ar

Hace unos días, un estudiante universitario le preguntaba a su profesor cuál era la diferencia entre los cuadernillos de educación y el ministro de Ilustración Pública y Propaganda del nazismo, Joseph Goebbels. "te juro que no supe que responder porque cualquier respuesta era muy dura", me dijo. 

Aclaró luego que no conocía en profundidad la doctrina del nazi y por eso no se había animado ante una pregunta tan crucial que lo colocaba en una encrucijada. "Goebbels utilizaba la mentira, el relato, y quería culpar de todo a los judíos, de eso me acordaba, y supongo que el cuadernillo pretende mezclar todo y responsabilizar de todo lo que pasa y lo que pasará a la oposición", dedujo. 

"Me pareció, por la comparación confusa y equivocada que hacía, que para el cuadernillo esta vez los judíos eran los opositores. El antisemitismo de Goebbels se representaba esta vez, -comparó este profesor-, en una suerte de demonización del neoliberalismo y del macrismo "pero lo peor no es esto sino que pretendía comparar la dictadura con un gobierno de la democracia".

Y me quedé pensando en esa estructura lógica tan peculiar de utilizar el golpe militar para demonizar al opositor y transformarlos en el chivo expiatorio de los males actuales. Algo similar hizo el nazismo con el judaismo para instalarse en Alemania en la pre-2da. guerra mundial.

Pero más allá de esto, lo peligroso es este cuadernillo del Ministerio de Educación es que acaba banalizando la dictadura porque la despoja de su escencia anticonstitucional y de lo que significó el terrorismo de Estado, allí donde precisamente radica su carácter demoníaco, para luego emparentarla, por intención electoralista, con una identidad democrática opositora. Una mezcla brutal de cosas producto de la ignorancia o del atrevimiento irresponsable ("la ignorancia es atrevida", dice el refrán). "Es posible que este estudiante exagerara con la comparación, pero tan lejos de la verdad no estaba", admitió luego este profesor.

¿Ignorancia o desaprensión?

Cuando escuchamos la concejal quilmeña uno se puede dar cuenta que esa chica llegó a la banca sin haber pasado siquiera por la secundaria. ¿Fue ignorancia o idiotez?, no se sabe, pero su discurso fue horroroso, en síntesis, un verdadero y demencial disparate.

Al sector que incurre en esto no parece importarle que lo demoníaco de la dictadura no fue ni el neoliberalismo, ni la trasnacionalización de la economía sino el terrorismo de Estado y la maquinaria represiva que pusieron en marcha. Esta concejal, el Ministro de Educación y todos aquellos que hacen comulgar forzosamente y solo por una lógica electoral a la dictadura con la democracia es porque o no entienden nada o no les importa absolutamente nada del dolor que padecieron treinta mil familias argentinas, por lo menos. 

Cada 24 de marzo, el cristinismo pone en marcha una maquinaria de peligrosa banalización de la dictadura. Algo que fue trascendente por su brutalidad, lo transforman en algo banal, trivial, insustancial o de poco interés o trascendencia. 

Banalizar, entonces, significa precisamente eso, darle ese carácter a la mayor masacre que ha sufrido el país durante la última dictadura militar. Al parecer, para algunos sectores del oficialismo, lo importante es que la dictadura aplicó el neoliberalismo y no el terrorismo de Estado. Al Ministerio de Educación y al oficialismo solo le interesa pegarle a la oposición e ir preparando el voto para 2023, pero la tragedia humana de la dictadura no los conmueve.

Entonces, comparar un gobierno democrático con una dictadura genocida es inmoral, es no tener en cuenta ni el terrorismo de Estado ni el aparato represivo que actuó durante esos años. Pero nada de eso les tocó y tampoco pueden empatizar con quienes lo padecieron.

Varios espacios

No cabe ninguna duda que La Cámpora, con su poder callejero, le envió una advertencia al Presidente emplazándolo a acatar sus políticas de oposición al acuerdo del FMI o caso contrario, debiera irse. Porque, como dijo Larroque, solo tiene un poder electoral del 4% y además "Cristina fue quien lo eligió". Más duro y claro, imposible. El Gobierno está roto y le será muy difícil gobernar hasta 2023.

El kirchnerismo duro no quiere el acuerdo con el FMI porque le obstruye llevar a cabo el plan platita y además no quiere el control del Fondo cada tres meses. La interna se simplifica allí, en esos dos ejes y nada más. Esa misma fractura se reflejará en cada lugar, en cada distrito provincial y Olavarría no será una excepción. (Este internismo, similar al de 1975, parece ser el ADN de los gobiernos peronistas).

El diputado Eugenio Casielles, del partido que conduce Javier Milei, anticipa eso, pero redobla la apuesta al decir que las fracturas también se extenderán a Juntos por el Cambio entre "halcones y palomas" pero que ellos seguirán como hasta ahora, "no tenemos charlas con nadie, tampoco con José Luis Espert, y continuaremos como estamos, creciendo con nuestra propuesta de libertad en todos los órdenes. Pero no tenemos una agenda compartida con nadie".

Y agregó que "hoy por hoy hay cuatro espacios, por un lado el peronismo ortodoxo, el kirchnerismo por el otro, y en Juntos, los halcones y las palomas", tras lo cual destacó que no tienen ningún acercamiento con Espert.

Cristina no quiere hacer el trabajo sucio con el ajuste y se lo quiere dejar a quien venga porque intuye que van a ser derrotados. Ya ordenó desempolvar "Unidad Ciudadana" para romper el FDT con lo que es posible que La Cámpora también se alinee en el espacio utilizado por Cristina en 2017. El dilema es cómo harán para desprenderse de las cajas que hoy manejan como Aerolíneas, Pami, Anses, YPF y otras, y si están dispuestos a soltarlas.

Si fuera cierto lo que dice Casielles, También en Olavarría habría dos candidatos dentro del FDT (Milesi y Rodríguez, ambos dentro del massismo) y dos en UC, (Aguilera y Wesner) ambos camporistas. Y una Paso en Juntos porque el radicalismo apostaría al impacto negativo que le ha producido el caso de los terrenos en el electorado de Ezequiel Galli para intentar ganar el Municipio. Creen que el tema "ya le pegó en la línea de flotación", opinan, y eso los anima a una Paso.

Nuevos jugadores

Por este tema comenzaron a allanar casas de personas sospechadas de estar implicadas y eso habría alentado al diputado y jefe de bloque, Cristian Ritondo, a lanzarse contra el intendente local como parte de una avanzada contra los jefes comunales del espacio. 

Ritondo y Galli discutieron fuertemente luego de que el diputado nacional dijera que "hay que recomponer el PRO", dando a entender de que el espacio o bien no estaba en Olavarría o bien, si seguía existiendo, tendría fallas. El legislador habría cortado la comunicación con una despedida no muy amigable, lo que incorpora a la relación un tono inesperado. Luego lo animó a Dalton Jáuregui a lanzarse como pre-candidato, quien ya está armando su línea con algunos ex dirigentes, fomentistas, grupo de mujeres y estuvo mirando tres locales para fijar su domicilio político en la ciudad. Ritondo, quien pugna por ser gobernador, busca alinear a quienes tienen el poder territorial, esto es, los jefes comunales, y avanza sobre ellos y explotando sus flaquezas.

En tanto, el Peronismo Republicano, de Miguel Pichetto y Mario Cura, hacen una interpretación de lo que podría ser el gusto de la gente y anuncian no solo la construcción de un espacio de centro-derecha sino también anuncian la candidatura del ex senador Pichetto para las próximas Paso de 2023.

En tanto, el massismo si bien no es Ucrania, tampoco es Disneylandia. Dicen que Eduardo Rodríguez, quien se lanza como pre-candidato a intendente, ya no le responde al referente de Massa en la Séptima, Ricardo, "Ñato" Lissalde, y genera algunos descontentos el hecho de que "Eduardo se muestre con dirigentes de La Cámpora, como si les obedeciera", apuntan algunos independientes con tono de reproche.

Tardanza y claroscuros

Los derechos humanos afortunadamente se instalaron en el país gracias al accionar de los embrionarios organismos y luego al rol de algunos políticos como Raúl Alfonsín, Alfredo Bravo, Carlos Auyero, Simón Lázara, Graciela Fernández Meijide, ¡y todos ellos en plena dictadura!!! con la ignorancia y el desinterés de otros dirigentes partidarios que o bien o se desentendieron o bien llegaron en 2003, (bastante tarde), es decir, unos veinte años después. Antes, el propio peronismo, al menos algunos dirigentes, pretendían avalar con los militares la ley de autoamnistía, y durante esos años, algunos gremialistas promovían la creación de un partido masserista. 

De todos modos llegaron. Después de dos décadas de apartarse de la escena nacional, descubrieron los derechos humanos y de inmediato quisieron adueñarse del tema. 

Pero aportaron algo valioso. Promovieron derogar las leyes de Obediencia Debida y Punto Final lo que permitió continuar con los juicios esta vez juzgando a los cuadros subalternos protagonistas también del terrorismo de Estado. Y eso fue un gran aporte y merece un fuerte reconocimiento. Sin embaro, como contrapartida, se apropiaron del tema y, quitándole su universalidad, lo transformaron en una política exclusiva y excluyente del partido gobernante. 

Lo utilizaron para la interna al punto que el "Cuervo" Larroque al calificar a Alberto F. como el presidente de los 4 puntos por el escaso porcentaje que sacó Florencio Randazzo en 2017 cuando Alberto era su jefe de campaña. 

Larroque lo trató ni más ni menos de ser un "cuatro de copas". Pero la arrogancia y la ceguera del camporista no le permite ver que fue Alberto quien le abrió a Cristina la puerta de La Rosada y del poder. Como dicen en el Senado los albertistas, "si querían un Chirolita lo tenían a Parrilli", pero seguramente no les hubiese dado los votos para ganar.

Lamentablemente, el 24 de marzo dejó de ser una fecha de convocatoria pluralista y pasó a ser una excusa para dirimir una interna muy similar a la de la Alianza. Solo falta que la Vice abandone el barco como lo hizo Chacho Alvaarez y ponga en riesgo la gobernabilidad. En tanto, entre tanto embrollo y promiscuidad política y moral, los muertos y los desaparecidos durante la dictadura siguen esperando su homenaje.

Goriladas

El 24 de marzo suele traer consigo un sinnúmero de conflictos pero también de disparates. El jueves, el hijo de la Vice se descolgó con una "gorilada", según las categorías peronistas, como las expresadas por Fito Paez y Daddy Brieva, dos advenedizos de la política que quieren demostrar que "se han dado cuenta" de la existencia de la dictadura y la realidad. Ambos se tiraron contra el electorado porteño (por opositor, seguramente) y Máximo hizo lo mismo, descalificando el voto popular. Para el peronismo, el gorila es el "antiperonista" pero por sobre todo "antipueblo". Entonces, nada más reaccionario y gorila que despreciar y restarle valor al voto de la gente. Si así empieza Máximo su carrera política, con ese odio a los votantes opositores, imaginemos qué podría llegar a ser gobernando.

Por el modo de abordar el tema, algunos exponentes del kirchnerismo incurren primero en la banalización de algo tan trágico como lo fue la masacre ocasionada por el terrorismo de Estado y en segundo lugar transfiere su propia confusión y su ignorancia de suponer que la crueldad de la dictadura estuvo en el "neoliberalismo", como plan económico, y no el de haber puesto todo el aparato del Estado al servicio del terror represivo. 

Creer esto es no comprender lo que pasó. Anteponer un plan económico sobre la represión padecida por miles de argentinos es no haber entendido el valor de los derechos humanos, la pérdida de las garantías individuales, sociales y políticas y por pura ignorancia o desaprensión, banalizan las desapariciones forzadas, los secuestros, las torturas, y todo el bagaje de perversidades y crueldades que trajo consigo el terrorismo de Estado.