Cacho Fernández
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El relato kirchnerista representó el terrible intento de matar la verdad -entendida como correspondencia con lo real- y la vigencia del "todo vale", hasta la mentira, sólo basta tener astucia para enunciarla.

El gobierno anterior encarnó la fiel representación de la posverdad, pero el macrismo la continuó aplicando. El grotesco de una desocupación o pobreza menor a la de Alemania y un dólar a valores irrisorios producto del cepo, o los guarismos increíbles de una inflación dibujada, fue continuada por falsas promesas de reducción de la pobreza, o de la inflación o lo que fuere. La diferencia radica en que el tandem Cristina-Moreno falseaban la realidad, en tanto que Macri miente sobre las promesas o los vaticinios. Los pecados son similares porque ambas son mentiras.

Los revolucionarios del Mayo francés exhortaban a que se les diera promesas y no realidades. Era una manera patológica de mantener en pie las falsas esperanzas.

La esperanza tiene buena prensa, dice Gabriel Rolón, y tiene razón. La promesa incumplida genera irritación, sea en el plano político como también individual. Y lo que está suscitando Macri con tantos vaticinios o promesas erradas es una burla rayana en la irritación.

La mentira kirchnerista también irritaba porque la realidad era elocuente. Aristóteles definía a la verdad como la correspondencia entre el enunciado y la realidad. Es decir, el enunciado "este celular que tengo ante mis ojos es negro", será verdadero solo sí el celular sea un celular y además negro.

Cuando Moreno pretendía instalar una pobreza inferior a la de Alemania o un índice de inflación menor al 30 por ciento anual estaba matando a la realidad. Es decir, además del cinismo existía un crimen ontológico. Y eso también irrita y mucho. Como vemos, el común denominador entre el kirchnerismo y el macrismo es la irritación social.

Sin la verdad no se construye nada y mucho más si ésta está asentada sobre un desconocimiento de la realidad. La promesa falsa o incumplida puede ser un pecado de necedad, ingenuidad o cinismo, pero el falseamiento de los datos de la realidad es pretender hacer creer que la realidad es otra a la que el común de la gente está viendo.

La posverdad es la intención de instalar el relativismo más absoluto, el todo vale, también la mentira, el de generar la peligrosa idea de que "todo está permitido". Sería el extravío definitivo del sentido de la vida y de la historia.

Cada uno con sus problemas

Macri está en problemas. Los números en el Conurbano no le dan y eso no es poca cosa. Los problemas que tiene allí son los mismos que Cristina revela en el Interior. Cada uno en su propio país. Las provincias castigan a la ex presidenta por el ninguneo y el autoritarismo anterior y el Presidente sufre la reacción conurbanística por su modelo de ajuste.

No en vano el Gobierno todavía no abandonó su plan B basado en una posible candidatura de María Eugenia Vidal para la Presidencia. La Gobernadora le saca veinte puntos de ventaja a Macri en el gran Buenos Aires y está a diez de Cristina.

Mientras tanto, massistas y peronistas alientan una unidad con Cristina porque creen que el "juntarse" o el "amontonarse" va a significar una "unión" para la gente. 

Es muy probable que la denominada unidad no sea una suma sino una resta en este escenario electoral, y Macri lo sabe. Por eso es que últimamente subió a Lavagna al ring y lo analoga a Cristina como parte del "pasado anacrónico", colocándose él en lo que sería el "futuro". Es decir, el oficialismo insiste en instalar a lo intangible y a lo simbólico como ejes electorales para correr a la gente de las preocupaciones cotidianas del desempleo y la inflación. El problema para Macri es que estos temas son los que la gente privilegia hoy y podrían ser los ejes centrales por donde pase la elección. Según la misma encuesta realizada por Synopsis, en un escenario de balotaje, Macri perdería con Lavagna, con Solá y con Massa, y le ganaría tanto a Cristina como a Agustín Rossi, es decir, de la única manera que podria salir airoso sería contra el kirchnerismo puro.

El tandem Macri-Durán Barba lo sabe y por eso mismo buscan juntarlos a todos en el imaginario social como la contrapartida de una grieta más ampliada.

El juego peronista

Es por ello que Ezequiel Galli procura una polarización en Olavarría, pero no con José Eseverri sino que la puja final sea contra Federico Aguilera. Aunque un escenario de tercios también lo podría favorecer.

En ese marco, cada uno atiende su juego. José Eseverri busca afianzarse con Alternativa Federal intentando una representación de Roberto Lavagna en lo local. Ya habló con Marco, su hijo quien antes había hablado con Liliana Schwindt, y todo estaría encaminado para que el ex intendente sea la cara visible del economista en Olavarría. 

Al mismo tiempo, Mario Cura se puso en contacto con Oscar Romero, el principal operador de Juan Manuel Urtubey, se fotografió con el y subieron la foto al twitter. ¿Será nuevamente candidato?. ya lo intentó en 2003, cuando le ganó una interna histórica a Jorge Larreche pero luego la perdió cuando éste decidiera con su segunda línea desviar los votos peronistas en dirección a Helios Eseverri en vez de canalizarlos por Mario Cura. 

Lo mismo había ocurrido después de la interna entre Pedro Pareja y Mario Méndez, cuando las heridas posinternas terminaron beneficiando también a Eseverri quien se restregaba las manos toda vez que el peronismo resolvía sus problemas a través de las internas. Porque en el peronismo "quien gana la interna conduce y quien pierde le juega en contra".

Mario y su Cruz

Mario Cura tiene muy buena relación con José Eseverri y es posible que se resuelva en una lista de consenso. Solo restaría que el massismo consolide su fuerza y que Santellán decida con quien alinearse. De todos modos, Cura debe luchar contra un supuesto intento del oficialismo de cooptarle al abogado Cruz Arouxet para la lista de concejales o hacerlo luego de una negociación.

El diputado César Valicenti, de Unidad Ciudadana, habría "vendido" la unidad del peronismo hacia arriba, la candidatura de Germán Aramburu se la terminó abortando. Algo así como que "le escupieron el asado". Es que César aspira a encabezar la lista seccional y la unidad de Olavarría y Azul le sumaba muchos puntos. Pero Hernán Ralinqueo, de 25 de Mayo compite por lo mismo, y si el legislador de La Cámpora no logra abrochar la unidad, se le podrían complicar sus aspiraciones de liderar la lista seccional.

Germán, Luciano y Carolina

Germán Aramburu se postula como un candidato del centro peronista, mientras que Aguilera representaría al kirchnerismo, en tanto que Eseverri y Cura serían la cara de Alternativa Federal sin los K. Tanto Lestelle como Aramburu insistirían con la unidad entre ambas grandes líneas. Germán irrumpió de pronto en una realidad algo adormilada y puso a discutir al peronismo. Ya lo habría invitado Miguel Santellán a una reunión con los comerciantes por el Estacionamiento Medido y habría recibido el apoyo de algunos gremios liderados por Camioneros. También le dio su apoyo Adriana Capuano y las Mujeres Peronistas.

En tanto, Ezequiel Galli, si es que no tiene que enfrentar al radicalismo en una Paso, se dispondría a armar su lista de concejales. ¿Quien será el primero de la nómina? ¿Será Luciano Blanco para ocupar el sillón de Amparo Castro ante una licencia transitoria o definitiva de Galli?. 

Probablemente Carolina Espinosa sea la segunda de la lista aunque algunos exponentes de Cambiemos la prefieren encabezando porquel, como suelen argumentar, "Carolina, además de su experiencia, tiene un excelente manejo político con el resto de las bancadas". Ambos encarnan dos perfiles diferentes y por ahí antagónicos. Lo cierto es que el Intendente optaría por funcionarios propios para armar nómina de concejales. 

Radicales 

El radicalismo está dispuesto a competir en las Paso locales, no quieren participar de la mesa de Cambiemos porque "no se cumple con lo que se promete".

Suponen que en Olavarría tienen el 9 % del padrón electoral en votos y que van a permanecer en Cambiemos mientas Daniel Salvador sea candidato a Vicegobernador.

Pero se mueven de distintas maneras. Por ejemplo, en Quilmes estarían negociando ir con Roberto Lavagna. En realidad, no quieren perder su identidad que los emparenta históricamente con el denominado "nacionalismo popular", aunque todavía no está todo dicho.

En lo local, se quejan de que a los candidatos "los elija el Intendente", dicen, pero las negociaciones todavía ni siquiera comenzaron. Por lo tanto, más allá de que se escuchen sordos y no tan sordos ruidos en la interna de Cambiemos, todavía falta mucho para que la sangre llegue al río.

Amoralidades y calenturas 

Cristina Kirchner intentó cubrir la realidad con el velo de la mentira, Macri (también Scioli) con la envoltura del discurso pastoral y voluntarista, y la promesa vacía. Ambos modelos de poder parecen estar agotados. El primero se agotó cuando la gente comprobó que todo era una ficción, el segundo sufrió el descrédito desde Menem y la ilusión del salariazo y la revolución productiva. 

Entonces, con o sin otros actores (eso lo dirá el votante) Argentina tiene el deber de "darse cuenta" de todas estas falacias y la misión de procurarse un proyecto diferente, basado en la verdad y en la eficacia política. ¿Quien lo encarnará? ¿serán los mismos actores o serán otros?. Lo importante es que, más allá de quien encarne ese desafío, es que los argentinos no se dejen entrampar más por la mentira.

Días atrás, el inefable Guillermo Moreno cometió el sincericidio de pedirles a De Vido y compañía que "no canten". 

"Cantar" es confesar una verdad, por lo tanto Moreno admitió que la causa de los cuadernos podría ser una absoluta verdad, también el choreo, la coima, la extorsión con la obra pública, el lavado de dinero público, esto es, de todos los argentinos. El cinismo de Moreno es inconmensurable, de eso no queda ninguna duda.

Moreno adopta una terminología marginal y propia de una época para incluirse por la fuerza en un sector setentista en el que jamás participó. 

Cree que es "cool" hablar de esa manera, lo mismo que Cristina cuando pretende mimetizarse en un setentismo idealista del que no participó jamás. Pero ellos se meten por la ventana de ese pedazo de historia y lo terminan contaminando con el discurso prestado y el choreo impune.

Lo de Macri esta semana, desde la acusación a su padre recién fallecido hasta el acting de una supuesta calentura, completa este escenario tan amoral de búsqueda y sostenimiento del poder que caracteriza a este país.