Pirotecnia y altas temperaturas: recomendaciones para el combo de fin de año
El golpe de calor es uno de los mayores riesgos que corren nuestros perros y gatos en verano; a diferencia de las personas, ellos no tienen glándulas sudoríparas en el cuerpo, por lo que no pueden regular su calor corporal mediante el sudor; por el contrario, lo hacen a través de jadeos y del sudor que se elimina por las almohadillas plantares. En el caso de los gatos, a través del lamido; explicaron los referentes de la Comisión de Pequeños Animales del Colegio de Veterinarios de la Provincias de Buenos Aires.
Es indispensable que "nuestros animales tengan disponible agua limpia y fresca, espacios amplios y ventilados con sombra, y bajo ningún caso dejarlos dentro de los autos; y en caso de hacerlo, deben quedar con los vidrios semiabiertos", explican los especialistas. Además, recomiendan reorganizar las rutinas: darles de comer y sacarlos a pasear en horarios menos calurosos. Parece una tontería pero hace toda la difencia en estas épocas.
Asimismo, señalan que es probable que presenten algún síntoma ante posibles cuadros de deshidratación; por lo que sí están sufriendo vómitos y diarrea, es recomendable que sean atendidos a la brevedad, sin esperas; en esos casos, se debe concurrir al profesional veterinario de la manera más rápida; y si el mismo no está disponible acercarse a la guardia más cercana lo antes posible.
En diciembre también comienzan las vacaciones escolares, lo que conlleva que muchas familias se tomen unos días; y es imprescindible decidir qué es lo mejor para nuestro perro o gato. Como primera recomendación, es fundamental que no se queden solas durante un tiempo prolongado, por eso es importante contar con un tercero a cargo. Además, no se debe olvidar entregar todos los datos del veterinario por si fuese necesario recurrir a él e indicar si está recibiendo algún tipo de tratamiento, o si es alérgico a algún producto.
Por último, en este combo de fin de año, la dinámica de los días festivos expone a las mascotas a sufrir estrés por exceso de ruido y explosiones. Debido a su sensibilidad auditiva, los ruidos fuertes pueden causarles pánico y provocar conductas no habituales como escapar sin rumbo y perderse, lastimarse, lastimar a las personas. Además, pueden padecer palpitaciones, taquicardia, jadeo, salivación, temblores, sensación de insuficiencia respiratoria, aturdimiento y pérdida del control, entre otros. En estos casos, se debe consultar al médico veterinario para considerar la utilización de alguna medicación que evitará momentáneamente estas situaciones, dependiendo de cada caso particular.
La principal recomendación es ubicar a nuestros animales en un espacio donde estén cómodos, con sus juguetes habituales, comida, agua y algún sonido con el que estén familiarizados; y evitar arrojar pirotecnia cerca de los perros y gatos.
En este sentido, la urgencia de seguir regulando el uso de pirotecnia es evidente y debe abordarse desde una perspectiva integral. Desde el Colegio de Veterinarios de la Provincia de Buenos Aires expresan la necesidad de reflexionar sobre este tema desde un abordaje cultural, social y una perspectiva comunitaria que también tome en cuenta los riesgos silenciosos que impactan en la salud pública y en el medio ambiente, por ende en todas las personas y animales. ¡Pirotecnia cero!