Recomendaciones para evitar los golpes de calor
La cartera sanitaria nacional recomienda consumir mucho líquido, preferentemente agua fresca durante todo el día, aun si no se tiene sed, así como también evitar el consumo de infusiones calientes, bebidas alcohólicas y aquellas con mucha azúcar.
Además, el Ministerio de Salud sugiere que tanto niños como adultos mayores eviten exponerse al sol, especialmente entre las 10 y las 16, que permanezcan en lugares frescos y consuman frutas y verduras como principal fuente de alimentación. A su vez, se aconseja utilizar ropa clara y fresca.
En relación a los niños y niñas menores de 6 meses, es conveniente que la madre ofrezca el pecho con más frecuencia que la habitual. Para los niños mayores de 6 años, se recomienda ofrecerles bebidas en forma constante, aunque no lo pidan, como forma de evitar la deshidratación.
El golpe de calor se produce por la pérdida de agua y sales esenciales que el cuerpo humano necesita para el buen funcionamiento. Entre sus síntomas, pueden presentarse fiebre, sed intensa, sensación de calor sofocante, piel seca, dolor de estómago, falta de apetito y náuseas, dolor de cabeza, mareos e incluso desmayo. En los bebés, también puede observarse la piel irritada por la transpiración en el cuello, pecho, axilas, pliegues del codo y en la zona del pañal, irritabilidad y llanto.
En caso de que aparezcan síntomas es importante concurrir al médico; intentar bajar la temperatura del cuerpo con paños fríos o con un baño en agua helada; ingerir agua; permanecer en un lugar fresco y ventilado y no consumir medicamentos antifebriles.
Si bien cualquier persona puede sufrir un golpe de calor, los más vulnerables son los bebés; los niños pequeños; los mayores de 65 años de edad y quienes padecen enfermedades crónicas, respiratorias o cardíacas; hipertensión arterial; obesidad y diabetes.
Mascotas. Los síntomas del golpe de calor en los perros son temperatura corporal superior a 42º C; taquicardias; jadeo excesivo; lengua pegajosa y decolorada o demasiado oscura; estupor y tambaleo, con posible pérdida de conciencia; diarrea y vómitos. Si la mascota sufre alguno de estos síntomas después de una exposición al calor o al sol se recomienda llenar una bañera de agua (con agua no muy fría y sin hielo) y bañarlo hasta que le baje la temperatura.