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La celebración de la Virgen del Rosario de San Nicolás genera multitudinarias procesiones. En nuestro país, su presencia ha provocado una devoción que congrega a peregrinos de las más lejanas provincias.

Todo comenzó en San Nicolás a unos 240 kilómetros de la Capital Federal, el 25 de septiembre de 1983 cuando la Virgen se mostró a una vecina de esa ciudad. Ese primer día manifestó: "Cerca de ti quiero estar, el agua es una bendición. Soy la patrona de este lugar y me harán un santuario. Cumplid mi palabra". En sucesivas "visitas", la Madre siguió dejando mensajes que llaman a la paz y a la conversión.

¿Qué le diremos en este nuevo 25 al celebrarla? Madre, ayúdanos a volver a Dios, a ser mensajeros de este mensaje como vos lo expresaste: "Volver a Dios con todo lo nuestro".

Hoy como ayer o mejor, más que ayer, estamos necesitados de esa presencia mariana, que venga a visitarnos, a alentarnos en la marcha como familia como pueblo creyente y mariano. Que el gozo de su presencia, despierte en nosotros un amor de ofrenda y gratuidad de servicio y de intercesión.

Desde Santa Lucía, Diócesis de San Nicolás estamos viviendo una novena muy particular: bajo el lema "abrazamos con Avemarías a las familias en duelo y lo ofrecemos a la Madre", visitamos las familias que perdieron un ser querido en esta pandemia. La ermita donde nos congregamos desde hace 17 años será "una pequeña réplica" del homenaje a la Madre en comunión con cuantos se encuentren en San Nicolás. Cubriremos de pétalos nuestra pequeña imagen, mientras el himno brotará de nuestros corazones. ¡¡¡Ruega por nosotros Dulce Madre Nuestra, Virgen del Rosario de San Nicolás!!! Que este himno a Nuestra Señora del Rosario de San Nicolás quede resonando en cada corazón y se acreciente en todos y en cada uno el deseo de la Madre: "Volver a Dios".

(*) Consagrada a la Virgen, Santa Lucía.