"Esto le va a permitir tener una calidad de vida que de otra manera hubiera sido imposible. Aunque va a convivir con los audífonos toda su vida, le van a permitir comunicarse. En pocos días ha tenido un cambio maravilloso en su vida", reseñó.

Hace exactamente dos meses, el hombre contó a EL POPULAR cómo fue el proceso judicial hasta que finalmente la niña fue operada. Ahora se le colocaron los artefactos y por fin pudo escuchar.

Consuelo es una niña de 4 años, hija de Sergio Zapata. La pequeña padece hipoacusia profunda y, luego de una interminable batalla legal con el IOMA, lograron que la obra social afrontara los costos de la millonaria intervención, que finalmente se concretó.

La primera intervención se realizó en abril, donde le colocaron los implantes cocleares, y ahora le pusieron los procesadores de audio.

"El trabajo demandó aproximadamente una hora y media, porque le tuvieron que colocar el procesador, que nosotros conocemos como audífono, y luego pasarle información desde una computadora. Se revisaron si respondían los electrodos y el nervio auditivo, y finalmente todo anduvo bien", sintetizó Zapata sobre cómo fue la operación.

"Se le hicieron distintos estímulos con sonido y no, para que ella pudiera comenzar a identificarlos. Fue el ‘encendido’ y se chequeó que anduviera todo", repasó. "Ella respondió a los estímulos", contó con alegría.

El trabajo de las especialistas es vital porque Consuelo, hasta ahora, jamás había escuchado nada. "Todo es muy pedagógico... la hicieron sentar y jugar para que vaya reconociendo que existe el ruido. El audífono ya quedó encendido y está en un volumen muy bajito, porque en sus cuatro años siempre estuvo en un profundo silencio y ahora de repente comienza a escuchar", señaló el hombre.

"Ella tiene una edad biológica, pero auditivamente recién nace y por ahora para ella todo es ruido, por lo que tiene que ir dándole forma y conocer a qué corresponde cada cosa", sumó.

En los próximos meses, el procesador se irá calibrando y luego Consuelo podrá hacer una vida normal, tomando una serie de recaudos. El valor del artefacto ronda los 250.000 dólares y la obra social (IOMA) se negaba a solventar tanto ese costo como el de la propia operación, hasta que luego de una batalla judicial finalmente la niña por fin recibió el implante.

"A ella y a nosotros nos va a cambiar la vida", abrevió Sergio Zapata. "Ahora ella escucha y responde bien", dijo.

"Ella venía sabiendo lo que iba a pasar, por eso toleró todo y no se sorprendió. Está contenta, pero no es una alegría desbordante", indicó sobre cómo reaccionó la pequeña al escuchar los primeros sonidos.

"Queda mucho camino por delante. Tenemos que ir a una fonoaudióloga especial que trabaja con estos implantes y luego seguiremos con las profesionales de acá", mencionó. Consuelo deberá tener muchos cuidados, pero podrá tener una vida prácticamente normal. "Por ahora está en un nivel muy bajo de volumen, que tiene que ver con el procesador... Consuelo nos escucha, aunque a veces prefiere no hacerlo porque toda su vida fue silencio", contó.

"Hace poco más de una semana que está escuchando", se emocionó Sergio. "Nosotros creíamos que le iba a cambiar la vida de un día para el otro, pero en realidad es un proceso y hay que tener paciencia", reveló.

"Es todo un proceso: tiene que saber cómo se llama cada cosa y después empezar a nombrarla, por eso tenemos mucho trabajo con la fonoaudióloga", añadió.

"Le tenemos que hablar como a un adulto, para que ella no se equivoque al aprender por su nombre. Le va a costar porque hay una etapa que ya la perdió, lo ideal era que tuviera poco más de 2 años, pero por el litigio no se pudo hacer. Igualmente no es tarde, sí hay que trabajar mucho con la fonoaudióloga, y con ella los mensajes tienen que ser cortos y claros", detalló Zapata

"Ella tiene que aprender cómo se llama cada cosa. Ella sabe qué es un perro, pero ahora, cuando lo escuche ladrar, tiene que asociar el sonido y eso le va a llevar un tiempo", amplió.

La condición de Consuelo era la más compleja. "Era sorda total y ahora se despertó de ese profundo silencio en el que vivía", relató el padre, y recordó que mediante la intervención que se hizo en abril a la niña se le colocaron los implantes cocleares, que ahora con el audífono puede escuchar.

"Se sorprende y le gustan los ruidos, pero por ahora escucha muy bajito. Por el tema del frío y la pandemia, por ahora no ha tenido contacto constante con otras personas y entornos", repasó. "Lo acepta bien, pero por ahora para ella todos son ruidos, porque tiene que ordenar su cerebro y darle un contenido a cada uno: identificar cada uno... es un trabajo muy básico y hogareño, y cuando se acostumbre creemos que le va a ir bien", asentó.

"En mi vida he tenido muchas batallas, muy grandes. Pero me siento un afortunado, hemos ganado la mayor de las batallas en favor de Consuelo", concluyó Sergio Zapata.