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La figura de Henry David Thoreau aún hoy genera incomodidad aunque el camino que siguió en su vida fue coherente con aquello que pregonada. Cuando pensó que las respuestas estaban en la natauraleza se fue a vivir a los bosques. Cuando se negó a pagar impuestos a un estado esclavista terminó en la cárcel pero luego escribió un tratado sobre desobediencia civil cuyas repercusiones llegan hasta nuestros días.

Aunque voces como la de Kathryn Schulzs, quien escribió un articulo en el 2015 para el New Yorker, lo ven desde otro punto de vista. "El verdadero Thoreau estaba, en el sentido más amplio de la palabra, obsesionado por sí mismo: narcisista, fanático del autocontrol, inflexible en que no necesitaba nada más que él mismo para comprender y prosperar en el mundo" afirma.

A favor o en contra, lo cierto es que todos están de acuerdo con que su fascinación por vivir despojado lo convirtió en uno de los naturalistas más importantes y aquellas cuestiones que para algunos son contradictorias dieron origen a una forma de ver el mundo.

En los últimos años Ediciones Godot comenzó a publicar sus obras, con un plus en el diseño de tapa e interiores, y es una buena forma de no sólo volver a leer sus textos sino también poder analizar sus reflexiones.

"La noche y la luz de la luna" es una serie de cinco ensayos que juntos explican el deleite que Thoreau encontraba en la naturaleza y que la gran mayor parte de los hombres no ve. "Los hombres hablan de manera muy superficial acerca de la luz de la luna, como si conocieran bien sus cualidades y las menospreciaran" escribe en el primero de los textos, que da nombre el libro. No hay más que dejar llevar por una escritura austera para poder ver con sus ojos. Como gran cronista que es, describe minuciosamente lugares y sensaciones.

En "Los colores del otoño" otra vez su de cronista nos permite caminar a su lado por los bosques, mientras que el naturalista encuentra a cada paso una especie vegetal que avanza.

"La sucesión de los bosques" es la transcripción del discurso que brindó en la Sociedad Agrícola de Middlesex. Thoreau también se desempeñaba como Ingeniero Agrónomo y de esta forma narra el proceso de evolución en las plantas y la importancia de toda una cadena de situaciones para que las semillas viajen y luego crezcan.

"La orilla del mar es una especie de territorio neutral, un punto ventajoso para observar este mundo" piensa en "El mar y el desierto" donde narra su experiencia en el agua y describe los lugares que van recorriendo con puntos de referencia históricos.

Para el final, Thoreau reflexiona acerca de la evolución del mundo y la asimila con una fruta. "Manzanas silvestres" es un ensayo histórico y naturalista que sorprende.

Más allá de la polémica, son innegables los muchos aportes de Thoreau. Su narración simple, aunque abundante en detalles, lo hacen único. Y a eso hay que sumarle una voz a veces poética y a veces onírica que enriquecen el texto de una manera absolutamente bella.